Bronca en el último debate entre los candidatos del 14-F: «Terrorista», «delincuente» y «fascista»
El último debate a menos de 72 horas entre los candidatos a la Presidencia de la Generalitat de Cataluña ha destacado por el tono bronco, casi barriobajero, de su primera mitad, donde la moderadora Ana Pastor ha tenido que solicitar, casi rogar, varias veces, a Carlos Carrizosa de Ciudadanos, Laura Borràs de JxCat, Pere Aragonès de ERC, Salvador Illa del PSC, Jessica Albiach de En Comú Podem, Laia Estrada de la CUP, Alejandro Fernández del PP, Ángels Chacón del PDeCAT e Ignacio Garriga de Vox que se abstuvieran de realizar determinados comentarios.
El candidato de Vox, Ignacio Garriga, ha acusado al presidente en funciones de la Generalitat, Pere Aragonès, y sus «hordas totalitarias» de «tirar piedras» contra actos de campaña de Vox y lo ha tildado de «terrorista», también ha tachado de «delincuente metida a política» a Estrada, que a su vez lo ha llamado «fascista», y ha responsabilizado a Illa y al Govern de los estragos de la pandemia de Covid y ha mantenido un tenso pulso con Fernández, que le ha exigido que no le «grite».
Durante la primera hora de debate, los desprecios mutuos, los reproches y las acusaciones que rayaban el insulto, han sido la tónica dominante de un tenso coloquio que incluso ha sacado de quicio a la moderadora. Es más, la tensión ha ido tan en aumento, que el independentismo ha llegado a quedar en un segundo plano en determinados momentos.
Hasta tal punto ha reinado la confusión entre los candidatos que, cuando ha llegado ese bloque específico, varios de ellos han vuelto a hablar de economía, en un giro que nadie esperaba. Aun así, el independentismo sobrevolaba las intervenciones y salía de forma sistemática en todos los bloques, por un lado para atacarlo cuando hablaban los candidatos constitucionalista y, por otro, para loarlo, cuando llegaba el turno de los separatistas.
Uno de los momentos tensos ha llegado con la intervención de la representante de la CUP, Laia Estrada, que ha afirmado: «Nosotros lo que estamos exigiendo es una hoja de ruta para la soberanía que merecemos. Tenemos que desplegar todas las políticas que merecemos. Queremos una DUI después de movilizar y luego forzar una negociación en condiciones y no como ahora que no se habla de lo importante, la autodeterminación. La investidura dependerá de con quién podemos tener alianzas».
Vox y el PP han cargado contra los independentistas, al igual que Salvador Illa, que ha utilizado un tono más bajo que Garriga y Fernández, quien ha metido incluso a Illa dentro del saco del separatismo por la connivencia del PSOE con ERC.
El ex ministro de Sánchez, blanco de la mayor parte de las críticas de todos los candidatos no sólo por negarse a hacerse una PCR, sino por el tiempo que ha pertenecido al Gobierno de Pedro Sánchez, ha afirmado: «Quiero abrir un tiempo nuevo en Cataluña. Quiero dirigirme a los que quieren el cambio. He vuelto para quedarme. El cambio a Cataluña ha llegado para quedarse. Ya basta de lo que hemos visto aquí».
Pactos
Sobre el pacto que han firmado los partidos independentistas en contra de pactar con el PSC, el actual presidente en funciones de la Generalitat y cabeza de lista de ERC, Pere Aragonès, ha criticado la actitud de Illa: «Desde esa superioridad moral que ha ido exhibiendo durante toda la campaña, ahora le parece mal que los independentistas con los que usted no quiere pactar, digamos que no vamos a pactar con usted. ¡Menos humos!», ha exclamado».
Pero no sólo los partidos que piden la independencia se han posicionado contra Salvador Illa, el bloque constitucionalista al completo también lo ha hecho. Así, tanto Ciudadanos como el Partido Popular y Vox han asegurado que no pactarán con el ex ministro de Pedro Sánchez, quien se ha erigido como el enemigo número uno de todos los candidatos.
Los pactos también han llevado a los actuales socios de Gobierno, ERC y JxCat, a un tenso debate sobre los posibles acuerdos electorales, donde Laura Borràs ha terminado diciendo que pase lo que pase: «No vamos a permitir que la Moncloa se instale en la Generalitat».
Mientras, Aragonès le respondía que: «No se equivoque de rival: Su rival no soy yo, no es ERC. Su rival es Illa», justo antes de reprocharle que JxCat gobierne en la Diputación de Barcelona con la socialista Núria Marín, «imputada por corrupción».