Crisis del coronavirus

Cataluña ya supera el riesgo de contagio de Madrid cuando Sánchez impuso su cerrojazo por decreto

El nivel de 'paciencia' de Illa es diferente dependiendo si se trata de Madrid o de Cataluña, a la que no se le ha impuesto un cierre pese a estar en una situación peor que Madrid cuando sí se confinó

El plan Ayuso funcionaba: la OMS coloca a Madrid como la región europea donde más baja el riesgo de contagio

Cataluña riesgo contagio
Gráfico comparativo de la incidencia de Cataluña y Madrid.
Pelayo Barro

Cataluña dobla en estos momentos el riesgo de contagio que el Ministerio de Sanidad considera como nivel extremo. Los últimos datos de la Generalitat para este martes muestran una incidencia acumulada de 607 casos por cada 100.000 habitantes. Una cifra incluso superior a la que tenía Madrid (con 540) el pasado 9 de octubre, el día que el ministro de Sanidad, Salvador Illa, anunció el cierre de Madrid y la declaración del estado de alarma alegando que «la paciencia tiene un límite» y sólo un día después de que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid tumbase el confinamiento de la Comunidad al considerarlo ilegal.

La situación de la segunda ola de la pandemia en Cataluña es cada día peor. La cifra de contagios crece cada 24 horas, reflejando que aún no se ha alcanzado el pico. El riesgo de rebrote, una tasa que calcula el departamento de Salud catalán, está en 887: un nivel superior al que mostró en cualquier momento de la primera ola de la pandemia. El mapa de riesgo de contagio en Cataluña está en máximo nivel de riesgo.

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Mapa del riesgo de rebrotes en Cataluña (Fuente: Consejería de Salud catalana).

De momento sólo se ha decretado el cierre de bares y restaurantes, se aplica el toque de queda -una hora antes de lo estipulado por el Gobierno, a las 22 horas- y se valora la posibilidad de confinamientos domiciliarios. Sin embargo, el confinamiento perimetral que permite el estado de alarma decretado el domingo y aplicado ya por algunas comunidades aún no está sobre la mesa.

A la Comunidad de Madrid, en cambio, el Gobierno de Pedro Sánchez y el Ministerio de Sanidad le impusieron hace ahora casi un mes un confinamiento de todo su territorio. Primero mediante una instrucción firmada por Illa, tumbada tras revés del TSJM a la medida que pretendía recortar derechos fundamentales a través de una simple Orden Ministerial. Y después, con la declaración de un estado de alarma ‘a la carta’ sólo para la Comunidad, cuyo objetivo fue impedir por todos los medios que los madrileños pudiesen abandonar la región coincidiendo con el puente festivo del 12 de octubre.

La «paciencia» de Illa

Aquella segunda decisión se tomó el pasado 9 de octubre. En una rueda de prensa convocada a última hora, el ministro Illa compareció con tono de gravedad para advertir que «la paciencia tiene un límite».

En nombre del Gobierno, Illa anunció que las medidas sobre Madrid las decidiría el Gobierno, a pesar de que en ese momento el sistema de restricciones de la movilidad por zonas sanitarias básicas impuesto por el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso estaba funcionando. Lo acreditaban entonces incluso fuentes independientes de referencia como la UE y la OMS.

Ese 9 de octubre Madrid tenía una incidencia acumulada de 540 puntos. Era una cifra superior a los 500 exigidos por el Gobierno en sus límites fijados ad hoc para el cierre de la región, pero los datos de contagios mostraban una clara tendencia a la baja desde el fin de semana del 19-20 de septiembre. Hoy, más de un mes después, puede comprobarse claramente que ahí estuvo el pico de la pandemia.

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Datos de Sanidad para el 9 de octubre, con Madrid en una IA de 540.

El Gobierno no atendió a ninguna de las razones, explicaciones o propuestas del Ejecutivo regional y siguió adelante con su plan de cerrar Madrid. Un plan sobre el que la oposición vio un intento de Illa de ganar puntos de cara a una más que probable carrera electoral como candidato en las próximas elecciones catalanas.

Hoy, con la situación en Cataluña al borde del colapso, el nivel de «paciencia» del Gobierno es diferente. El posicionamiento de Sanidad frente a la región es muy distinto al que vivió Madrid hace apenas unas semanas, con menos contagios y mejor previsión de cara a la evolución de la pandemia. Si entonces era Moncloa quien tomaba las decisiones, ahora se permite que sean las propias comunidades quienes decidan -de momento- si aplican el confinamiento perimetral o no. Pese al alto riesgo de contagio, Cataluña no quiere ser confinada y, por tanto, no será confinada.

Alarma y toque de queda

El Gobierno aprobó este domingo el decreto del nuevo estado de alarma que, como medida principal, contempla un ‘toque de queda’ nacional y obligatorio, entre las 11 de la noche y las 6 de la mañana. Pedro Sánchez justifica la medida en que es «necesaria» para ciudadanos y sectores económicos. El ‘toque de queda’ supondrá, no obstante, un golpe durísimo para la economía y especialmente para el sector hostelero, ya muy golpeado por la crisis.

Sánchez, pese a ello, consideró que el estado de alarma «lo exigen los ciudadanos para dar un horizonte de tranquilidad, sosiego y certidumbre a su día a día» pero «también los actores económicos para dar un horizonte de garantías de trabajo a las empresas y empleos», además del Ministerio de Sanidad «para trabajar con las herramientas durante el tiempo que haga falta».

El Ejecutivo planteará al Congreso una única prórroga, que se extenderá hasta el 9 de mayo, lo que permitirá a Sánchez esquivar la necesidad de negociar los apoyos en sucesivas ampliaciones. El socialista evitará también acudir a la Cámara a defender las medidas, ya que ha decidido delegar esa obligación en el ministro de Sanidad, Salvador Illa. Sánchez aseguró que «si las circunstancias lo permiten, el Gobierno levantará el estado de alarma sin demora».

El jefe del Ejecutivo, que durante meses negó la segunda ola, dibujó este domingo un panorama sombrío y llegó a decir que «la situación es extrema». De nuevo, como es habitual en sus intervenciones, apeló a la «responsabilidad» de los ciudadanos: «La batalla va a ser dura, pero con disciplina social, unidad y moral de victoria lo vamos a lograr», advirtió.

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