CRIMEN EN LA RIOJA

La familia del depredador sexual de Logroño lo envió al piso de Lardero tras sentirse amenazada

El actual cuñado de Francisco Javier Almeida no lo quiso bajo el mismo techo que su familia después de tres meses de convivencia

El propio Almeida informó a su hermana de que ya en la nueva casa lo visitó un trabajador social de la prisión de Logroño

El jefe de la cárcel de Logroño dejó libre al depredador de Lardero para no contradecir a Marlaska

Los investigadores creen que el asesino de Lardero se mudó a propósito junto a un parque y un colegio

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La familia del depredador sexual de Logroño lo envió al piso de Lardero tras sentirse amenazada
Francisco Javier Almeida observaba a los niños desde su piso en Lardero.
  • Luis Miguel Montero/ Alfonso Egea

Rosa, la hermana del hombre detenido por la muerte del pequeño Álex en Lardero, se ocupó de la supervisión de Francisco Javier cuando éste comenzó a disfrutar de su libertad condicional en Logroño. Los servicios sociales penitenciarios tardaron en convencerla de las bondades que el sistema de reinserción había logrado con su hermano y le pidieron que estuviera atenta a su evolución fuera de la cárcel. La mujer, no sin recelo, accedió a alojar a su hermano en su casa con su pareja y con una de sus hijas, pero a los tres meses fue su pareja quien exigió que se marchara de casa y junto con su mujer le buscaron a Almeida la casa desde cuya ventana observaba jugar a los niños en el parque de Lardero.

Hasta ahora muy poco o casi nada sabíamos de la vida personal del que ahora mismo es tristemente el preso más célebre de la pequeña cárcel de Logroño, Francisco Javier Almeida, el presunto asesino del pequeño de 9 años, Álex, el niño de Lardero. OKDIARIO ha tenido acceso a esos datos y sorprende la enorme relación que tienen sus parientes más cercanos con el terrible desenlace que lo ha hecho tan conocido.

La pregunta más repetida durante los últimos días en Lardero es cómo había sido posible que un delincuente reincidente, condenado por secuestrar y estrangular a una niña de 13 años y por matar brutalmente a una mujer años más tarde, podía haber acabado viviendo a escasos metros de un colegio y un parque infantil de donde presuntamente se llevó a su última víctima. La respuesta la tiene, muy a su pesar, dos personajes inesperados: la hermana y el cuñado de Almeida.

En 2020 el presunto asesino de Álex comenzó a disfrutar de la semilibertad en tercer grado después de que la cárcel de El Dueso se negara a otorgárselo, decisión que fue enmendada por Instituciones Penitenciarias en Madrid. En mayo del año pasado la cárcel de Logroño remató la obra de Interior dejando a Almeida libre de manera condicional, para lo que buscó la colaboración de uno de sus familiares. Su hermana. La mujer poco o nada quería saber de su hermano, pero los trabajadores sociales de la cárcel la convencieron y se sirvieron de ella para que se ocupara de su hermano al tiempo que ejercía sobre él cierto control.

La mujer accedió y Almeida se mudó a vivir a su casa en Logroño. La misma ciudad en la que en 1989 raptó y dejó inconsciente a una niña de 13 años, la misma en la que apuñaló 17 veces a una mujer en 1998 y obtenía placer sexual mientras la veía agonizar ante sí. Ese era el hombre que en mayo de 2020 comenzó a convivir con su hermana, su cuñado y una hija que vivía con la pareja, su sobrina.

El miedo pudo más 

La paciencia de alguien en esa casa se agotó transcurridos tres meses. El temor pudo más y fue el marido de Rosa, la hermana de Almeida, el que decidió que ya no lo quería más tiempo bajo su techo ni cerca de su hija. Los ecos de las barbaridades del pasado se volvieron insoportables, así que Rosa y su marido buscaron un nuevo destino para Francisco Javier. Fueron ellos los que buscaron el piso de Lardero, fueron ellos los que ahora no consiguen superar el hecho de que de forma accidental colocaran al zorro en el gallinero, a muy pocos metros del parque donde desapareció Álex.

Pero ese sentimiento de culpa debe relativizarse y mucho. Almeida comunicó su cambio de domicilio al Juez de Vigilancia Penitenciaria, pero, como es lógico, el juez no conoce todas las calles de los municipios de La Rioja, así que no puso inconveniente al traslado. Sin embargo, lo que es más difícil de encajar es que de las 16 cacareadas actividades de control hechas por Interior sólo una fuera una visita presencial a esa casa. Almeida le contó a su propia hermana que un trabajador social de la cárcel de Logroño lo había visitado en Lardero. Para hacerlo tuvo que pasar junto al colegio y atravesar el parque infantil cercanos al piso de Almeida. Tampoco puso objeciones, y esto sí que es algo a destacar teniendo en cuenta el pasado como depredador sexual de Almeida.

Está claro que la desconfianza de su cuñado y los reparos de su hermana estaban más que justificados. Ahora lo que toca es averiguar qué hubiera pasado si Interior hubiera puesto tanto interés en mantener preso a Almeida como puso en convencer a su hermana para que fuera ella quien vigilara al monstruo.

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