Moncloa se prepara para una nueva crisis Sánchez-Iglesias en la negociación de los Presupuestos

El PSOE y Podemos mantienen muchas diferencias sobre las partidas de los presupuestos, los apoyos para sacarlos adelante y cómo responder ante una posible petición europea de ajustes

Sánchez
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, en el Congreso.
Joan Guirado

Cuando lo peor parecía haberse superado, con la gestión de la pandemia, los Presupuestos Generales del Estado (PGE) amenazan con romper la estabilidad del Gobierno de coalición. La falta de apoyos parlamentarios de PSOE y Podemos, que se sostienen gracias al malabarismo parlamentario, pone en riesgo la cohesión del Ejecutivo. Sus socios preferentes, los separatistas catalanes y vascos, han vuelto a hacer gala de su inestabilidad y les han advertido que, de momento, no cuenten con ellos. Se saben poderosos, con el botón de hacer caer al Gobierno en la mano, y marcarán sus tiempos y sus exigencias.

Ante ese escenario, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias discrepan sobre qué camino seguir para lograr sacar adelante las cuentas públicas. Ése es, más allá de la misma elaboración de los Presupuestos que avisan fuentes gubernamentales «también traerá tensiones», el principal escollo a día de hoy. Ambos han hablado del tema en público y en privado. El primero para poner calma. El segundo para echar leña al fuego. Los morados no quieren ni oír a hablar de la posibilidad de tener que pactar los PGE con los partidos representantes de la derecha en la Cámara Baja. La alternativa si no cambian de postura, le avisan sus socios del PSOE, «son nuevas elecciones».

Cuando se firmó el acuerdo de coalición muchos ya advirtieron que la gran prueba de fuego sería la elaboración, tramitación y aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. Aunque de izquierdas y progresistas los dos, PSOE y Podemos son partidos muy distintos. Los primeros, con experiencia de gestión, son conscientes de que el dinero público no es ilimitado y hay que priorizar y hacer caso a estamentos superiores como Bruselas. Los podemitas, sin embargo, hablan de esos recursos como una hucha sin fondo y se niegan a cumplir con los compromisos adquiridos anteriormente a nivel financiero.

Pero antes del trámite presupuestario llegó un virus desconocido que, durante varias semanas, ya puso a prueba la coalición. Lo vivido durante la gestión de la pandemia, aseguran fuentes gubernamentales, «sirvió para saber cada uno hasta dónde puede llegar». No obstante señalan que «eso no es garantía de nada». En el Consejo de Ministros que aprobó la declaración del estado de alarma, a mediados de marzo, la tensión fue escalando hasta tal punto que varios ministros socialistas exigieron a Sánchez el cese de Iglesias con el amago de dimitir ellos si no lo hacía. Al final, el presidente logró calmar las aguas. Pero la tensión sigue. Y seguirá.

Las principales diferencias las defienden por un lado Iglesias junto a su núcleo duro de Podemos -Irene Montero, Alberto Garzón y Manuel Castells- y el sector económico ortodoxo del Ejecutivo -Nadia Calviño, María Jesús Montero, José Luis Ábalos y José Luis Escrivá-. Aunque la pretensión de Moncloa es que estos sean unos Presupuestos muy expansivos y progresistas, la ministra de Hacienda tendrá que parar los pies a Iglesias y los suyos en más de una ocasión, según reconocen en su entorno. Eso avivará las grietas y subirá el tono de las declaraciones públicas de los ministros.

A todo eso, recuerdan fuentes gubernamentales, «que Europa no nos acabe obligando a hacer ciertos ajustes» -que descartan por el momento- o, por culpa de la aritmética parlamentaria, «tengamos que hacer alguna cesión muy importante a los partidos de la oposición a cambio de sus votos». Desde el PSOE reconocen que «si bien nosotros tenemos la cintura política para hacerlo, que Podemos vaya a aceptar un trágala de esas características lo vemos más complicado». Y la solución, ¿cuál es?, se preguntarán ustedes. Nadie la sabe. Todos llegan a esta negociación con la mejor de las voluntades pero conscientes de que «todo pende de un hilo, como siempre».

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