Casado cree que puede gobernar y pide a los suyos un impulso final para «convencer a los indecisos»
Pablo Casado se siente fuerte a medida que se van consumiendo jornadas para que llegue el 10-N. El líder del Partido Popular está convencido de las opciones de su partido, refrendadas por algunas encuestas que le sitúan cerca del PSOE, lo que le ha llevado a decir que tiene «las mismas opciones para gobernar» que Pedro Sánchez. También ha insistido en que el objetivo prioritario es «convencer a los indecisos».
El presidente popular se ha referido a sus opciones de gobernar tras las elecciones del 10-N, argumentando que su formación puede «dialogar, negociar y pactar» como ha hecho a nivel autonómico y local.
Casado ha celebrado este sábado un mitin-comida en la localidad gallega de Lalín, en la provincia de Pontevedra, acto al que han asistido unas 1.500 personas, y en el que ha subrayado que ya está en «empate técnico» con el PSOE para las próximos comicios, por lo que ha pedido a lo suyos un «impulso final» para ganar el 10-N, algo que ve factible si se logra «unir los esfuerzos» del centroderecha.
Casado se ha referido a sí mismo como la única opción, entre los líderes que protagonizarán el debate del próximo lunes, que garantiza la «alternancia» frente a un Sánchez que no ha querido pactar desde las elecciones de abril y que ha planteado el 10-N como un «autorreferéndum».
El líder del PP ha hecho un llamamiento a unir a la «inmensa mayoría que ama España» en torno a su formación y convencer a los indecisos de que votando esta opción van a ver defendidos sus intereses «sin sectarismos, sin intolerancia y con fiabilidad», en contraste con otras siglas, aunque sin mencionar expresamente a Ciudadanos y Vox.
Sus críticas han vuelto a estar centradas en Sánchez a quien ha reprochado que vaya a «forzar» a los reyes de España «a visitar la dictadura cubana un día después de las elecciones», algo de «verdadera vergüenza», ha dicho.
También le produce esta misma vergüenza que Estados Unidos «se está planteando sancionar a España por sus contemporizaciones con el régimen dictatorial de Nicolás Maduro», según ha afirmado, pese a que el Gobierno ha insistido hoy mismo en que la Administración estadounidense «nunca ha barajado» esa idea.