Vertedero de Zaldibar

Hallan ropa del segundo desaparecido en el vertedero de Zaldibar nueve meses después

Encuentran un pantalón en la zona en la que desapareció uno de los trabajadores

vertedero Zaldibar
Un operario en la zona donde se han encontrado las prendas de ropa de uno de los trabajadores desaparecido.
Alfonso Egea
  • Alfonso Egea
  • Jefe de Investigación en OKDIARIO. Anteriormente fui responsable de la sección de Actualidad y Sucesos en Espejo Público, en Atresmedia. He publicado cuatro libros y actualmente colaboro en programas de televisión en Mediaset y en Telemadrid. Agradecido por tener el reconocimiento de la Policía Nacional de Madrid y la medalla al mérito de la Guardia Civil.

Las brigadas de búsqueda que llevan nueves meses trabajando sin descanso en la localización de los restos de los dos trabajadores desaparecidos en el vertedero de Zaldibar (Vizcaya), Alberto Sololuce y Joaquín Beltrán, acaban de encontrar un indicio que ha reactivado la esperanza para encontrar al segundo. Se han hallado más prendas que coinciden con las que solía vestir Beltrán, que sigue desaparecido.

OKDIARIO ha sabido por fuentes directas en la zona de la búsqueda que en el área donde todos los técnicos apuntan que podría estar el cuerpo del segundo trabajador se ha encontrado un pantalón similar al que vestía habitualmente Joaquín Beltrán. En esa misma zona del vertedero de Zaldibar uno de los operarios que se dedica a las tareas de búsqueda detectó un extraño olor que él identificó como amoniaco, sin poderlo precisar de lo que sí estaba seguro es que no era un olor que hubiera detectado en días anteriores.

Fotos de las prendas de los operarios desaparecidos

Una de las principales hipótesis para explicar ese olor podría ser que al remover las toneladas de tierra que sepultan el cuerpo de Joaquín los gases propios de la descomposición de un cadáver pudieran haberse liberado produciendo el olor identificado por el operario. De hecho, los trabajos se detuvieron de forma momentánea mientras se requería el servicio de un perro especializado en detección de cadáveres. Pero el animal no pudo determinar la localización de un cuerpo humano. Expertos consultados por este diario indican que es prácticamente un milagro que un perro, por muy entrenado que esté, sea capaz de marcar de manera fiable una zona en un escenario tan hostil como el vertedero de Zaldibar. Las desmesuradas dimensiones del vertedero sumado al hecho de que durante mucho tiempo se hayan arrojado a ese pozo sustancias de todo tipo, como productos químicos, hace imposible que un perro rastreador trabaje con fiabilidad.

Y es que en el caso del primer trabajador su localización fue igual de complicada o más que lo está siendo la segunda y no fue hasta que se levantó el último cascote que lo ocultaba hasta cuando se pudo confirmar la presencia del cadáver. En el caso de Alberto Sololuce, cuyo cuerpo fue hallado durante el verano, hubo que recurrir a las pruebas de laboratorio y a la comparativa visual de las prendas que vestía para confirmar su identidad ya que las dimensiones del derrumbe hicieron que la muerte de los trabajadores fuera tan rápida como violenta.

Para entender las dimensiones de lo que sucedió en Zaldibar hace nueves meses y de lo que está sucediendo ahora sirven las imágenes a las que ha tenido acceso OKDIARIO. Fotografías desde el interior de la búsqueda que hacen más comprensible el gasto económico que está suponiendo esta búsqueda. Pese a la opacidad oficial fuentes de toda solvencia explican a este diario que los gastos para asegurar la zona, impedir nuevos desprendimientos y localizar los dos cadáveres de los trabajadores desaparecidos puede ascender ahora mismo a 7,5 millones de euros. Otras fuentes externas ascienden esa cantidad a 9 o 10 millones. En cualquier caso, se trata de cantidades millonarias que siguen creciendo a medida que se acerca el primer aniversario de la tragedia.

Entre 7 y 10 millones de euros se han invertido en la búsqueda y afianzamiento del terreno.

La búsqueda avanza a medida que también lo hace el proceso judicial. La investigación policial concluye que existen claros indicios de criminalidad en la muerte de los dos trabajadores. El Gobierno vasco, como no podía ser de otra manera, asegura que toda responsabilidad deberá recaer y recaerá en la empresa gestora del vertedero, cuyos principales responsables fueron detenidos, declararon y fueron puestos en libertad mientras la instrucción avanza. Lo que la investigación judicial ya ha determinado es que en las casi 40 áreas que componen el vertedero no se ha encontrado un solo indicio de que se arrojaran allí residuos prohibidos. Entonces, ¿qué falló?, ¿por qué Alberto y Joaquín están muertos? Esa es la clave de la investigación, averiguar si, como se sospecha, en ese vertedero se abusó de la capacidad real del mismo y se arrojó mucho más escombro y desechos del permitido. Sólo así se entiende que las paredes de ese gigantesco pozo cedieran.

Algo no debe estar encajando del todo bien en esa investigación. Hace solo unas horas una plataforma ciudadana se ha manifestado pidiendo que se redoblen los esfuerzos para encontrar al segundo trabajador sepultado y dejan un lema preocupante en el aire para el Gobierno Vasco: «Que se tomen en serio la investigación». Que lo hagan.

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