Carles Puigdemont

Puigdemont viajó en ferry de noche hasta Estocolmo donde le esperaba el coche balizado por el CNI

Puigdemont
El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont (Foto: Efe)
Joan Guirado

El sábado por la mañana, tras conocerse la activación de la Euroorden de detención y entrega, el abogado de Carles Puigdemont, Jaume Alonso-Cuevillas, dejó claro que su cliente se iba a entregar ante las autoridades finlandesas para colaborar con la justicia de ese país. En ese momento, Alonso-Cuevillas decía desconocer el paradero de Puigdemont y reconocía que no había hablado con él desde el día anterior. Según ha podido saber OKDIARIO, Cuevillas mintió al dar esa información, ya que el letrado del ex President sabía en todo momento que ya había abandonado Finlandia y que no iba a entregarse a la policía que le buscaba.

Entre otras cosas, porque según ha contado el mismo abogado, en el momento de conocer la tramitación de la Euroorden en Finlandia y de que él anunciara su predisposición a colaborar, el letrado se encontraba en el pleno del Parlament y de allí se marchó con su familia al municipio de L’Estartit (Gerona), a unos 130 kilómetros de Barcelona. Si Puigdemont iba a entregarse, ¿por qué en lugar de ir de Barcelona a L’Estartit, no se dirigió rápidamente al aeropuerto para volar hacía Finlandia para asistirle, como sí hizo el domingo tras su detención?

Con su abogado gozando de un fin de semana en familia y con la seguridad de que no iba a ser detenido, Puigdemont se marchó de Helsinki al atardecer del viernes con destino a la costa este de Finlandia donde cogió un ferry con destino a Estocolmo, un viaje de unas 10 horas –el billete costó unos 88 euros– que se realizó a lo largo de la noche del viernes al sábado.

A media mañana, en la ciudad sueca les esperaba el Renault Espace con el que normalmente se desplaza Puigdemont y su equipo por Bélgica y con el que los ocupantes iban a cruzar Suecia, Dinamarca, Alemania y Holanda hasta llegar a Bruselas. Lo que no sabían es que, el CNI y la Comisaría General de Información de la Policía, iba rastreando cada kilómetro en la ida del vehículo y tenía monitorizadas hasta tres rutas más de la elegida para volver hasta Bélgica.

Móviles geolocalizados

Ahí empezaba el fin de la fuga de Puigdemont. Tras sopesar avisar a las autoridades danesas para efectuar su detención, los agentes de la Comisaría General de Información de la Policía esperaron hasta cruzar la frontera con Alemania para dar el aviso. Fue cuando el ex presidente y sus acompañantes pararon en una gasolinera de Jagel, en el land de Shleswig-Holstein, cuando una patrulla de la policía de carreteras se les acercó para identificar a los ocupantes. Sentado en el asiento del copiloto, un Puigdemont sorprendido quedó detenido en base a la Euroorden dictada horas antes por el juez Pablo Llarena. Este lunes, en el establecimiento se había impuesto el silencio: tenían prohibido hablar de Puigdemont ni de lo que vieron el domingo.

El balizamiento del vehículo, que según publicó OKDIARIO hacía semanas que estaba monitorizado por los servicios secretos españoles, fue una de las claves para su detención. Pero fue imprescindible la geolocalización activada del teléfono móvil de uno de los cuatro acompañantes de Puigdemont. A través del señal del teléfono, los agentes pudieron dar en todo momento con el punto exacto donde se encontraba el vehículo, hasta el momento de su detención. Era concretamente el teléfono móvil del historiador Josep Luis Alay Rodríguez, una de las cuatro personas que acompañaban al ex president, además de su amigo inseparable Josep Maria ‘Jami’ Matamala, y los conductores Carlos de Pedro y Xabier Goicoechea. Los cuatro continuaban ayer en la ciudad de Neumünster pendientes del futuro judicial de Puigdemont, observando a pocos metros de la prisión donde está ingresado todos los movimientos que había.

Entregarse a Bélgica

La intención de Puigdemont, según sus abogados, era entregarse en Bélgica. A sabiendas de que la fiscalía iba a dejar en libertad a los cuatro residentes en el país con la orden de detención y extradición, y con el domicilio fijado en ese país, la capital europea era el destino idílico para su entrega. Hasta allí tenia previsto viajar el domingo su abogado Jaume Alonso-Cuevillas, horas después de la llegada de Puigdemont, que inicialmente no se iba a alojar en la mansión de Waterloo, hasta entregarse a las autoridades belgas.

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