El Gobierno ata el apoyo del PNV y negocia el último voto a los Presupuestos

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El portavoz del PNV. Aitor Esteban, y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. EFE | Presupuestos 2018

El Gobierno da ya por cerrado el apoyo del PNV a los Presupuestos Generales y negocia el último voto para que las cuentas de 2017 salgan adelante.

La suma que maneja el ministro de Hacienda, según fuentes de su departamento, sería suficiente, de entrada, para tumbar las enmiendas a la totalidad que presentarán PSOE, Podemos, ERC y la antigua Convergència. De acuerdo al reglamento parlamentario, en caso de producirse un empate (175), la enmienda en cuestión decaería a la tercera votación.

En esa suma se incluyen, además de los cinco diputados del PNV, los 32 de Ciudadanos y el de Coalición Canaria, cuyo apoyo nunca ha estado en duda. En total, 175 votos. A tan solo uno de la mayoría absoluta que daría luz verde a los Presupuestos.

El apoyo de los de Rivera nunca se ha cuestionado, por más que en la última semana la formación naranja haya marcado distancias. Las diferencias en Murcia, y los movimientos en el Congreso para registrar, con PSOE y Podemos, la comisión sobre la presunta financiación ilegal del PP han tensado la relación entre los dos socios de investidura. Pero no lo suficiente como para que los de Rivera den la espalda a unos Presupuestos que, insisten en el Gobierno, pondrán en evidencia el compromiso de cada uno con la estabilidad del país.

Otra cosa es el PNV. La negociación con el partido vasco ha atravesado varias etapas. Ahora, en el ministerio de Montoro, ese respaldo se da por hecho. Sobre todo, porque la gran resistencia de los peneuvistas era posicionarse «en balde» sin que el Ejecutivo contase con más apoyos para aprobar sus cuentas. La sensación, de acuerdo a las últimas conversaciones, es que el respaldo será una realidad a cambio de que los Presupuestos les permitan incluir mejoras en la financiación. 

Socios presupuestarios en el País Vasco

La fluidez de las relaciones entre PP y PNV tiene un foco inevitable en el País Vasco, donde ambas formaciones negocian, en paralelo, las cuentas autonómicas.

Los partidos se reunieron este mismo lunes para sondear las posibilidades de que el PP acabe finalmente absteniéndose para que los Presupuestos vascos prosperen. A falta de un escaño para la mayoría absoluta, el apoyo de los populares se convertiría en decisivo para la coalición PNV-PSE.

Aunque desde el Gobierno vasco se insiste en separar ambos acuerdos, no cabe duda de que los dos se retroalimentan. De hecho, las conversaciones de los últimos días en el País Vasco permiten medir la temperatura entre dos partidos que parecen decididos a desbloquear sus relaciones. La condición de socio «decisivo», en la que Alfonso Alonso trabaja por indicación directa de Rajoy, otorgaría un jugoso margen al PP. Y de ello dependerá también que, en el corto plazo, se fije la reunión entre el lehendakari Iñigo Urkullu y el presidente del Gobierno, pendiente desde hace meses.

Quevedo, dispuesto a negociar

En ese escenario, la llave para aprobar los Presupuestos la tiene el diputado de Nueva Canarias, Pedro Quevedo.  Hasta ahora, el contacto se limita a una conversación informal, mantenida en los pasillos del Congreso con el coordinador general del PP, Fernando Martínez Maillo. Pero la sensación en el Gobierno es positiva. Al fin y al cabo, la prioridad para el canario es la de sentarse a negociar para lograr mejoras para Canarias. En palabras del propio Quevedo, para evitar que se prorroguen unas cuentas, las de 2016, que considera «nefastas» para el archipiélago.

«Es necesario hacer un esfuerzo para tener un nuevo Presupuesto porque el anterior es muy malo», aseguró sin ir más lejos este mismo lunes.

Lograr el voto de Quevedo sería decisivo para que los Presupuestos superen el trámite parlamentario. Lo único que podría frenarlo, de hecho, es que Quevedo sea ‘rehén’ de la disciplina del PSOE, partido con el que concurrió en coalición en las pasadas generales. Pero a la vista de sus últimas declaraciones, eso parece poco probable.

Así, y de acuerdo al calendario, las cuentas serán aprobadas en el Consejo de ministros del 31 de marzo, entrarán al debate en el Congreso el 3 de abril y se enfrentarán a las enmiendas a la totalidad, con garantías de éxito.

A partir de entonces se iniciará la negociación de enmiendas parciales, sección a sección, lo que implicará a todos los partidos y dará margen al Ejecutivo para ‘tentar’ al resto de formaciones.

Atraerse al PSOE

La intención de Gobierno de «negociar con todos» sigue vigente. Y el deseo de Rajoy es que las cuentas salgan adelante con el máximo apoyo posible. Por eso, una vez encauzados en la tramitación en el Congreso, el empeño de los populares será ganarse el apoyo de los partidos que, hasta ahora, se mantienen en el ‘no’. Y muy especialmente, el del PSOE. Para entonces, los socialistas tendrán ya nuevo secretario general, y quien ocupe la dirección de Ferraz será sin duda definitivo para que las cuentas salgan adelante con un respaldo más o menos holgado.

Si el nuevo líder es Pedro Sánchez, se asume que el ‘no es no’ primará sobre cualquier otro condicionante. Incluso sobre la amenaza de unas elecciones que, en las actuales circunstancias, no beneficiarían nada a un PSOE descompuesto. Otra cosa es que sea Susana Díaz quien se haga con las riendas. La interlocución, se sostiene en el PP, sería entonces mucho más razonable. Y ya no solo de cara al apoyo de las cuentas actuales, sino de las de 2018. Prioridad absoluta para Rajoy.

Pese a que el argumentario de Moncloa sea que unas elecciones anticipadas no sean ni mucho menos la intención del presidente, en privado, sí se admite que resulta imposible sostener un año más de cuentas prorrogadas. «Este año se puede ir tirando, pero un bloqueo de dos, ya no», coinciden. Si el presidente no logra garantías de que estos saldrán adelante, el anticipo electoral sería una realidad.

Por ahora, la orden de Rajoy es la de no interferir, o hacerlo lo mínimo, en el proceso interno del PSOE. De ahí que, en Génova, se opte por la prudencia al valorar la inminente candidatura de Susana Díaz. Que todo fluya a su ritmo es la máxima consigna del presidente.

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