Convención Nacional del PP

El PP acoge como un revulsivo la línea firme de Aznar para recuperar 5 millones de votos

La entrada de José María Aznar al plenario de la Convención Nacional del PP, entre aplausos y con los asistentes en pie, es sintomática de la reconciliación que el nuevo líder 'popular', Pablo Casado, se había fijado como uno de sus empeños más inmediatos. 

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Pablo Casado, con José María Aznar, en la última Convención Nacional del PP. (Foto: EFE)

El PP sale de su gran cónclave enfilado a la conquista del centro-derecha bajo sus principios y valores originales. España y libertad. Los que marcó Aznar desde el espacio de oradores.

El discurso del ex presidente fue acogido por muchos como un «alivio», una guía para afrontar un año complicado marcado de inmediato por las citas electorales del 26-M y con la perspectiva de unas generales. En fuentes de la dirección se reconoce que no valen 5 millones de votantes. Se necesitan 10. Es decir, volver a las cifras de las mayorías absolutas del PP. Y para eso, admiten, urge sintonizar con una parte del electorado decepcionada por la última etapa.

Casado no logró el reencuentro, esperadísimo, de Rajoy y Aznar, pero sí el apoyo cerrado, a él y a su dirección, de quien en los últimos tiempos había dejado claras sus distancias con el «marianismo».

La puesta en escena en las intervenciones de los ex presidentes volvió a evidenciar esas diferencias: Rajoy, sentado y en conversación tranquila con Ana Pastor, sin apenas alusiones a la política -se decantó por un discurso mucho más personal- y como en retirada. Aznar, con ganas de volver a sintonizar con el PP. De pie, solo en la tribuna, interrumpido entre aplausos y enfocando a Casado como el capitán de la nueva ruta del partido. «Eres un líder como un castillo», enfatizó.

Si Rajoy reclamó al PP alejarse de «extremismos y sectarismos», Aznar dejó claro que sólo reafirmando valores y principios se puede ganar. El ex presidente ‘popular’ instó al partido a «actualizar y fortalecer ese proyecto que está unido a la mejor tradición humanista europea; que reivindica sus valores en la persona, en la familia y en la sociedad; en el trabajo y en la educación, en la dignidad de todos y en el respeto a su libertad». Rajoy reclamó los principios, sí, pero también objetó que pudiesen aplicarse al cien por cien porque «hay que estar en la realidad». 

Aznar reclamó volver a la esencia, marcar las líneas, y dejárselas claras a los opositores, porque «sólo un PP fuerte garantiza el cambio. No un cambio de tal vez sí o al vez no», dijo en otra aseveración que marcó las diferencias veladas con la tibieza de Rajoy.

A diferencia de quien fuera su sucesor, el ex presidente se recreó especialmente, y sin indulgencia, en las críticas a Pedro Sánchez, al que acusó de trocear España y de entregar la democracia negociando con los golpistas. Y, visto el escenario, insufló prisa para meter ya a los ‘populares’ en la contienda electoral.

«El PP tiene la responsabilidad de liderar y de convocar al cambio político frente a los que apuestan por el fracaso de España y frente a los que reciben el apoyo de éstos», avisó. El PP, añadió, tiene que responder al «desafío existencial» que España tiene planteado.

«Cada vez más españoles van a reconocer en Pablo Casado la mejor razón para encontrar de nuevo su sitio en esta gran casa común asentada sobre los dos pilares de nuestro pasado y nuestro futuro: España y la libertad», concluyó. La convención, consideró, debe servir para que el PP protagonice «un gran paso adelante, un paso determinante para el futuro».

«Una intervención necesaria»

La intervención de Aznar sirvió de revulsivo en una convención que no persigue detallar contenidos, sino marcar los grandes objetivos del PP.

Desde que la fundación FAES se desvinculó del PP a finales de 2016 y  dejó la presidencia de honor del PP, Aznar no ha asistido a los actos del partido que organizó el PP de Mariano Rajoy. No acudió a la convención celebrada en Sevilla el año pasado ni tampoco al congreso que el partido celebró un año antes en la Caja Mágica de Madrid

Su última intervención en un gran foro de estas características se produjo en la convención del PP de enero de 2015 cuando intentó movilizar a su partido ante las citas electorales de autonómicas y municipales previstas para ese año. “¿Dónde está el PP? ¿Aspira el PP realmente a ganar las elecciones”, preguntó, para reivindicar la vuelta a las esencias del partido.

Su presencia, y su intervención, era «necesaria», definieron varios de los asistentes. La opinión unánime es que el partido sale «fortalecido» y listo para «coser» el centro-derecha, el espacio ideológico con el que aspiran a llegar a La Moncloa.

Como curiosidad, el cónclave evitó las referencias a Ciudadanos y VOX, sus aliados y sin embargo competidores. Como un pacto de silencio, los ‘populares’ prefirieron conjurarse estos días en curar sus heridas internas.

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