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Ferraz adoctrinará al PSOE con la amnistía para lograr una mayoría a la búlgara en la consulta a las bases

Sánchez quiere ganar la consulta con una mayoría clara que despeje toda duda de rechazo interno

Felipe González avisa a Sánchez: «En la Constitución no caben ni la amnistía ni la autodeterminación»

Cuando el ministro de Justicia de Sánchez defendía que la amnistía «no cabe en la Constitución»

PSOE amnistía
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Joan Guirado

La amnistía a los independentistas catalanes será una realidad más pronto que tarde ya que el PSOE ha asumido que es el precio a pagar para lograr el apoyo de ERC y Junts a la investidura de Pedro Sánchez y están dispuestos a ello. Pese a las múltiples veces que habían negado esta posibilidad al considerar la ley inconstitucional. Pero en el Partido Socialista no todo el mundo comparte la decisión de la dirección y crecen las críticas internas -por parte de los que ya no ostentan poder orgánico alguno-.

Frente a esas discrepancias de personalidades con mucho protagonismo mediático, Sánchez quiere blindar su posición sobre la amnistía con un apoyo lo más amplio posible de las bases. Sometiendo los acuerdos cerrados con los socios minoritarios al referendo que obligatoriamente está obligado a hacer una vez alcance un pacto con Sumar. Algo así como lo que hizo en 2019 con Podemos y ERC, pero a la inversa. Entonces Sánchez, con la votación a la búlgara que persigue ahora, se arrogó un incontestable apoyo amañado para negociar con los de Oriol Junqueras.

La dirección de Pedro Sánchez, según fuentes de Ferraz consultadas por este periódico, están convencidos de que sus afiliados y cuadros «entenderán la necesidad de pasar página en Cataluña». Como ocurrió con los indultos. Por eso, explican, desplegarán una campaña con los ministros y cargos institucionales como protagonistas para vender el carácter positivo de la concesión a los independentistas. Mediante pequeños encuentros, este tipo de charlas también se llevarán a cabo a nivel territorial. Principalmente allí dónde la cuestión catalana levanta más ampollas. De tal forma que más allá de las críticas de los históricos, lo que se considera el nuevo PSOE no abra ninguna grieta más. Apoyando sin fisuras los planes del secretario general para resultar reelegido.

Sánchez quiere el apoyo más amplio posible, de tal manera que cuente con una mayoría clara que despeje toda duda de rechazo interno, como ocurrió hace cuatro años cuando camufló en el acuerdo con Podemos la negociación con ERC. De esta manera, explican, podrá «acallar la fuerte oposición interna» que hay a los acuerdos con Junts y ERC, tanto de históricos dirigentes como de federaciones territoriales al completo, como es el caso de Castilla-La Mancha o Aragón. Algo que genera cierto pánico en Ferraz, ya que «los altavoces mediáticos» que tienen «pueden llegar a corticircuitar la negociación».

Críticas de históricos del PSOE

Y es que esa división que existe en el PSOE es lógica, si tenemos en cuenta que hace sólo dos años que Sánchez y los ministros que ahora defienden la posibilidad de aprobar una amnistía, afirmaban que no tenía encaje en el marco constitucional. El entonces ministro de Justicia y ahora magistrado del Tribunal Constitucional designado por el Gobierno, Juan Carlos Campo, rechazó por completo que se le pudiera conceder la amnistía a los dirigentes separatistas condenados por el referéndum ilegal del 1-O. «No cabe en la Constitución», aseguró, después de que el Ejecutivo de Pedro Sánchez concediera los indultos a los golpistas condenados en el Tribunal Supremo por el 1-O. Ya entonces ERC y Junts reclamaban esta medida.

Pero Campo no fue el único. El propio Sánchez, la ex vicepresidenta primera Carmen Calvo o los ministros Miquel Iceta y Fernando Grande-Marlaska aseguraron en distintas ocasiones que ni era posible ni el PSOE iba a ceder en dicha pretensión de los separatistas. Todos han cambiado de opinión. Y ahora defienden la legalidad de la norma para seguir en el poder cuatro años más.

Otra socialista que mostró su rechazo, la ex presidenta del Congreso Meritxell Batet, decidió renunciar a su acta y abandonar la política este jueves por sorpresa de muchos. Cuando estaba llamada a tener un peso importante en el futuro gabinete de Sánchez. Pues en la pasada legislatura, con el aval de los letrados del Congreso, que rechazaron por inconstitucional el proyecto de la ley de amnistía, negó la posibilidad de que en 2021 se debatiera una proposición de ley en este sentido. Dicho informe jurídico fue la baza utilizada por el PSOE, con el beneplácito de Sánchez, para justificar su negativa a tramitar la petición de ERC y Junts, recalcando que un perdón generalizado «no tiene cabida» en la Constitución. Algo que ahora no sólo están dispuestos a hacer, sino que también lo van a aprobar.

Aunque nadie ha vinculado directamente el adiós de Batet a la decisión de conceder la amnistía o de permitir el uso de las lenguas cooficiales en el Congreso, algo que ella también rechazó a petición del secretario general del PSOE, varias voces apuntan a que se habría sentido «desautorizada». Es sorprendente que el presidente del Gobierno en funciones tan siquiera le haya dedicado unas líneas de despedida, como sí hizo anteriormente con otros compañeros que tomaron la misma decisión, más teniendo en cuenta que era una de las personas de su máxima confianza. Esas voces, por cierto, no descartan incluso que antes del debate de investidura otros altos cargos del partido que en su momento se significaron mucho en contra de las peticiones del separatismo por exigencia de Sánchez, puedan seguir los mismos pasos que Batet.

Cierre de filas en Ferraz

En el entorno de Pedro Sánchez de lo que alardean es que «todos los dirigentes actuales apoyan la decisión de pasar página en Cataluña». Dicho en otras palabras, que su imposición de silenciar la opinión de ministros y altos cargos les está funcionando a día de hoy. Pues más allá de los históricos sin peso en el día a día de la organización y de la posibilidad de que decisiones como la de Batet tengan que ver con el cambio de opinión de Sánchez en relación a la amnistía, ninguno de los que se arrogan la representación del partido en la actualidad ha salido a poner en duda la hoja de ruta del presidente en funciones.

Críticas silenciadas

La opinión sobre la idoneidad de la amnistía no genera consenso en el PSOE. Pues figuras como el ex presidente del Gobierno y ex secretario general del PSOE Felipe González, el ex secretario general y ex candidato a la presidencia Joaquin Almunia, el ex vicepresidente Alfonso Guerra o el ex ministro Jordi Sevilla han manifestado públicamente su rechazo a la concesión por parte de Sánchez de esta exigencia a los separatistas. Pero todas esas opiniones, en forma de crítica, han sido silenciadas por Ferraz que prefiere vender una unidad ficticia entorno a la decisión ya tomada por parte del presidente del Gobierno en funciones.

González, horas antes de que Carles Puigdemont expusiera sus condiciones para sentarse a negociar con el PSOE la investidura, ya advirtió que conceder esta amnistía a los encausados por el 1-O sería como decir que hicieron «lo correcto» y que no cometieron «ningún delito y ni una falta siquiera». Minutos después del discurso del ex presidente catalán, el ex ministro Jordi Sevilla, respondió a sus palabras apostando por ir a elecciones antes que ceder a las exigencias del Eurodiputado. Alfonso Guerra, este jueves, denunció que «esta amnistía que plantean es la condena de la Transición» mientras que Almunia, este viernes, ha apuntado que «de momento no hay condiciones para la amnistía».

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