Crisis del coronavirus

El Gobierno aparta a Illa tras la estafa de los tests y pone las compras en manos de Hacienda

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El ministro de Sanidad, Salvador Illa, en la Comisión de Sanidad del Congreso.
Joan Guirado

La ineficaz gestión del filósofo Salvador Illa, ministro de Sanidad, con la compra de material sanitario para abastecer de material a las comunidades autónomas ha obligado al Gobierno a mover ficha. El presidente, Pedro Sánchez, ha apartado a Illa de las próximas compras y deja esa responsabilidad en manos de la ministra de Hacienda y Portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, médico de profesión.

En Moncloa responsabilizan al titular de Sanidad y número dos del PSC de la compra de los 640.000 test defectuosos que deberían estar ya en servicio en los hospitales españoles. Fuentes del Gobierno creen que la situación que le está tocando gestionar «le viene grande»  y «le está superando».

En el círculo más cercano a Sánchez, que ha tomado el control de la crisis, califican de «error» de Salvador Illa la compra de los tests defectuosos. Sanidad, que tiene las competencias transferidas a las comunidades autónomas, hace décadas que no tiene la gestión de la farmacia a nivel nacional. Por ese motivo, fuentes conocedoras del Ministerio critican la decisión de pretender recentralizar las compras «cuando no se dispone de personal suficiente».

El Ministerio de Sanidad se defiende del timo diciendo que «la sensibilidad del test es menor que la establecida en las especificaciones técnicas del fabricante». En este sentido, afirman que «el fabricante en China ha asumido la devolución y los reemplazará por un nuevo modelo de test» con una entrega de 640.000 PCR nuevas que deberán ser testadas. El Gobierno, pues, vuelve a confiar en esta empresa pese a los inconvenientes que ha creado su actuación inicial.

Sanidad encargó una gran partida de 640.000 pruebas a una misma empresa a través de un proveedor nacional cuyo nombre no quiere revelar. Esa empresa española fue la que recibió el encargo del departamento que dirige Illa y buscó en China un fabricante capaz de abastecer la cantidad que precisaba España.

Según ha revelado este viernes el diario ABC, el propio prospecto del producto reconoce que «el resultado de este producto no puede ser considerado como un diagnóstico confirmado». Bioeasy, la empresa fabricante, asegura que «en la fase precoz de la infección, el test puede resultar negativo porque el antígeno 2019-nCov todavía no ha aparecido en la muestra».  Además reconoce que «la prueba de este reactivo no puede excluir la posibilidad de infección».

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