El Gobierno progrepacifista de Sánchez expone a España como uno de los objetivos preferentes de Putin
Regalo envenenado de Biden al Gobierno de PSOE-Podemos: dos destructores más en la base de Rota
Biden exige a Sánchez que le permita traer a Rota los 2 nuevos destructores «más pronto que tarde»
Convención de la OTAN en Madrid: cuántos días dura, fecha y programa
Merluza, tortilla de camarón, croquetas… Este es el menú de la cena de la cumbre de la OTAN
Con un simple «sí» a Estados Unidos, Pedro Sánchez ha convertido en objetivo estratégico de primer orden de Rusia un pedazo de terreno de 2.400 hectáreas en la provincia de Cádiz, en concreto la localidad de Rota, donde Joe Biden ha pedido fondear dos destructores más, que se unirán a los otros cuatro existentes que conforman una de las piezas más importantes del escudo antimisiles de la OTAN. Parece un asunto nimio, pero Rota se ha convertido así en objetivo de los misiles intercontinentales de Rusia en caso de un hipotético y poco deseable conflicto entre Putin y la OTAN. Los nuevos misiles rusos Sarmat, probados en abril, tienen capacidad para volar 18.000 kilómetros sin ser detectados, según la propaganda rusa. Rota se encuentra a 4.600 kilómetros de Moscú.
El 21 de abril de 2022, hace apenas dos meses, Rusia anunciaba el lanzamiento de prueba de su nuevo misil balístico intercontinental, al que bautizaron como Sarmat. La propaganda rusa aseguraba que la capacidad de este misil no era su distancia, probado a 6.000 kilómetros, sino la capacidad de evadir el escudo antimisiles de la OTAN. Además, puede transportar hasta 14 ojivas con carga nuclear. Durante la prueba, el misil voló 6.000 kilómetros desde la base de Plesetsk, en el noroeste del país, hasta la península de Kamchatka, en el extremo oriental ruso. Es decir, un misil de este tipo lanzado desde Moscú, a 4.600 kilómetros de Rota, podría alcanzar su objetivo si no es derribado antes, algo que se antoja difícil si realmente no puede ser detectado.
Desde que Rusia invadió Ucrania el 24 de enero, los asesores militares de Joe Biden le han transmitido la necesidad al presidente de reforzar su presencia en el Mediterráneo y el escudo antimisiles de la OTAN y ahí es pieza clave la base aeronaval de Rota, un lugar de primer orden para la estrategia norteamericana y de la Alianza. Además, los estrategas norteamericanos estiman la base de Rota como un lugar de parada obligatoria para sus aviones y barcos, en mitad del camino a Rusia o cualquier otro destino en África y Oriente Medio.
Rusia también lo sabe y si algo tienen en común con los americanos es nombrar a Rota como un enclave geoestratégico primordial. También Gibraltar es considerado objetivo de primer orden, pero su base naval es menor. Los rusos son aliados de Argelia y de Libia y ya controlan una base naval en el Mediterráneo, la base de Tartús, construida en Siria, algo que inquieta .
Tras el inicio de la invasión de Ucrania, los turcos han cerrado los pasos del Estrecho del Bósforo y los Dardanelos a los buques rusos en aplicación de los acuerdos de Montreux y los rusos no han podido trasladar sus barcos desde Siria al Mar Negro para ayudar en la ofensiva sobre Ucrania. Sin embargo, en caso de conflicto, el Estrecho de Gibraltar no podría ser cerrado al tráfico marítimo militar, ya que está regido por el punto tres de la Convención de las Naciones Unidas por el Derecho del Mar. Eso, en teoría, que en la práctica habría que comprobarlo.
Los cuatro destructores atracados en Rota, el USS Donald Cook, el USS Ross, el USS Porter y el USS Carney, pertenecen al escudo antimisiles de la OTAN, y son una de las tres herramientas sobre la que se asientan las defensas de la Alianza, las otras dos están en Rumanía y Polonia, aunque el sistema se controla desde Alemania. Así que en caso de conflicto Rusia intentaría acabar con el escudo antimisiles en primer lugar.
Ahora parecería increíble, pero en abril de 2021 el Ministerio de Exteriores protestó ante EEUU por la presencia de un portaviones nuclear americano cerca de nuestras aguas, debido a unas maniobras conjuntas con el Ejército de Marruecos, pero la respuesta de la embajada americana en Madrid fue fría y distante: sus fuerzas armadas no estaban obligadas a comunicarse con los controladores aéreos españoles. No era la primera vez que Estados Unidos y Marruecos realizaban unos ejercicios conjuntos. En marzo ya llevaron a cabo la operación «Lightning Handshake», con ejercicios militares en tierra.