Un médico de Urgencias describe la virulencia de la tercera ola: «Pasan de casa a la UVI en pocas horas»
El doctor Luis Díaz reconoce que "impacta ver llegar a pacientes jóvenes y sin patologías previas con cuadros muy graves"
"Irrita ver la actitud de unos pocos con esas fiestas masivas donde se agrede incluso a la policía"
"Estamos psicológicamente cansados, pero no hay más opción que luchar
El doctor Luis Díaz Izquierdo es médico de Urgencias en el Hospital Severo Ochoa de Leganés (Madrid). Sus ojos ya han visto mucho estos meses de pandemia, pero el doctor Díaz y su equipo aún consiguen emocionarse y sorprenderse por las cosas que siguen viviendo en sus guardias. «Es muy duro ver que a alguien que pasa, en cuestión de horas, de estar bien en su casa a tener que ingresar en una UCI». El doctor Díaz, como tantos otros sanitarios, podría escribir un libro con todo lo vivido en estos diez meses. Detrás de cada paciente hay una historia y en cada ingreso un misterio en torno al Covid, ahora con sus nuevas variantes, pese a que, poco a poco, vamos sabiendo más del bicho.
«Este fin de semana nos impactó el caso de un hombre de 50 años, que, en cuestión de pocas horas pasó de estar en su casa a tener que ingresar en la UCI», cuenta este médico de Urgencias en Madrid. «Fue un momento especialmente duro para todos», confiesa. «Al entrar, el enfermero del triaje avanzado ya notó que venía muy afectado, en situación grave, y lo llevamos al box vital. Tenía dificultad para respirar. Venía con cianosis, cuando los labios se ponen azules, que es síntoma de poca oxigenación. Con el saturímetro, vimos que saturaba por debajo del 80%, que es una cantidad de oxígeno bajísima. Le tumbamos en una camilla y le tuvimos que poner oxígeno con esa bolsa que llamamos reservorio».
Esos momentos son vitales y nunca quizá este mejor usada la expresión. «Con la dificultad que tenía para hablar y respirar, empecé a preguntarle. Me contó que había ido al Centro de Salud tres días antes con síntomas de un catarro, que le hicieron una radiografía que fue normal, pero que el test de antígenos dio positivo». La nueva radiografía en Urgencias desveló que, en menos de tres días, había desarrollado «una neumonía bilateral por Covid como las que hemos visto estos meses en miles de pacientes».
El doctor Díaz confiesa que les impactó mucho porque era «un hombre joven de 50 años sin antecedente alguno: ni fumador, ni hipertenso, ni diabético… nada no tenía nada… y se puso muy mal ya no en tres días, sino en horas. Él nos contó que empeoró de golpe la noche anterior y que aguantó lo que pudo hasta que se vino al hospital y en cuestión de minutos a la UVI». Este veterano médico de Urgencias relata lo duro que sigue siendo comunicar a alguien que lo mandan a la UCI. «Se me quedó mirando cuando se lo dije y, casi sin poder hablar porque no podía respirar, me preguntó: ¿Doctor, saldré de esta?. Notas en sus ojos la mirada del miedo, del temor, de la incertidumbre… El qué me va a pasar». Todo ello, necesariamente a los ojos de otros pacientes en un ambiente emocional muy duro en las zonas Covid de las Urgencias. «Otro paciente nos oyó y se echó a llorar al escuchar que le decíamos a este señor, un hombre joven de 50 años, que teníamos que subirle de urgencia a la UVI». Un lugar del que nunca sabes si vas a salir.
Este médico de Urgencias en Madrid reconoce el cansancio psicológico del personal sanitario que ha tenido que afrontar, casi sin solución de continuidad, las tres oleadas de la pandemia. «Todos estamos muy cansados. No hemos acabado con la segunda y ya estamos con la tercera», confiesa. «Es un cansancio psicológico, sobre todo … Es como… otra vez… pero tenemos que seguir adelante. No hay otra opción que seguir luchando por nosotros, por nuestras familias, por toda la sociedad».
Y con todo, el doctor Díaz, como muchos otros sanitarios, sacó el fuerzas la semana pasada para ir hasta andando a su hospital en medio de la gran nevada. «Teníamos que relevar a nuestros compañeros y no había otra opción. Así que me puse mis botas y me fui andando a través de la nieve. Iba llamando a mi familia para que supiera que estaba bien y así hasta que llegué… (se rie)… Llegamos tarde, pero llegamos».
El doctor Díaz relata que, «al menos estos días y en mi hospital (el Severo Ochoa) que es el que conozco y del que puedo hablar no tenemos saturación», manifiesta. «Al menos en Urgencias y en planta no hay saturación ni muchísimo menos como estábamos hace unos meses. Hay una planta dedicada a Covid y otras a no Covid, pero no hay saturación. Sobre la UVI no me atrevo a hablar porque va variando por días». El Severo Ochoa tiene 10 camas UCI, aunque, de acuerdo al plan de la consejería, pueden ampliarse en caso de necesidad. En los hospitales de Madrid, las UCIs, de modo global, ya están a, casi, el 50%. «Hacemos todos los días 2 ó 3 derivaciones al Zendal», señala. Este médico de Urgencias cuenta que en el Severo Ochoa hay material de protección suficiente para que los sanitarios afronten en condiciones un incremento de la curva de contagios, como en marzo. «En Urgencias, en mi hospital, hay EPIs, esos monos blancos que nos ponemos, de sobra, de todas las tallas; guantes, gorros, calzas, mascarillas de diferentes tipos. Hace meses que no tenemos ningún problema».
El doctor Díaz se muestra «irritado» con las imágenes que acaba de ver en los informativos de televisión. Fiestas masivas sin mascarillas, agresiones a la policía… «Estás especialmente susceptible a ver cosas así. Lo hablamos entre nosotros. Nos produce tristeza. A mí particularmente me cansa psicológicamente ver la actitud de estas personas, que son pocas porque la inmensa mayoría no es así».