Así ha transcurrido la histórica manifestación del campo en Madrid
Agricultores, ganaderos, cazadores, regantes… todos unidos en una sola voz han protestado este domingo en una manifestación histórica, a la que, según las organizaciones convocantes, han acudido unas 400.000 personas, el doble de lo previsto, para defender los derechos del campo y decir «¡Basta!» a la política del actual Gobierno, al que acusan de «faltar al respeto» al mundo rural y a sus tradiciones.
Los agricultores denuncian el abandono que están sufriendo y el agravamiento de la situación por la subida de los precios, desde el gasóleo a la electricidad que usan para el mantenimiento de sus explotaciones, lo que está abocando a muchas familias a pasar serias dificultades para llegar a fin de mes porque obtienen unos márgenes mucho menores. «Venimos a pedir que no se olvide el campo», afirma Carlos Pascual, agricultor de Alcázar de San Juan, en Ciudad Real, donde cultiva campos de vid, pistachos y olivos. «Cada vez hay menos agricultores y cada vez nos lo ponen más difícil con la subida de precios», denuncia, a la vez que el precio de salida de sus productos es cada vez más bajo.
Manuel Escalante, un agricultor de Cañete la real, Málaga, también lamenta la situación desastrosa que viven sus cultivos de trigo, garbanzos, guisantes y aceituna ante el incremento desmesurado de los costes de producción, una coyuntura que todavía es más seria, si cabe, por la sequía. «El abono lo compré el año pasado a 0,35 la urea y ahora está a 1,10», ilustra. «Estamos al límite», manifiesta, aunque es consciente de que «el pueblo ya se está dando cuenta de que sin materias primas no somos nada».
Desde el Canal Imperial de Aragón -un canal de riego y de navegación de 110 kilómetros construido entre Fontellas y Fuentes de Ebro-, su presidente, Javier Verdejo, presente en la protesta, es muy claro: «Venimos a manifestarnos porque lo que están haciendo en contra del regadío no tiene nombre. Nos quieren reducir concesiones, nos quieren subir el precio del agua, nos están dando en la línea de flotación con los caudales ecológicos. Todo va en contra de nuestros intereses». Verdejo constata que la situación por la que atraviesan las familias del sector es «muy mala, lo están pasando mal» porque no pueden producir alimentos.
Juan Manuel Soto, representante de una cooperativa de aceite en Begíjar, Jaén, alerta de que el Gobierno «nos va a hundir de una vez» ante la falta de medidas para aminorar el coste de producción por el alza de los precios de la energía. En estos momentos, admite que ya están produciendo por debajo de costes, lo que está arruinando a algunas familias.
La caza, cada vez más amenazada
La actividad cinegética también se ha sumado a la multitudinaria manifestación ante la grave amenaza que están sufriendo por las nuevas leyes del Gobierno que restringen su desempeño. Carlos Gallego, un cazador de Almadén, Ciudad Real, que asiste a la protesta, denuncia las «mil trabas» y «la burocracia» que están entorpeciendo el día a día en el mundo rural y, en particular, la caza. «La ley obliga a castrar perros», señala, algo que es especialmente dañino para su comarca donde proliferan las rehalas, equipos de perros utilizados para la caza de montería. Eso, al final, es poner en riesgo el sustento de muchas familias, asegura, por lo que «la caza se está viendo amenazada».
«Tu matas a un conejo o una perdiz y está catalogado como maltrato animal», comenta por su parte, Juan Manuel Montero, un cazador de Burgohondo, Ávila. «Hay muchos pueblos y muchas familias que viven de la caza, que genera mucho dinero y muchos puestos de trabajo», añade.
José Manuel Mayoral, un cazador de Talavera de la Reina, Toledo, que cuenta con una finca arrendada para la caza, denuncia que «nos están metiendo pullas por todas partes». «Están marginando continuamente a los cazadores y somos los que más hacemos por las especies y su conservación. Cuando no hay siembra en el campo nosotros damos de comer a esos animales o vamos a poner agua durante todo el verano para que beban los corzos y las perdices», afirma.
«No vamos a esquilmar, nosotros somos los más interesados en que la caza se mantenga», continúa este cazador, que califica de «absurdo inconcebible» la prohibición de cazar el lobo.
«A los ganaderos que les han matado las ovejas no les satisfacen económicamente las pérdidas que han tenido, les pagan una oveja o dos que ha matado el lobo, pero no las que malparen, las que se mueren después por las heridas del lobo, eso no se compensa», detalla.
Otro problema que pone sobre el tapete es el de la superpoblación de jabalíes, lo que «está provocando accidentes de tráfico», ya que estos animales cruzan las carreteras. «Muchos de ellos son mortales», alerta. «Eso hay que controlarlo de alguna manera, dentro de un orden».
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