Sanidad ha desoído 48 peticiones de la OMS para contar como muertos por Covid también a los sospechosos

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció ya el 11 de abril el parámetro para contabilizar los muertos en la pandemia del coronavirus. En el informe diario que ese día publicó el organismo internacional, se decía lo siguiente: «La OMS ha desarrollado la siguiente definición para informar muertes por Covid: la muerte por Covid-19 se define a fines de vigilancia como una muerte resultante de una enfermedad clínicamente compatible en un caso de Covid-19 probable o confirmado, a menos que exista una causa clara alternativa de muerte que no pueda estar relacionada con la enfermedad por Covid».

Esa nueva definición se plasmó en un protocolo con las «pautas internacionales para la certificación y clasificación de Covid-19 como causa de muerte». Hasta en 48 informes -los publicados día tras día por la OMS con la información sobre la pandemia- se avisó que los muertos sospechosos también debían ser considerados. Cuarenta y ocho avisos desoídos por el Gobierno de Pedro Sánchez, pese a que, insistentemente, el mismo presidente, el ministro de Sanidad o el portavoz técnico, Fernando Simón, se han amparado en las directrices internacionales para justificar su cuestionado sistema de conteo, que excluye a estos fallecidos. De incorporarlos, la cifra se dispararía.

El criterio de la OMS, por lo tanto, estaba claro. Los países debían considerar también los casos sospechosos, de los que el Ministerio de Sanidad nunca ha informado.

La OMS plasmó su criterio de nuevo en otro documento, publicado este domingo, con el fin de facilitar a los países a identificar a las personas fallecidas por Covid ante las diferencias de criterio por países. Una circunstancia que impide disponer de una comparativa fiable y que, en el caso español, infravalora el impacto de la pandemia. 

En ese informe, el organismo indica que el Covid-19 deberá registrarse en el certificado médico de fallecimiento como causa de muerte en todas aquellas personas que han perdido la vida como consecuencia de la enfermedad, o que se tiene una sospecha certera de que la infección contribuyó a su muerte. Por ejemplo, un paciente fallecido por síndrome de distrés repiratorio agudo a causa de una neumonía provocada por el virus.

También indica la OMS la necesidad de incorporar al certificado de fallecimiento si había sospechas de Covid en el caso de fallecidos con patologías crónicas, como diabetes o enfermedad pulmonar obstructiva crónica. O mujeres embarazadas que murieron por complicaciones a consecuencia de la infección. Obviamente, la OMS aconseja no contabilizar como fallecidos por Covid a las personas que, aún estando infectadas, hayan fallecido por causas totalmente ajenas a la enfermedad, como un accidente de coche, un infarto de miocardio o un cáncer.

Los datos irreales del Ministerio de Sanidad quedan en
evidencia con distintos recuentos publicados: el MoMo,
el INE o el balance del sector funerario

«Se deben incluir la mayor cantidad de detalles posibles a partir de registros médicos o pruebas de laboratorio», avisa el organismo.

Un balance irreal

Desde el inicio de la epidemia, el Gobierno ha considerado únicamente como víctimas a los fallecidos con coronavirus confirmado mediante prueba diagnóstica (en un principio sólo se consideraban incluso las PCR). Esto provoca que el balance de muertes -27.136, a 7 de junio- sea totalmente irreal.

Los datos del Ministerio de Sanidad quedan en evidencia con otros recuentos. El 27 de mayo, una actualización del Sistema de Vigilancia de la mortalidad diaria (MoMo), gestionado desde el 2004 por el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III, reveló un exceso del número de muertos en España, entre el 13 de marzo y el 22 de mayo, de más de 43.000 personas. El MoMo, cuyos datos proceden de los registros civiles, descubría así que en los momentos críticos de la pandemia habían fallecido 120.851 personas, frente a las 77.817 esperadas para ese periodo. El exceso, aunque no desglosa las causas de mortalidad, procedería en buena medida del coronavirus.

Esos datos coinciden con los aportados también desde el sector funerario. Un informe conocido el pasado 1 de junio -y que como contó OKDIARIO fue enviado al Rey- cifra en 43.985 las muertes por la pandemia, desde el 14 de marzo al 25 de mayo. La cifra refleja los muertos en residencias, domicilios particulares, además las muertes con sospecha de coronavirus.

En su informe, los funerarios incorporan además certificados de defunción de los fallecidos que no constan en los balances oficiales. Se trata de muertos con «sospecha» de coronavirus y otros en los que no se atribuye al virus la causa principal de la defunción.

También el Instituto Nacional de Estadística (INE) se mueve en esas cifras. La semana pasada se conocieron las conclusiones del estudio de estimación semanal de defunciones y el resultado es que la pandemia ha provocado desde principios de marzo 48.000 muertes más que en años anteriores. Desde entonces, y hasta el 24 de mayo, fallecieron en España 143.204 personas, muy por encima del año pasado. En concreto, una media de 47.998 muertos más. Aunque se indica que los datos «reflejan la mortalidad sin distinguir causas» y «no se puede medir de forma exacta el impacto de la pandemia Covid-19» el organismo sí reconoce que «se observa un considerable aumento en el número de defunciones en España».

Este lunes, el responsable del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, reconoció que habría que «hacer correcciones de los datos en un momento determinado para poder hacer comparaciones entre nosotros». Es decir, cambiar de nuevo el cuestionado sistema de conteo, que ya ha sufrido innumerables modificaciones.