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Ana María, hija de un fallecido por Covid-19: «Tengo ira, sabían lo que venía y antepusieron su ideología»

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El coronavirus ha provocado en Ana María una auténtica pesadilla. Días interminables sin poder enterrar a su padre, donde ni siquiera ha podido recuperar sus pertenencias, y una rabia inconmensurable provocada por la gestión del Gobierno al que acusa de haber antepuesto su «ideología» a «una pandemia que sabían que venía». Su estremecedor relato refleja el dolor de una familia que no perdona lo ocurrido.

Ana María relata cómo sus padres, a pesar de tener síntomas y haber estado en contacto con un familiar positivo de covid-19, se quedaron en casa: «En el teléfono de emergencias les dijeron que esperasen porque estaba todo muy saturado». Sin embargo, unos días más tarde su hija decidió llevarles a urgencias. Acabaron ingresados y se les comunicó que, efectivamente, habían dado positivo. Fue en ese momento cuando le dijeron que la situación de su padre era grave.

«Una semana más tarde me llamaron y me dijeron que fuese porque tenía veinte minutos para despedirme de mi padre porque le iban a sedar», cuenta apenada. La noticia le cayó como un jarro de agua fría y acudió con su hermana al hospital. Era el 19 de marzo, Día del Padre.

«Nos encontramos a la doctora y tuve que implorar por la vida de mi padre», cuenta con lágrimas en los ojos. «Acabamos llorando las tres y accedió a intubarle», añade. Su insistencia cambió el guión de la actuación médica, que pasó de dar por perdido al paciente a intentar salvarle la vida. Ana María reconoce que ella «sabía que era tarde» pero «está muy agradecida de que se le diese, al menos, la oportunidad».

«Tuve que implorar por la vida de mi padre»

Ana María pudo también despedirse de él. Emocionada confiesa que su padre sabía que no iba a poder superarlo pero entró a la UCI de su mano y la de su hermana. Una semana después, falleció.

No fue hasta cinco días después cuando pudo enterrarle tras insistentes llamadas. El hospital le entregó una «bolsa de basura» con las supuestas pertenencias de su padre. No eran sus cosas. Le entregaron después otra que tampoco lo era. Su desconfianza aumentó hasta tal punto que exigió abrir el ataúd de su padre antes de enterrarlo.

«Después de enterrarle me llamaron dos veces diciendo que tenían su cuerpo»

Su pesadilla no acabó ahí. «Una hora después de enterrarle recibí una llamada del seguro diciendo que tenían a mi padre. Estaba en shock. Le pregunté que cómo iban a tenerle si le acaba de enterrar». La experiencia se repitió pasada una semana. En esta ocasión, Ana María decidió contestar a las preguntas para saber hasta qué punto llegaba el descontrol de los fallecidos: «Después de estar media hora hablando con un chico sobre cómo íbamos a celebrar el sepelio de mi padre, que ya estaba enterrado hace una semana, le pregunté dónde estaba mi padre», narra. Para su sorpresa, le dijeron que lo tenían bajo su custodia. «Evidentemente le dije que tenía una duda y aproveché para preguntarle cómo era posible que tuviesen a mi padre si llevaba enterrado desde el día 31. Llegó a ser macabro», recuerda.

Querella contra el Gobierno

Ana María se ha unido a la querella criminal interpuesta al Gobierno por homicidio imprudente. «Creo que ha sido un homicidio y que por encima las personas estaban sus ideas», se queja. «Eran conocedores de la pandemia y no fueron capaces de protegernos», argumenta.

«Ahora llega el momento de que rindan cuentas. Por encima de todo han puesto su ideología. Es el momento de que España diga que hasta aquí porque no se puede seguir jugando con las vidas de una generación que levantó este país», pide.

Ana María asegura tener mucha «ira y dolor» porque las personas «deben estar por encima de las ideas». «Todo lo que han preparado porque quisieron celebrar su 8-M», lamenta.

Además, afea la actitud del presidente y «de su vicepresidente» Pablo Iglesias a los que se «les tendría que caer la cara de vergüenza» por «dejar morir a la gente en las residencias». «Espero que esto pase factura y empiece su cuenta atrás», asegura. «No han sido capaces ni de decretar luto nacional. No tienen decencia», sentencia.

Por otro lado, Ana María ha querido despedirse de su padre escribiendo una carta que ha difundido a través de una página web y que puede leerse aquí. 

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