Arrimadas no apoyará el España Suma

Arrimadas
Inés Arrimadas. (Foto: Europa Press)

A veces el cronista debe pedir excusas. Esta que ahora inicio es una de ellas. Escribí hace unos días, con toda la información posible, que el centroderecha había comenzado a realizar movimientos de aproximación con vistas a articular una solución electoral para las tres próximas citas: Cataluña, probablemente, y seguras Galicia y el País Vasco. La especie llegaba desde Ciudadanos y era “bastante refrendada” por el Partido Popular. Anoté entonces que Vox, por el momento, se mantenía al margen. Pues bien, esa información ha adelgazado sustancialmente: las últimas noticias que filtra C’s aseguran que, de ningún modo, y cito textualmente: “Estamos en situación de fusionarnos por absorción con el PP”. Y por si esta afirmación no quedara clara, insisten: “Nosotros nos reafirmamos en el centro liberal y -¡atención!- progresista”. En síntesis: Inés Arrimadas, cuando sea presidenta, no apoyará el España Suma.

Redundo en el término “progresista” porque coincide, quizá sólo casualmente, con la insistencia, latosa y siempre artificial, con que Pedro Sánchez define la característica esencial de su Gobierno. Es por ahora únicamente un concordato retórico, pero, escuchando a alguno de los militantes de Ciudadanos más destacados, es aconsejable que no se dé por imposible un nuevo acuerdo entre los naranjas y el Partido Socialista. A mediados de febrero Arrimadas presentará su candidatura a la Presidencia del partido para la Asamblea, Congreso, que se celebrará en Madrid los días 14 y 15 de marzo. No sólo exhibirá su planteamiento ideológico, sino que, al tiempo, identificará a todos sus acompañantes, uno de los cuales, el más significativo, es el abogado del Estado Edmundo Bal que, otra casualidad también sin duda, se determina a sí mismo como un hombre de centroizquierda. Curiosamente es la misma posición que requiere para sí Francisco Igea, vicepresidente de Castilla y León que ya ha anunciado su pretensión de competir con Arrimadas para la Presidencia del partido.

A mayor abundamiento, los componentes de la nueva dirección reivindican de nuevo la llamada “Vía del 221” que, como se recordará, apuesta por apoyar el Gobierno de Sánchez con la contribución imprescindible de un PP que, dicho sea de paso, no entrará siquiera en la discusión de esta posibilidad. Y aquí no terminan los síntomas que reflejan la dificultad de entendimiento con el PP. En las autonomías donde Ciudadanos gobierna en coalición con el PP, Andalucía, Madrid y Murcia, sus dirigentes se han pasado los últimos días colocando muros de contención entra las dos formaciones. Así sucede con el ya famoso “pin parenteral” que, asombrosamente, Juan Marín e Ignacio Aguado han detestado, siendo así que se trata simplemente de defender la jerarquía de los padres para conocer qué se hace con sus hijos en las escuelas. Pero, ¿no era Ciudadanos un partido liberal? O ¿es que un partido liberal se entiende cediendo al Estado la posibilidad de adoctrinar a los niños? Son preguntas que algunos antiguos votantes se están planteando y que hacen prácticamente su recuperación.

Por todo esto la alternativa que va a presentar en febrero próximo C’s resulta muy incomprensible. En familia, sus miembros más activos siguen doliéndose de que en las elecciones de noviembre “Vox nos robó la bandera”, lo que es tanto como reconocer que algunos de sus postulados, básicamente los referidos a la territorialidad española que antes defendía con extremada fruición Albert Rivera, ya no le pertenecen. O sea, que del mismo modo que denuncian este “robo” proclaman que, en ningún caso, establecerán un acuerdo electoral con ellos. Así las cosas, se aleja de forma muy notable el acuerdo para una España Suma. Con Vox siempre reticente, y Ciudadanos inclinado a girar al centroizquierda, otra vez a la socialdemocracia, sólo se queda el PP como promotor de una opción que, hoy por hoy, parece la única capaz de derrotar al Frente Popular socialcomunista y separatista. De nuevo la posibilidad de que el centroderecha se pegue un tiro en el pie aparece cercana. Y luego, eso sí, se quejan.

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