Ladrón de Guevara (AVT): «En dos años apenas habrá 100 etarras en las cárceles, los quieren libres”
Desvela que ya hay tres en libertad condicional tras su acercamiento al País Vasco y que cinco más pueden conseguirla pronto
«Bildu y su mundo no los quieren cerca del País Vasco. Los quieren libres». Lo afirma Carmen Ladrón de Guevara, abogada de la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT), que, además, alerta de que «en dos años apenas habrá 100 etarras en las cárceles por cumplimiento de sus condenas».
Tres presos de ETA gozan ya de libertad condicional tras haber sido trasladados a cárceles próximas al País Vasco. El último de ellos la ha obtenido este pasado jueves, en pleno agosto.
54 presos de ETA han conseguido ya su acercamiento desde la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa en 2018. «El proceso se aceleró en marzo de este año», cuenta Carmen Ladrón de Guevara, coincidiendo con el inicio del estado de alarma. «Ha sido un salto cualitativo y cuantitativo porque, pese a las promesas del ministro Fernando Grande-Marlaska, primero fueron presos con delitos menores, pero ya han trasladado también a etarras con delitos muy graves y de sangre, a los que les queda la mitad de la pena por cumplir, incluso 20 años de cárcel».
Ladrón de Guevara observa con preocupación que «la mecánica empieza a repetirse: primero, se les concede el segundo grado; luego se les traslada cerca del País Vasco; allí les dan el tercer grado y, después, la libertad condicional». Otros cinco terroristas están en puertas de conseguirla porque han obtenido ya ese tercer grado.
Como abogada no entra en cuestiones políticas, pero constata la «presión constante de Bildu al Gobierno en el Congreso por los presos» y recuerda las palabras de Pedro Sánchez en TVE, en junio de 2018, nada más ganar la moción de censura: «ETA fue derrotada por la democracia -dijo Sánchez- y lo que tenemos que plantear como Gobierno es revisar la política penitenciaria y adecuarla a una nueva realidad».
Ladrón de Guevara cree que «desde el día uno, Sánchez dejó claro lo que iba a hacer» y que, de facto, «lo que se está haciendo es derogar, no revisar, la política penitenciaria». Cuenta que «Marlaska nos lo negó en nuestra última reunión y nos aseguró que los acercamientos de presos serían casos excepcionales, individualizados y con delitos menores». Fue en septiembre de 2018. Los datos de 2020 muestran que el ministro no ha cumplido su palabra.
Una frase de Marlaska en aquella reunión les dio alguna pista. El ministro insistió en que «para el acercamiento de presos no hacía falta el arrepentimiento». La abogada de la AVT lamenta que el ministro del Interior «se conforme con que los etarras acepten formalmente la política penitenciaria para conseguir los traslados y firmen unos formularios muy básicos, pero sin arrepentimiento alguno, ni perdón a las víctimas, ni colaboración con la Justicia».
Carmen Ladrón de Guevara lo tiene claro: «El objetivo final para Bildu y todo ese mundo es vaciar las cárceles. Asumen la política penitenciaria como un método de lucha. Lo dicen ellos mismos en sus declaraciones públicas». Y se pregunta: «¿Qué arrepentimiento puede haber si, al salir, se les hace homenajes, se les recibe como héroes y ellos se reafirman en todo lo que han hecho?. Denuncia que «no puede ser que se aprovechen de la política penitenciaria para vaciar de contenido condenas penales en firme».
La abogada de la AVT, además, alerta de que «en dos años apenas habrá 100 etarras en las cárceles por cumplimiento de sus condenas».
Dolor y sufrimiento
Ladrón de Guevara cuenta que «Marlaska nos prometió que nos avisarían antes de que hubiera un traslado o excarcelación». Y añade con cierta ironía: «Y lo está cumpliendo…».
Pero añade que «Interior nos avisa apenas media hora antes de que se haga público y salga en la prensa. Nuestros psicólogos tienen que llamar corriendo a las víctimas afectadas por ese terrorista al que van a trasladar para que no se enteren por la radio o la televisión. Es durísimo. Nos preguntan ¿por qué? y no tenemos respuesta. Muchos están sufriendo pasos atrás y hay que hacerles, de nuevo, seguimiento psicológico».
Para las víctimas, cada noticia así es un sufrimiento infinito. Como ver a Josu Ternera paseando por París o la sentencia del Tribunal Supremo sobre Arnaldo Otegi.
Ladrón de Guevara tiene claro que Otegi ha manipulado la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), confirmada por el Supremo. «La sentencia del TEDH sólo dice que la simple existencia de un temor legítimo de falta de imparcialidad es suficiente para considerar vulnerado el derecho», en referencia a una frase que pronunció la magistrada durante la vista. «No pone en cuestión, ni los hechos probados, ni que fuera un juicio justo, ni lo que Otegi es».
Carmen Ladrón de Guevara lleva toda su vida profesional comprometida con las víctimas del terrorismo. «Desgraciadamente estos temas ya no interesan como antes -se lamenta- aunque el dolor y el sufrimiento de las víctimas sigue y seguirá con ellos de por vida».
Hace pocos días, Carmen se encontró, cara a cara, en la Audiencia Nacional con la etarra, recién detenida, Itxaso Zaldúa. Fue durante una diligencia caligráfica esencial para esclarecer el asesinato, en 2001, del senador del PP Manuel Giménez Abad, a cuya familia representa. «La miré a los ojos, pero ella no me miró. Lo hacen muchos».
Giménez Abad fue asesinado en presencia de su hijo Borja, que tenía entonces 17 años. El etarra Mikel Carrera Sarobe, alias ‘Ata’, le disparó tres veces por la espalda. Borja le identificó sin género de dudas cuando fue detenido en 2010, pero el asesinato de Giménez Abad sigue siendo uno de los 300 crímenes de ETA sin juzgarse o resolverse del todo.
Itxaso Zaldúa fue la misteriosa mujer que, según los testigos, dio aquel día cobertura a ‘Ata’, pero nada se sabía de ella. 20 años después, a punto de prescribir el asesinato de Giménez Abad, la Policía Nacional dio con ella y la detuvo el mes pasado. «Ojalá se haga justicia», dice Carmen. «Son una familia ejemplar, como todas las de las víctimas».
300 crímenes de ETA siguen sin respuesta. La Guardia Civil, la Policía Nacional y la Justicia siguen su trabajo sin descanso. A la vista de la actitud del Gobierno, sólo queda una pregunta en el aire. ¿Servirá de algo tanto esfuerzo y tanto sufrimiento acumulado para que haya, de verdad, «memoria, dignidad y justicia» para todas las víctimas?