Junqueras se ofreció a firmar él en solitario la compra de urnas para el referéndum ilegal
El vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras, se ofreció, antes de que el Ejecutivo catalán declarara desierto el concurso público para la compra de urnas, a hacerse cargo en solitario de la firma para culminar el proceso de adjudicación, con el fin de desbloquearlo.
Según han explicado a Efe diversas fuentes conocedoras de las conversaciones, Junqueras, que es también conseller de Economía y Hacienda, llegó a poner sobre la mesa un borrador de acuerdo mediante el cual asumía el proceso para la adquisición de las urnas para el anunciado referéndum ilegal del 1 de octubre sobre la independencia de Cataluña.
La idea no prosperó, pero puso de manifiesto las tensiones de las últimas semanas entre el PDeCAT y ERC en el seno del Govern a raíz del debate sobre la compra efectiva de las urnas, una compra que fuentes independentistas consideran que puede marcar un «punto de inflexión» en el choque judicial con el Estado por el referéndum.
Precisamente, el pasado 20 de junio el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña acordó investigar la querella de la Fiscalía contra la consejera de Gobernación, Meritxell Borràs, y un ex cargo de su departamento por licitar las urnas para el referéndum.
De hecho, las tensiones por las urnas se remontan a Semana Santa, cuando ya hubo fricciones internas en el Govern por el debate sobre quién debía firmar las órdenes relativas a los preparativos del referéndum y, por lo tanto, quedar expuesto a una querella.
Públicamente, el pulso quedó zanjado el 21 de abril, con la firma solemne del Govern en pleno de un manifiesto de «compromiso con el referéndum», pero puertas adentro, y en medio de un gran secretismo, el PDeCAT y ERC pusieron en marcha un nuevo núcleo duro de decisión y planificación estratégica, encabezado por el presidente catalán, Carles Puigdemont, y Junqueras y con presencia de responsables de ambos partidos, ex dirigentes de relieve y entidades soberanistas.
Este núcleo duro —al margen de los encuentros que ya se venían celebrando anteriormente cada martes con presencia de la CUP y de la presidenta del Parlament, Carme Forcadell— ha ido coordinando discretamente la estrategia hacia el 1-O, con reuniones aproximadamente cada 48 horas.
Semanas antes de que la portavoz del Govern, Neus Munté, anunciara este pasado martes que las dos empresas con opciones de proveer las urnas del referéndum no habían sido homologadas al no cumplir todos los requisitos técnicos, Puigdemont ya dejó caer en círculos internos que el concurso podía quedar desierto.
Días después, según las diversas fuentes independentistas consultadas, Junqueras planteó un borrador de acuerdo en el que se proponía asumir el encargo para la adquisición de las urnas.
Desde las filas demócratas dentro del Govern, el gesto de Junqueras fue interpretado como un órdago para forzar al Ejecutivo en bloque a desencallar la compra de urnas o, en su defecto, asumir él personalmente el encargo, aun a riesgo de ser objeto de querella, pero el documento, según estas fuentes, «no era jurídicamente sólido» y ya había un procedimiento abierto por Gobernación, por lo que no llegó a ser analizado por el Consejo Técnico del gobierno.
En cambio, en sectores republicanos había recelos por el proceso de licitación impulsado por Borràs y por las «reticencias» que, según las fuentes consultadas, percibían en algunos altos cargos del PDeCAT —como el secretario del Govern, Joan Vidal de Ciurana, o consejeros como Jordi Jané o Meritxell Ruiz— a estampar una firma colectiva en acuerdos que podrían comportar consecuencias penales.
Tampoco faltaban voces en el PDeCAT que apuntaban a que ni Junqueras ni el consejero del departamento bautizado como de Asuntos Exteriores, Raül Romeva, a quien Puigdemont encargó la organización del referéndum, estaban impulsando con suficiente diligencia los preparativos del 1-O.
Descartado el concurso puesto en marcha por Borràs, y con el calendario para desplegar los preparativos del 1-O estrechándose cada vez más, el Govern tiene ahora las manos libres para proceder a una adjudicación directa para proveer las urnas.
Una posibilidad es que haya una firma colectiva para la provisión de urnas, en la que todos los miembros del Govern de forma solidaria asumirían el encargo, una eventualidad que, según las fuentes consultadas, podría llevar a alguno de ellos a replantearse su continuidad en el Ejecutivo catalán.
De hecho, fuentes de ERC y la CUP admiten que llegará un momento en que, para seguir avanzando cuando haya un veto de los tribunales al decreto de convocatoria del 1-O, tendrá que haber actitudes de «desobediencia», y dudan de que aquellos altos cargos reticentes ya ahora a dar determinados pasos aguanten entonces la presión.