Lastra le ríe las gracias al guerracivilista Rufián: «Feliz y antifascista 2020»

Adriana Lastra, vicesecretaria general del PSOE, le ríe las gracias al separatista Gabriel Rufián en Twitter, con quien ha muñido el acuerdo que permitirá a Pedro Sánchez salir investido como presidente gracias a la abstención de la formación catalana que tiene a su líder en la cárcel condenado a 13 años por un delito de sedición contra el Estado.

El habitual lenguaje provocador y guerracivilista de Rufián ha sido compartido por Lastra en la red social. «Feliz y antifascita 2020», escribió anoche el separatista en su cuenta de la red social. Y presta fue la dirigente socialista a marcarle un ‘like’.

Feliz y antifascista 2020.

— Gabriel Rufián (@gabrielrufian) December 31, 2019

El ‘me gusta’ de Lastra llegó poco después de que hubiera hecho lo mismo con otro tuit del activista Antonio Maestre, que había escrito: «2019 empezó con los fascistas crecidos y va a terminar con los fascistas llorando».

2019 empezó con los fascistas crecidos y va a terminar con los fascistas llorando. Pues oye, ni tan mal.

— AntonioMaestre (@AntonioMaestre) December 31, 2019

Adriana Lastra ha pilotado, junto a José Luis Ábalos, las reuniones que el PSOE ha mantenido con los correligionarios de Junqueras para conseguir la investidura de Sánchez. Reuniones que se han saldado con el beneplácito de los separatistas de ERC tras una negociación en la que el PSOE ha terminado aceptando el relato (“conflicto político”) y los instrumentos (mesa entre Gobiernos y referéndum encubierto para validar los acuerdos) planteados por el separatismo catalán.

Amordazado por su secretario general, el comité federal del PSOE, el máximo órgano de gobierno del partido entre congresos, no podrá opinar sobre esta decisión histórica.

Es en el comité federal donde están, y pueden expresarse, los líderes socialistas con poder territorial, conocidos popularmente como los barones del partido. Los actuales estatutos del PSOE no obligan a someter el acuerdo con ERC a la aprobación del comité federal, y mucho menos a su decisión sea vinculante, pero era la práctica histórica del partido hasta que Sánchez impuso en 2018 unas reformas orgánicas para convertirlo en una formación asamblearia dominada por las bases, sin poderes, controles y procedimientos interpuestos entre el líder y la militancia.