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David Alandete: «Sánchez me llamó con malos modos para censurar un titular, me negué y pidió mi cabeza»

El corresponsal de ABC en Washington y autor de 'La trama rusa' fue despedido de 'El País'

"Sánchez tenía topos en 'El País' que le adelantaban los titulares y llamaba para que los cambiáramos"

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David Alandete.

«Sánchez me llamó con malos modos para censurar un titular, me negué y pidió mi cabeza». Es el testimonio en primera persona de lo vivido por David Alandete siendo director adjunto de El País en la etapa previa a la llegada de Pedro Sánchez a Moncloa. En una entrevista a OKDIARIO, David Alandete recuerda la llamada a su móvil «con bastantes malos modos» que recibió de Pedro Sánchez, estando al mando del periódico un 30 de enero de 2015 para cambiar un titular porque -decía Sánchez- «ese titular no ayuda». Alandete se negó y Sánchez pasó a las amenazas: «Voy a llamar a tus jefes. Le insistí en que ‘el titular es el que es y no lo voy a cambiar’. Y no lo cambié. Y, efectivamente, llamó a mis jefes. Y, desde entonces, me consta que pidió varias veces mi cabeza». Y le consta porque guarda las pruebas directa e indirectas: «Tengo conversaciones de compañeros y jefes míos con mensajitos y recaditos de Pedro Sánchez. Es un hecho».

David Alandete asume que las presiones a la prensa de todos los políticos, partidos, empresas, gobiernos, etc. forman parte diaria de nuestra profesión, pero no acepta de Sánchez «que pretenda ahora darnos lecciones». Se refiere a esa «ley para la censura» (así la califica) que ha anunciado el presidente del Gobierno: «Si él no estuviera haciendo esto ahora, aquello no tendría ninguna importancia. ¿Qué más da? Él es un político, yo soy un periodista. Cuanto menos amigos seamos, mejor. Yo creo que así es como debe funcionar la profesión. Lo que no es normal es que alguien que a mí me ha pedido directamente cambios de titulares y que ha sabido titulares que El País iba a publicar al día siguiente porque tenía topos en la redacción que se los adelantaban quiera ahora venir a decirnos que hay muchas presiones y que él va a legislar para solucionar eso. ¿Perdona? Si eres tú el que ha ejercido esas presiones como muchos otros».

David Alandete vuelve a los hechos para entender las prisas de Sánchez en controlar a la prensa: «Lo que es un hecho es que la Justicia está investigando a la mujer de Sánchez y el votante tendrá que decidir con base a eso. Lo que Sánchez quiere es que no se sepa o que se manipule el hecho de que la Justicia está investigando a su mujer y controlar el mensaje». Alandete cree que busca dividir a la prensa: «Su mayor triunfo sería crear división y que una profesión fragmentada acabara acatando esto para tener una prensa más débil, que es lo que le conviene a un poder [el de Sánchez] con tintes bastante autocráticos».

¿Sánchez tenía topos en la redacción de El País?, le preguntamos. David Alandete responde: «Sí. Un día entró una compañera a mi despacho y me dijo que estaba muy agobiada porque le había llamado la jefa de prensa de Sánchez, Maritcha Ruiz [colocada ahora por Sánchez como presidenta del Hipódromo de La Zarzuela] para decirle que ‘el titular que llevas no está correcto’. Ese titular estaba en el software para la edición impresa del día siguiente. Nadie de fuera podía conocerlo. Alguien del periódico les avisó, con lo que te haces una idea de lo que era trabajar en El País en aquella época. Dos o tres semanas después de aquello relevaron a Antonio Caño como director y a nosotros nos despidieron».

Sánchez, «censor»

«Sánchez es un censor», afirma con rotundidad David Alandete, a la luz de su propia experiencia con él. David es tan escrupuloso y profesional con los hechos, sagrados en periodismo, que al preguntarle si Sánchez le cortó la cabeza nada más llegar a la presidencia responde: «Bueno, eso es una conclusión que puede sacarse de los hechos». Y, entre ellos, describe este: «En mayo de 2018, unos días antes de que me despidan, dos periodistas de TVE me llamaron por separado para decirme que habían estado en tertulias con un ministro, que creo que era Ábalos, que les dijo que lo de El País estaba hecho, que iba a haber una purga y que era mejor que empezaran a pensar en otros tertulianos». Antonio Caño fue relevado como director de El País a los 8 días de llegar Sánchez a La Moncloa y la dirección del periódico, David incluido, despedida fulminantemente.

‘La trama rusa’ del ‘procés’

David Alandete es hoy corresponsal de Abc en Washington y ha publicado una de las más prolijas investigaciones sobre las conexiones de Rusia y el procés: La trama rusa. La alianza entre el independentismo catalán y el Kremlin. David fue uno de los primeros periodistas en investigar en solitario este peliagudo y peligroso asunto del que Pedro Sánchez tampoco ha querido saber nada desde su llegada a Moncloa pese a que, en la oposición, lo consideraba un asunto prioritario: «Luego llegó la moción de censura y necesitó a los independentistas».

David Alandete relata en el libro los contactos del equipo de Carles Puigdemont (antes, durante y después del procés) con personajes cercanos a Putin y a sus servicios de inteligencia. David cuenta la entrevista que tuvo en octubre de 2017 el propio Puigdemont en su residencia oficial de presidente de la Generalitat con un emisario -así se lo presentaron- del Kremlin. Y desvela las reuniones y viajes a Moscú de sus colaboradores «con impunidad», incluso estando ya en Waterloo. Una vez más aparece la figura clave de su abogado Gonzalo Boye.

David Alandete cuenta cómo Sánchez ha puesto, desde 2018, todo tipo de «palos en la rueda usando la Fiscalía» a las investigaciones del juez García Castellón en la Audiencia Nacional y del juez Aguirre en Barcelona. Aguirre ha quedado prácticamente, en solitario, en su investigación del caso Voloh y llegó a recibir, como clara amenaza, una falsa bomba. Alandete describe cómo consiguió Sánchez, vía Marlaska, apartar también al jefe de la Policía Judicial en Barcelona, el prestigioso teniente coronel Daniel Baena, de la Guardia Civil. Usó al diario Público, propiedad de Jaume Roures, para descalificarlo: «Lo destituyeron dándole una patada para arriba [a un puesto burocrático]. El juez Aguirre pasa a trabajar con la Policía Nacional, que es como darle un reset gigante al caso, aunque ha hecho un gran trabajo». Jaume Roures, con Oriol Soler y Xavier Vendrell (que ha hecho fortuna en la Colombia del podemita Petro) aparecen en las investigaciones del juez Aguirre por sus lazos con el Kremlin y el independentismo.

David recuerda el «momento delirante» en enero en el Parlamento Europeo al votar una resolución instando a los gobiernos, incluido el español, a investigar las injerencias de Rusia y pidiendo que protegieran a los jueces: «En ella se mencionaba al juez Aguirre y el caso de Puigdemont. Votó a favor todo el Partido Popular Europeo y todo el Partido Socialista de Europa, excepto el PSOE».

Mafia rusa, Venezuela y Pablo Iglesias

La trama rusa permite visualizar los métodos que Rusia usa para desestabilizar Europa. Sus caballos de Troya van de políticos a supuestos periodistas, pasando, cómo no, por influencers en distintos campos y redes sociales: «El FBI tiene identificados a más de 2000 influencers en 80 países pagados por Rusia, también en España, y, en breve, podría difundir la lista».

Alandete marca el eje de Rusia e Irán con Cuba, Venezuela y los países del llamado Grupo de Puebla [en el que está el PSOE] y el Foro de Sao Paulo. Y habla de la oportunidad que ve el Kremlin en España, antes del procés, en 2014, con la llegada de Pablo Iglesias y Podemos a la política, aunque el libro aporta un contexto más amplio de las injerencias rusas: el interés de Moscú por acabar con los fiscales y jueces que investigan los negocios de la mafia rusa en Cataluña, Alicante y Málaga. David Alandete habla de la importancia que tuvo el envenenamiento, en Londres, en 2006, de Alexander Litvinenko [ex teniente coronel, disidente, de los servicios secretos rusos que había proporcionado información a la Guardia Civil sobre la mafia rusa en España en distintas reuniones por Europa]: «El fiscal contra la corrupción y el crimen organizado, José Grinda, había mantenido contactos indirectos con Litvinenko e iba a ofrecerle información. Litvinenko fue envenenado antes de la reunión». Para David Alandete, «ahí empieza la operación de desestabilización rusa de España, que pasa por aprovechar cualquier resquicio que haya».

Desde 2014, el resquicio se llama Podemos: «El Pravda hablaba de Podemos como un partido prorruso que estaba sacudiendo España». David Alandete recuerda los encendidos discursos prorusos de Iglesias en el Parlamento Europeo señalando a Ucrania como un «país nazi» en plena anexión de Crimea o, incluso, las campañas de desprestigio montadas contra jugadores de fútbol como Zozulia. Para David Alandete, «Podemos ha tenido una enorme influencia en los procesos de desinformación en España».

Rusia tiene pagados a numerosos periodistas: «Aquí en Washington hay una periodista española, Elena Villar, que trabaja para el canal ruso RT. Se dedica a acosar e insultar a periodistas amenazados que han tenido, al final, que salir de Rusia como Marc Marginedas o Xavier Colás».

Pablo Iglesias tiene como subdirectora de Canal Red a Inna Afinogenova, que fue subdirectora de RT: «Se han dedicado a publicar audios privados del juez Aguirre. Es gente que pervierte el lenguaje para repetir el mensaje de Rusia sobre Ucrania o cambiar la historia y afirmar que la Unión Soviética nunca llegó a firmar una alianza con Hitler, cosa que es mentira, o que nunca fue una dictadura. Mienten para convencer a la gente que no se informa por los medios tradicionales o digitales, sino por influencers. Es un peligro gravísimo».

David Alandete ha sufrido también las campañas de desprestigio de periodistas y políticos pagados por el Kremlin: «Empezaron a publicar que era de la CIA, que estaba loco o que era rusófobo. Siempre intentan deslegitimarte». Pero le resta importancia porque recuerda que peor lo tienen nuestros compañeros en Rusia: «Hablamos de un país en el que se ha asesinado a tiros a periodistas en plena calle o se les ha envenenado».

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