Este es el Plan del PP para la reconquista de Cataluña

Este es el Plan del PP para la reconquista de Cataluña
La Portavoz del GPP, Cayetana Álvarez de Toledo. (Foto. PP)

Con una argucia veinteañera pero eficaz, Pablo Iglesias ha logrado torcer el pulso de la campaña a Pedro Sánchez. Le ha obligado a renegar del cualquier pacto posterior con el PP, lo cual, mírese por donde se mire, le ha venido de perillas al propio Casado que, tras esbozar someramente su “Plan España para Cataluña” se dispone en los próximos días a llenar de contenido esta iniciativa. Hace unos días en Madrid, la candidata popular por Barcelona, Cayetana Alvarez de Toledo advertía de que cualquier entendimiento, no hablaba desde luego de pacto con el PSOE, pasaría, si pasa, por una enmienda a la totalidad de todas las políticas realizadas desde el comienzo de la Transición con Cataluña.

Por formular un muestrario más o menos preciso de este Plan habría que empezar por negar el manoseado diálogo con los independentistas, un “dialogo” que en opinión de este nuevo PP es sólo un cúmulo de cesiones con las que clásicamente se ha tratado de impedir o retrasar al menos, la voluntad secesionista de los dirigentes nacionalistas. De este modo, y este sería un segundo punto, el Plan avanza  que no hay apaciguamiento posible con el nacionalismo porque sería, en todo caso, otro reinventado ejercicio de renuncia a los postulados que ahora se pretende implementar. El PP  tiene claro que hay que trabajar con la  que sus dirigentes ya denominan “La Resistencia”, un movimiento social todavía sin articular que, sin embargo, se ha puesto negro sobre blanco en la Universidad, con profesores y alumnos casi heroicos y también entre los Mossos D’Esquadra. Pero la “Resistencia” no se arma sin medios y sin inversiones económicas muy fuertes no solo desde las arcas del Estado, sino desde la iniciativa privada que, como apunta un dirigente popular: “Está más interesada que nadie en volver a Cataluña”. Más dinero para combatir al secesionismo; esta es la terapia,

Hay aspectos de este Plan, de este muy inicial muestrario singularmente atractivos: la reconquista, desde luego,  de las instituciones sociales, una aventura de muy difícil cumplimiento porque, por ejemplo: ¿cómo se hace para colocar constitucionalistas en la Directiva del Barcelona, santo y señala hoy del separatismo más radical? o ¿cómo formalizar la que ya se define como “Red de Escuelas Paralelas” que combatan contra un inmersión pedagógica, histórica y lingüística que han dejado al español como idioma prácticamente residual? Son, como se constata, iniciativas interesantes que, claro está, no pueden nacer con vocación de resultado inmediato. De ninguna manera, confiesan sus productores: el Plan tiene que recorrer un camino muy largo que no logrará visualizar logros a corto plazo.

Pero aunque la ambición pueda ser la principal característica de este Plan, hay decisiones rápidas que nunca se han puesto en marcha para evitar el enfado de los posibles aliados nacionalistas. Entre estas decisiones que se deben adoptar urgentemente, una muy precisa  porque ¿saben, sin ir más lejos, que la Alta Inspección del Estado en materia educativa tiene en el Cataluña únicamente un solo funcionario? Solo uno, palabra.  Así, los independentistas han vivido cuarenta años en la impunidad de unas medidas pedagógicas absolutamente marginadora de la realidad de castellano y cuanto su enseñanza encierra.

El Plan parece utópico pero, en opinión de sus propaladores, o se emprende ya o Cataluña en poco más de diez años será independiente del resto de España por la incomparecencia final de nuestro Estado. Hace falta -me dicen- un rearme moral para desarticular la complicidad que los sucesivos gobiernos constitucionales, desde UCD al PP pasando naturalmente por el PSOE, han tenido con los ahora golpistas. Con demasiado optimismo se da por sentado en este momento que el nacionalismo político excluyente ya ha fracasado. Queda por verlo. En todo caso, la iniciativa del PP, a fuer de ambiciosa, es extraordinariamente necesaria. No obstante es imposible hoy por hoy que el PSOE la suscriba. Sánchez está en la España federal y en el plurinacionalismo, o  sea la receta que nos ha llevado hasta el desastre en este instante crucial de la Historia de España.

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