Batet pactó con ERC apoyarse en el informe de los letrados para decidir la suspensión de los golpistas
El tiempo ganado por Pedro Sánchez y Meritxell Batet hasta aplicar la suspensión de los cuatro diputados golpistas no ha sido casual. La suspensión de Oriol Junqueras, Jordi Sánchez, Josep Rull y Jordi Turull era obligatoria y automática, según la legislación española, pero Sánchez no quería ni aparentar un excesivo compadreo con los golpistas -este domingo las elecciones autonómicas pueden castigar esa cercanía de los socialistas con los separatistas en muchas regiones-, ni enemistarse con ERC -a quien va a necesitar a lo largo de la legislatura-.
La solución fue pactada por Batet con ERC: copiar el modelo de resolución usado en el Parlament catalán. Es decir, que fuesen los letrados de la Cámara los que decidiesen. De ese modo, ERC no se ve obligado a romper su diálogo con el PSOE en un pretendido alarde de enfado por la suspensión, y el PDeCAT no puede criticar una supuesta falta de coraje de los republicanos porque ellos mismos asumieron en Cataluña el criterio de los letrados en julio del pasado año.
Este modelo de resolución se dio, tal cual, en el Parlament catalán a través del documento sellado y presentado por el nuevo letrado de la Cámara regional, Joan Ridao. El letrado evaluó y avaló la solución del Tribunal Supremo: en ese caso, para permitir la sustitución temporal de los parlamentarios procesados. De esa manera, los diputados suspendidos -Carles Puigdemont y los ex consejeros Oriol Junqueras, Raül Romeva, Jordi Turull, Josep Rull, y el expresidente de la ANC Jordi Sànchez-, pudieron ser reemplazados de forma temporal por otros del mismo grupo parlamentario.
El criterio en este caso ha sido distinto. Pero no el mecanismo de resolución: pasar por los letrados de la Cámara. Y eso significa que, en el fondo, Batet y el Gobierno han dado prioridad a estos letrados frente al mandato de suspensión automática que marcan las leyes españolas.
Teatro medido
Solución salomónica. Y sobre todo aparente para evitar roces: por un lado se cumple -aunque sea de forma remolona- la ley, cosa que el Gobierno buscaba en este asunto desde el principio para evitar tener problemas antes de las elecciones autonómicas, locales y europeas. Por otro lado, el PDeCAT no puede criticar la fórmula en su pugna con los republicanos, porque fue la misma que la adoptada en Cataluña por ellos mismos. Y, en tercer lugar, ERC puede mantener el trato con el PSOE sin verse obligada a cortar relaciones. Todos tranquilos en un teatro medido y pactado entre Batet y ERC.
El problema no era de fácil solución política para el PSOE. Porque los barones Guillermo Fernández Vara, Emiliano García-Page y Javier Lambán no querían polémicas con el tema separatista antes de las elecciones de este domingo. Pero Batet, con la que no han tardado en rozar los barones por su demora, buscaba ante todo mantener la negociación con ERC porque, diga lo que diga este partido oficialmente, Sánchez no podrá tener una gobernabilidad estable sin los republicanos.
Batet es del PSC e indudable defensora de la comprensión y el diálogo con los separatistas, tal y como dejó constancia en el propio Congreso que hoy preside y donde -en 2013- respaldó una proposición de CiU para impulsar un referéndum separatista en Cataluña. Batet lo hizo en aquel año saltándose, incluso, la disciplina de partido de los socialistas.
Pero los tres barones necesitan tener al electorado tranquilo con el tema separatista. Y es que en ninguna de estas tres regiones, el hecho de confirmar la amistad entre socialistas y separatistas hace ganar votos.
La conversación provocada por Junqueras con el presidente Sánchez el martes pasado elevó aún más la tensión en este asunto. El preso golpista decía a Sánchez “tenemos que hablar”, y el líder socialista contestaba “no te preocupes”. Todo ello, grabado por las cámaras.
Sánchez debía atajar esta imagen con la suspensión de los diputados golpistas. Pero sin romper con su gran aliado en la sombra: ERC. Y lo ha hecho gracias a las negociaciones de Batet.