Gritos y abucheos en la sesión de investidura más intensa
La última sesión de investidura de Mariano Rajoy ha aglutinado toda la intensidad de las anteriores sesiones. Los portavoces de los distintos partidos han concentrado en solo una hora los discursos que han arrancado los abucheos, gritos, risas y aplausos de forma casi constante en el hemiciclo.
Por ello, en esta ocasión la presidenta de la Cámara Baja, Ana Pastor, ha tenido que imponerse ante el continuo revuelo de voces que hacía casi imposible la intervención de líderes como Pedro Sánchez, al que la bancada popular no le ha dado tregua durante sus 5 minutos de intervención.
Las duras críticas del socialista hacia Mariano Rajoy y su acusación de que Rajoy quiera ir a terceras elecciones han despertado a la bancada derecha de la Cámara que entre gritos y abucheos han conseguido que el líder del PSOE tuviera que frenar su discurso por el abucheo continuo.
Ana Pastor ha intervenido con la rapidez de un rayo para tratar que sus compañeros de partido dejarse concluir a Sánchez, pero le ha sido imposible callar a todos los populares. Finalmente ha tenido que dirigirse directamente a la voz que gritaba acusaciones hacia Sánchez y le ha avisado: «Conozco perfectamente esa voz, no me haga tomar medidas concretas», lo que ha levantado las risas de los parlamentarios.
Iglesias y Hernando, los más agitados
Al igual que las intervenciones de Ana Pastor han superado a las de la sesión anterior por el jolgorio de los diputados, Pablo Iglesias también ha aumentado su duro tono, gritando su discurso de 5 minutos, y agitando en sus asientos a los miembros de Ciudadanos y del PP.
Finalmente, y como no podía ser de otra forma, el portavoz del PP, Rafael Hernando, ha dejado con los ojos como platos a toda la Cámara con su discurso distendido en el que ha tenido palabras para todos. El portavoz popular ha hecho temblar hasta a sus compañeros de partido cuando ha centrado su intervención en criticar a su socio de investidura. Hernando le ha recordado a Albert Rivera que «en democracia se van los que pierden en las urnas, no los que ganan», en referencia a la petición de Rivera de pedir un presidente de consenso en lugar de Rajoy, lo que ha cambiado la cara sonriente de Rivera en una mueca de enfado.