Eduardo Inda entrevista a la presidenta de la Comunidad de Madrid

Ayuso: «Con Casado no hablo y con todo lo que ha pasado es mejor que sea así»

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Isabel Díaz Ayuso (Madrid, 43 años) llega como una moto a la entrevista tras haber apaleado sádicamente a Mónica García, alias Mema, en la Asamblea de Madrid. La líder de Más Madrid debe ser masoquista, de lo contrario no se entiende que se someta cada semana a la tortura que supone que la presidenta de la Comunidad te deje en ridículo dialécticamente. Esta vez fue a cuenta de la enésima, y ya aburrida, alusión a Tomás Díaz Ayuso. “Mi hermano nunca ha sido cargo público como el suyo, apartado por no hacer nada”, replicó la política más famosa de España a una Mema que una vez más terminó como esos boxeadores sonados que deambulan por el ring sin saber muy bien qué ha pasado tras caer a la lona. A pesar de su perfecta sintonía con Alberto Núñez Feijóo, el mayor fenómeno político surgido en España desde Felipe González no ha abandonado su rol de azote de la mayor desgracia que nos ha tocado en 45 años de democracia, Pedro Sánchez. Y tiene tan claro que son sus últimos meses en Moncloa como que no abandonará el poder por las buenas cuando así lo decida la soberanía popular. Sobra decir que tampoco alberga dudas acerca de la identidad del próximo presidente del Gobierno y de que esta primavera presidirá el PP de Madrid en lo que constituirá una venganza póstuma sobre esos dos muertos vivientes que son Pablo Casado y Teodoro García Egea.

Pregunta.- El otro día, cuando entrevisté a su partner, al señor Almeida, dijo textualmente que mucha gente tenía la convicción de que Teodoro García Egea había matado a Pablo Casado. ¿Comparte esa opinión o cree que los dos son tan culpables de lo que le ha pasado al PP y a usted? Es decir, ¿hay un poli bueno y un poli malo o son los dos polis malos?

Respuesta.- Aquí ha habido una terrible crisis, como no habíamos vivido en toda la historia del Partido Popular, conformada por muchos aspectos distintos que venían fraguándose desde hacía meses. El propio Feijóo, en una de sus primeras entrevistas, lo explicó muy bien. Había un malestar constante en muchas bases, en la estructura de muchas comunidades, de muchos gobiernos y partidos autonómicos. Y lo mío ha sido quizás la gota que ha colmado el vaso. Pero lo que ha quedado claro en todo esto es que yo nunca mentí. Que mi sitio era Madrid. Siempre he querido estar donde me corresponde, que es donde me han puesto los madrileños, con quienes me he comprometido, de izquierda a derecha, a hacer una gestión muy concreta. Y lo importante ahora es que estamos en un momento de paz desde que ha llegado el señor Feijóo.

P.- ¿Pero usted se cree la teoría de que el poli malo era Egea y el bueno, Casado? ¿O eran los dos malos o regulares?

R.-  No lo sé. Yo digo aquí lo mismo que manifesté en la Junta Directiva Nacional de mi partido y es que lamento que hayamos puesto tanto el acento en fiscalizarme a mí y no tanto en fiscalizar al Gobierno de Sánchez. O que hayamos estado más centrados en cuestiones internas para reforzarnos como partido y no como alternativa de Gobierno. Creo que tenemos que aprender de ello. Pero yo ya no estoy en eso porque ni tengo tiempo ni debo. Mi papel aquí, de cara a los madrileños, es seguir demostrando que el Gobierno de la Comunidad está al margen del Partido Popular. Y lo está porque trasciende a un partido. Tengo que seguir gestionando una crisis de desplazados por la invasión de Ucrania, una pandemia que ha dejado un daño económico tremendo que ahora se ve ahondado por el encarecimiento de los precios de la energía… Es decir, estamos en un momento tan importante que estamos en política de adultos.

P.-  ¿Casado y Egea era política de niños?

R.- Era, sobre todo, política de partido. Y, al final, cuando los partidos se ensimisman, se olvidan de para qué están ahí. Afortunadamente he tenido la suerte de estar en el momento más difícil para Madrid en décadas, con Filomena, la pandemia… Para mí es lo más costoso pero es lo que más sentido le va a dar siempre a mi vida política. Me ayuda a colocar en orden qué es lo más importante. Estoy en eso y creo que no he dejado de hacerlo. He puesto constantemente mi cabeza en juego con la inmensa mayoría de las decisiones que he tomado en los últimos dos años y medio, porque siempre he antepuesto los intereses de Madrid, de los españoles en Madrid y de los ciudadanos del mundo que vienen a Madrid. Y creo que, si todos hubiéramos hecho lo mismo, probablemente ahora estaríamos en otra situación. Pero el camino es muy bueno y soy muy positiva con lo que ha pasado porque creo que el cambio ha ido a mejor.

P.- ¿Sigue siendo Pablo Casado su amigo?

R.- Bueno, no hablamos. Últimamente no hemos tenido relación y creo que es evidente que, con todo lo que ha pasado, es mejor que sea así.

P.- ¿Tenía celos de usted?

R.- No lo sé. Yo sé que mi sitio ha sido siempre Madrid. Siempre se lo he trasladado. Yo tenía una inmensa ilusión porque él llegara a La Moncloa siendo yo quien dirigiese el partido desde Madrid y haciéndole la campaña. La Comunidad de Madrid es el Gobierno que se está perdiendo España hasta que el Partido Popular llegue a Moncloa. Y, por eso, yo quería demostrarle, tanto a él, como al partido y especialmente a España, que se pueden hacer las cosas de otra manera. Y que en esta España que nos están desdibujando y fabricando, tenemos otra que es la real, que es la de todos los que vienen a emprender, a pelear, a empujar, a trabajar en libertad. Y que esa España no se podía perder. Y eso es lo que no sé si llegaron a apreciar o a valorar suficientemente.

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