Relevo en el PP

Cayetana quería votar a favor de la eutanasia en contra del criterio de sus 88 compañeros de Grupo

Cayetana Álvarez de Toledo
Cayetana Álvarez de Toledo, en el Congreso.
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

El largo historial de desencuentros de Cayetana Álvarez de Toledo con el partido en el que, hasta este lunes, ejercía de portavoz parlamentaria, culminó con una desleal declaración pública en la que arremetió directamente contra su líder, Pablo Casado. Sus choques, especialmente con el secretario general Teodoro García Egea -partidario de una línea dialogante y pactista- no son un secreto. Tampoco, que la portavoz no gozaba del beneplácito de los barones. Ni que, aún a riesgo de comprometer a su formación, no estaba dispuesta a comprometer su propia línea política.

Uno de los puntos de roce más significativos fue la postura de Álvarez de Toledo favorable a la ley del PSOE para despenalizar la eutanasia, que el Congreso debatió el pasado mes de febrero. El PP se posicionó firmemente en contra, pero la portavoz defendió que debía asegurarse la libertad de voto de los diputados, con la intención de desmarcarse. Estaba dispuesta a votar a favor de la eutanasia en contra del criterio de sus 88 compañeros del Grupo Parlamentario Popular.

Esa circunstancia agrandó las diferencias con Génova, visto que la eutanasia es un tema sensible para el PP. Incluso el partido de Casado llegó a calificar de «suicidio asistido» la propuesta socialista y presentó su propia alternativa, una ley de cuidados paliativos «para acompañar a una muerte digna ante el dolor y sufrimiento de una persona en los últimos días de su vida».

Sin embargo, Álvarez de Toledo quiso ya entonces marcar perfil propio dando libertad a los diputados. Un criterio que no fue compartido por la dirección. Precisamente, fue Cuca Gamarra, hasta ahora vicesecretaria de Política Social del PP y elegida nueva portavoz en el Congreso, quien reiteró que el partido «tiene disciplina de voto en el grupo» y que ello regiría aquella tramitación.

Álvarez de Toledo ha intentado preservar su parcela de poder en el Congreso, al margen de la cúpula. Poco tiempo después de ser elegida, ya defendió la libertad de voto de los diputados para cuestiones concretas que afectasen a «delicados asuntos morales», como en lo que se refiere al aborto o la eutanasia, entre otros.

En una entrevista en Efe, aseguró además que promovería la «libertad del parlamentario» dentro del grupo, para que se vea que son individuos «con perfil propio y manera de hablar propia» y no parte de una maquinaria.

Este lunes, en una durísima declaración pública, la ya ex portavoz atacó directamente a García Egea, por, en su opinión, «restringir al mínimo la autonomía del grupo parlamentario». «Lealtad y criterio propio son perfectamente compatibles en mi opinión», consideró.

Pero lo cierto es que para el PP era insostenible tener a una portavoz incontrolable y reacia a plegarse a un mínimo argumentario. En Génova se recuerda aún la polémica por la alusión a Pablo Iglesias como «hijo de un terrorista». Una frase que arruinó la estrategia que había diseñado el partido para aquel pleno, en el que pretendía acorralar al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, por la purga del coronel de la Guardia Civil Diego Pérez de los Cobos en plena investigación judicial sobre la actuación del Gobierno al inicio de la pandemia. La severidad de la afirmación de la portavoz empañó todo lo demás.

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