Felipe VI está muy preocupado por la fractura social en Cataluña

Quim Torra
Felipe VI en los actos por los atentados de Barcelona.

La apertura del nuevo año judicial, acto que preside el Rey Felipe VI la próxima semana, marca el inicio de un nuevo curso para la Familia Real. Después de unas vacaciones privadas interrumpidas por los brutales atentados de Barcelona y Cambrils, la Casa del Rey pone de nuevo en marcha la maquinaria administrativa que organiza la agenda de actividades de don Felipe y doña Letizia para este otoño. Sin embargo, aunque en esa agenda no figuren por el momento actos previstos en Cataluña, el reto mayor que tiene la Corona para el mes próximo es cómo afrontar desde la Jefatura del Estado el desafío de los independentistas catalanes que quieren llevar a cabo a toda costa su plan de desconexión total de España.

Es obvio que, según la Constitución, al Rey no le corresponde dar ningún paso para atajar la deriva secesionista de parte de los políticos catalanes. Todo ello no implica que al Rey no le preocupe enormemente la situación en Cataluña sino todo lo contrario. A don Felipe le inquieta lo que está pasando en esa Comunidad histórica desde el punto de vista político, por supuesto, pero también le duele y le preocupa que se produzcan “fracturas emocionales, desafectos o rechazos entre familias, amigos o ciudadanos”. Así lo afirmó en su primer mensaje de Navidad como Rey —diciembre de 2014— en el que también dejó claro que “los desencuentros no se resuelven con rupturas emocionales o sentimentales” al mismo tiempo que proponía hacer “un esfuerzo leal y sincero” para no perder los afectos mutuos y los sentimientos que compartimos todos.

Los ciudadanos españoles ya han podido comprobar en los tres años de reinado de Felipe VI que la fidelidad a la normas contenidas en la Carta Magna es un principio inamovible que el Rey actual no piensa quebrantar. Lo único que puede hacer, al ser símbolo de la unidad y permanencia del Estado, es arbitrar y moderar el funcionamiento de las instituciones. Pero en las atribuciones que corresponden al monarca según la Constitución, que son diez en total, no hay indicio alguno de que él pueda tomar decisiones por su cuenta sino que todos sus actos tienen que estar refrendados por el presidente del Gobierno o uno de sus ministros.

¿Qué puede hacer, por tanto, Felipe VI en estas complicadísimas circunstancias que algunos analistas comparan al reto que afrontó su padre con el golpe de estado del 23 F?  En el Palacio de la Zarzuela saben que lo único que debe hacer el Rey es seguir con atención los hechos que se vayan produciendo, continuar con su actividad institucional de siempre y estar en contacto permanente con el Gobierno que es a quien corresponde ir tomando las medidas necesarias para acabar con la crisis. Estar donde tenga que estar y actuar siempre de acuerdo con lo que dice la Constitución. No puede haber intromisión alguna en la política ni en las decisiones que ha de tomar el ejecutivo. Esa no es su tarea por mucho que se empeñen algunos. Esa sería una trampa en la que nunca debe caer.

Lo último en España

Últimas noticias