ERC eleva el precio del apoyo a Sánchez: apoyará su investidura si hay referéndum separatista en 4 años

Oriol Junqueras Pedro Sánchez
Oriol Junqueras y Pedro Sánchez, en el Congreso.
Carlos Cuesta

Esquerra teme el avance del PDeCAT a la vista de la tensión y violencia en Cataluña. Y, aunque quiere respaldar un Gobierno de Pedro Sánchez, sabe que ha entrado en una competencia muy dura por el voto separatista con el PDeCAT. Una competencia que le puede apear de la carrera por su ansiada Generalitat.

Por eso ha trasladado ya el mensaje al PSOE de que el apoyo a la investidura de Sánchez no será gratuito ni carente de promesas concretas. Al revés: exige un acuerdo con calendario fijado para celebrar un referéndum separatista aceptado por La Moncloa en la próxima legislatura.

ERC sabe que tras la sentencia del Supremo por el golpe separatista del 1-O las cosas han cambiado. Gabriel Rufián ya se lo avisó a Sánchez durante las pasadas negociaciones de investidura: que si no se alcanzaba un acuerdo rápido habría problemas para cerrar un pacto de investidura tras las condenas. Y efectivamente así está ocurriendo.

La sentencia no ha sido dura, pero ha condenado con penas de entre 9 y 13 años a los golpistas, entre ellos, por supuesto a los de ERC. Y eso significa que el precio de un apoyo político al PSOE ha subido. En primer lugar, porque las propias bases de ERC no aceptarían una muestra de debilidad.

En segundo lugar, porque el PDeCAT ha cogido el testigo golpista con más fuerza y eso supone que la tensión en la calle y las cargas policiales consiguientes y lógicas pueden aupar el efecto electoral de Quim Torra y Carles Puigdemont, que son vistos como los más separatistas.

Y por todo ello, ERC puede intentar mantener un perfil menos violento. Pero no puede relajar sus exigencias separatistas. Porque podría ser visto como un traidor al independentismo y, por lo tanto, perder la carrera por el ascenso a la Generalitat.

El discurso interno de ERC, en este contexto, está ya definido. Según su criterio, no se debe respaldar la violencia, pero se debe dejar claro que no se tiene la intención de acatar la sentencia del Supremo porque, según ellos, es la muestra de que España ha dejado de ser democrática. En consecuencia, se debe trabajar ya en nuevos 1-O pero “pacíficos”. ¿Y cómo se logra eso? Pues pactando con el Gobierno un referéndum que acepte La Moncloa. Uno que sea visto internacionalmente como una votación con plenas garantías y aceptación nacional e internacional del resultado.

Algo que saben que requerirá de más tiempo, pero que quieren que se cumpla en la próxima legislatura de Pedro Sánchez en caso de que llegue efectivamente al poder.

Mientras tanto, el plan pasa por “la resistencia pacífica, la movilización y la desobediencia civil, siempre pacífica, porque son con las urnas y los votos nuestras mejores herramientas”, tal y como han destacado ante el Parlamento catalán en los últimos días.

Su exigencia se parece cada vez más a las de PNV para el País Vasco. Y eso genera un peligroso foco de presión para el PSOE, que no podrá gobernar con los separatistas en la próxima legislatura sin comprometerse, al menos, a pasos firmes y definidos hacia la modificación del actual esquema constitucional.

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