Cesión de Sánchez a Aragonès: la nueva Ley Audiovisual obligará a menos series en español en Cataluña

Generalitat catalán
Pedro Sánchez y Pere Aragonés.
Joan Guirado

En Moncloa empiezan a pensar que la alianza con ERC será duradera. Y para que así sea Pedro Sánchez sabe que debe cuidar a su socio prioritario. Así pues, además de tirar de talonario en materia fiscal y de inversiones, el presidente del Gobierno cederá a una de las exigencias históricas del independentismo: reducir la presencia del español en favor de una mayor presencia del catalán en la industria audiovisual.

Pese a que las expectativas, antes de la mesa de negociación, eran otras, el golpe de autoridad de Pere Aragonès contra Junts per Catalunya ha acercado a socialistas y republicanos. La reunión fue «extremadamente bien», sostienen fuentes gubernamentales, hasta el punto de que, aunque no estaba previsto, los dos presidentes se acabaron sentando en la mesa y acordaron no poner plazos a los posibles acuerdos. Es su forma de ganar tiempo para aplazar sine die cuestiones como el referéndum o la Ley de Amnistía.

Pero entretanto, Sánchez debe dar argumentos a Aragonès para mantener la vía del diálogo abierta, frente a unos socios cada vez más radicalizados y que ya no quieren dar tiempo al Gobierno. Y uno de esos argumentos será aumentar la presencia del catalán en el cine, las series y la televisión a través de la Ley General de Comunicación Audiovisual. El Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital ultima el proyecto de ley que llevará al Congreso y que incluirá una modificación que satisfaga a ERC.

La irrupción de nuevos formatos audiovisuales como Netflix, HBO, Amazon Prime, YouTube o TikTok, ha obligado a la Comisión Europea a instar a los países miembros a adaptar sus marcos normativos a estas nuevas plataformas. Las nuevas empresas del sector, cada vez más potentes e influyentes, han presionado a las instituciones europeas para que puedan participar en el reparto del pastel.

Aunque los porcentajes todavía no están cerrados, el proyecto de ley garantizará una mayor presencia del catalán en la industria audiovisual, hasta el punto de forzar a estas productoras a invertir en más en la lengua regional que en el español. Una petición arriesgada, ya que el mercado se reduce mucho. El portavoz de ERC en la comisión que trabaja esta ley en el Congreso, Joan Capdevila, apunta a OKDIARIO que lo que quieren es «que no se reduzca la presencia del catalán convirtiéndola en una lengua folclórica  y anecdótica».

Del 30% de las obras audiovisuales que Europa exige que sean con sello europeo y en lenguas oficiales de cada estado, como mínimo, en el caso de Cataluña, el 15% tendrán que ser en catalán. Es un porcentaje ligeramente menor al que quiere la Generalitat, pero al que el Gobierno estaría dispuesto a ceder. Una forma de contentar a Cataluña sin enfadar mucho al sector.

El plazo que dio la UE para adaptar sus leyes finalizó en septiembre del 2020 y, un año después, España es el único estado miembro que no ha presentado un texto que modifique la ley anterior. La previsión del departamento que dirige la vicepresidenta primera Nadia Calviño es que antes de finalizar el año el Congreso pueda dar luz verde a la norma.

Sin beneficios económicos

Si bien Moncloa se abre por primera vez a ceder a las exigencias del independentismo en lo que a la presencia del catalán y el español en la industria audiovisual se refiere, dónde el Gobierno es más intransigente es en el reparto de las nuevas tasas que las plataformas como Netflix, HBO,  Amazon Prime, YouTube o TikTok deberán abonar para la financiación de nuevos formatos o los medios de comunicación públicos.

Con el presidente Sánchez empeñado en convertir a España en el Hollywood de Europa, como trasladó él mismo durante su visita a Las Vegas, nuestro país es el que proyecta un tipo impositivo más bajo para estas empresas. Mientras Francia pretende cobrar un 20% e Italia, un 12,5%, el Ejecutivo limita la cifra en un 5% para no espantar a estas grandes compañías y que apuesten por invertir en España. En todo caso esa inversión irá a parar mayoritariamente a RTVE y dejará fuera del reparto a TV3, algo que se critica desde Cataluña. Ahí Aragonès parece tener poco a hacer.

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