Los indultos castigan a Sánchez: el PSOE pierde 24 escaños y el PP logra la mayoría absoluta con Vox

La rendición de Pedro Sánchez ante el independentismo, con la concesión de los indultos a los presos golpistas, pasa al PSOE una factura hoy por hoy irreversible. Si las elecciones se celebrasen ahora, los socialistas perderían hasta 24 diputados con respecto a los resultados del 10 de noviembre de 2019, quedándose con 96. Son las conclusiones de la encuesta de Data10 para OKDIARIO, que confirman el auge imparable del Partido Popular.

La formación de Pablo Casado mantiene el paso decidido hacia La Moncloa. Los ‘populares’ lograrían 134 escaños -45 más que hace 2 años- a los que habría que sumar los 2 de Navarra Suma, lo que les permitiría firmar una mayoría más que holgada con el único apoyo de Vox (49). Estas fuerzas llegarían a los 185 escaños.

El PP consolida así su alternativa a Pedro Sánchez. Si en la anterior encuesta publicada por este periódico -el 6 de junio- el partido rentabilizaba aún el efecto del ciclón Ayuso, esta vez capitaliza el descontento por la gestión del Gobierno socialcomunista. A los indultos a los separatistas se une la complicidad manifiesta de Sánchez con el independentismo, la propuesta de un referéndum «consultivo» sobre el «autogobierno» y otras cuestiones ampliamente impopulares, como la factura récord de la luz, las subidas de impuestos o el recorte de pensiones a la generación del ‘baby boom’ . La encuesta, que se realizó entre los días 28 de junio y 1 de julio, pulsa el sentir de los españoles ante los temas más polémicos de la actualidad.

Así, en comparación con el anterior sondeo, de hace apenas un mes, el PP suma hasta 8 escaños más y el PSOE se deja 7. Los ‘populares’ lograrían ahora un 30,2% del voto (más el 0,4% de Navarra Suma), frente al 24,3% de los socialistas.

Vox, por su parte, baja ligeramente pero se mantiene como tercera fuerza en el Congreso, con 49 diputados; Podemos confirma su caída libre, quedándose con apenas 18 escaños (17 menos que en 2019) y Ciudadanos  firma su práctica desaparición. El partido naranja es incapaz de rentabilizar la cuestión territorial y se deja 9 asientos, conservando únicamente el de Inés Arrimadas.

En el bloque de la izquierda, sólo Más País sale beneficiado de la debacle. El partido de Íñigo Errejón saca partido del cambio de liderazgo en Podemos tras el abandono de Pablo Iglesias y suma hasta 7 escaños más en comparación con el 10-N, subiendo hasta los 10 diputados.

Más allá de las primeras posiciones, el tablero político se mantiene prácticamente intacto. ERC, con 13 diputados, lidera el separatismo catalán en el Parlamento frente a Junts, que pasa de 8 a 10. Los socios de Sánchez aspiran a ver reforzada su representación con las nuevas cesiones por parte del Ejecutivo, como más financiación e inversiones. Los proetarras de Bildu volverían a sentar a 5 diputados y el PNV, a 7.

Trasvase de voto

La operación de Sánchez para mantenerse en La Moncloa se ha convertido en la peor maniobra para el presidente socialista. Su supervivencia a corto plazo lastra las aspiraciones electorales del PSOE y condena al partido a una seria crisis con su electorado. Apenas el 71% de sus votantes el 10-N repetirían ahora la papeleta. El 13% se irá a la abstención, según la encuesta que publica OKDIARIO.

El PP es el partido con una mayor fidelidad de voto respecto a las anteriores elecciones generales. Hasta el 84% de su electorado les volvería a apoyar ahora. Los ‘populares’ se consolidan como referencia del centroderecha y aglutinan al votante de Ciudadanos. La sangría ‘naranja’ es un hecho: sólo retiene al 38% de sus apoyos. Casi tantos, hasta el 34%, apuestan esta vez por el PP.

Sánchez, que busca a la desesperada retener su permanencia en La Moncloa, ve así frustradas las opciones de una repetición presidencial. El cambio en el escenario político está en marcha. La izquierda, fragmentada, no ilusiona al votante y la lucha fraticida entre los socios de Gobierno no augura ventaja para ninguno de los dos. Ni el PSOE es capaz de seducir al votante de Podemos desencantado por la marcha de Iglesias, ni los morados captan al socialista.

Moncloa sólo se fía ya a la operación propagandística de la campaña de vacunación o la llegada de los fondos de recuperación para revertir el impacto de los indultos. Pero la visión cortoplacista se agota ante el dantesco escenario que plantea la negociación con el independentismo.

En septiembre, Sánchez se volverá a reunir con el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, inamovible en sus exigencias de «amnistía y autodeterminación». Los separatistas forzarán esas pretensiones en la llamada «mesa de diálogo», donde pretenden arrancar al Gobierno la concesión de un referéndum. El Ejecutivo diseña ya esa votación bajo la fórmula de un acuerdo sobre el diseño autonómico. Una fórmula incapaz de satisfacer a sus aliados. Los próximos meses demostrarán así hasta dónde está dispuesto a llegar Sánchez para cumplir sus ambiciones de permanecer en el poder.