Moncloa desoyó el aviso de Seguridad Nacional sobre una pandemia pero presume de un plan antigarrapatas
En una respuesta parlamentaria, el Gobierno detalla sus actuaciones para desarrollar la Estrategia de Seguridad Nacional, en la que se avisa de una posible pandemia
El Ejecutivo de Pedro Sánchez no vio venir el coronavirus, que ya ha provocado más de 41.000 muertos en España, pese a que, desde 2017, la actual Estrategia de Seguridad Nacional avisaba del desafío de una pandemia. En cambio, en una respuesta por escrito en el Congreso, Moncloa destaca que, en cumplimiento de esa Estrategia, se elaboró una guía sobre las «picaduras de garrapata», entre otras cuestiones que nada tienen que ver con la crisis del Covid-19.
Como viene siendo ya habitual en su contestación a las preguntas de control por escrito, el Ejecutivo elude cualquier autocrítica y evita admitir que no se preparó para una pandemia como la actual. En su lugar, da un extenso rodeo: expone los diferentes planes aprobados, decisiones y protocolos, pero evitando cualquier mención a la crisis el coronavirus, pese a ser ese el objeto de la pregunta.
La Estrategia de Seguridad Nacional instaba a desarrollar planes de preparación «ante desafíos sanitarios» como una pandemia
En esa pregunta, el diputado de ERC, Joan Josep Nuet, buscaba conocer las actuaciones realizadas por el Gobierno para anticiparse a la pandemia de coronavirus, en el marco de la Estrategia de Seguridad Nacional.
En concreto, «cuándo se revisaron por última vez los planes de preparación y respuesta ante riesgos específicos» y si «se hizo entre diciembre de 2019 y marzo de 2020», además de si se tomaron medidas para «garantizar la atención adecuada» a personas que accediesen a España con enfermedades infecciosas de alto riesgo o procedentes de países con casos confirmados.
Posibilidad de pandemia
En un aviso rotundo, la Estrategia de Seguridad Nacional instaba a «reducir la vulnerabilidad de la población a los riesgos infecciosos cuando es factible (por ejemplo, mediante la vacunación), la probabilidad de introducción de riesgos infecciosos (por ejemplo, mediante el control e inspección de mercancías en frontera), así como la probabilidad de transmisión interna de enfermedades (por ejemplo, mediante buenos programas de prevención y promoción de la salud o buenos sistemas de saneamiento)». Todo ello, esencial «para minimizar los riesgos y su posible impacto sobre la población».
Ya entonces, Seguridad Nacional veía «necesario reducir la vulnerabilidad de la población y desarrollar planes de preparación y respuesta ante amenazas y desafíos sanitarios» e insistía en que el número de enfermedades emergentes y de situaciones de riesgo había aumentado en las últimas décadas. Un incremento que «ha venido de la mano de un cambio global rápido que está modificando la relación del ser humano con su entorno» y ante el que España es especialmente vulnerable: «Un país que recibe más de 75 millones de turistas al año, con puertos y aeropuertos que se cuentan entre los de mayor tráfico del mundo, un clima que favorece cada vez más la extensión de vectores de enfermedades, con una población envejecida y una situación geopolítica polarizada».
Sin plan
En su respuesta, el Ejecutivo elude cualquier mención a la crisis del coronavirus, pero en su lugar sí presume de la «revisión y actualización periódica de los planes de preparación y respuesta» aunque referidos a enfermedades que actualmente presentan muy bajo riesgo en España.
Así, destaca la elaboración del Plan Nacional de Respuesta frente al virus del ébola o la actualización del Protocolo de vigilancia de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo. También, añade, «se elaboró la Guía de actuación ante picadura de garrapatas, dirigida a los servicios de atención primaria», un procedimiento de manejo de la infección por virus Zika durante el embarazo y en recién nacidos, un plan para la erradicación de enfermedades animales, otro de vigilancia sanitaria en fauna silvestre o un programa de vigilancia sanitaria porcina.
El Gobierno señala también, como informó OKDIARIO, que, en agosto de 2019, se aprobó la realización de un ejercicio de Seguridad Nacional «en el que se contemplaba un escenario de aparición de una epidemia de ébola». Un ejercicio que tenía previsto celebrarse en abril de este año y que tuvo que ser aplazado por la pandemia del coronavirus.
El Ejecutivo prosigue relatando el desarrollo de protocolos para la entrada en el país de animales o mercancías y las operaciones contra el tráfico de especies. También presume de que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado han desarrollado protocolos ante la «posibilidad de encontrarse con personas portadoras de algún tipo de enfermedad infectocontagiosa» o de «la actualización del inventario de equipos de protección individual de las unidades de fronteras y la formación de dichas unidades frente al virus ébola».
En definitiva, ni una mención a la actual crisis sanitaria. La Estrategia de Seguridad Nacional no es el único documento que Sánchez ignoró. Despreció incluso su propio informe, de 2018, en el que las pandemias figuraban como un reto urgente y por ello era «importante reforzar las labores de vigilancia y control por parte de los servicios de sanidad exterior como autoridad sanitaria en los puntos de entrada». Porque «hay determinadas infraestructuras y zonas especialmente vulnerables, como son los puertos, los aeropuertos y las fronteras terrestres, en las que es esencial contar con capacidades para detectar y reaccionar ante cualquier riesgo sanitario».
En octubre de 2018, apenas cuatro meses después de que Sánchez llegase a La Moncloa vía moción de censura, su director de Gabinete, Iván Redondo, destacó en el Congreso de los Diputados la importancia de la «detección precoz» en el caso de pandemias, además de la «necesaria comunicación adecuada de la información».
Redondo destacó en su intervención la «visión anticipatoria y de previsión» de la estrategia y avisó sobre la «complejidad de las amenazas y desafíos a los que tenemos que hacer frente en un mundo interrelacionado e interconectado».