Llarena desoye al fiscal y decide no cursar la euroorden de detención contra Puigdemont

Pablo Llarena
Pablo Llarena, magistrado del Tribunal Supremo.
Carlos Cuesta

El Tribunal Supremo desoye la petición del fiscal de activar la euroorden contra Carles Puigdemont. La Fiscalía española había solicitado ya activar la euroorden tras la confirmación de que efectivamente Puigdemont se encuentra en Dinamarca con idea de participar en un acto en el que se debate hoy mismo la situación política de Cataluña tras las elecciones del 21-D, tal y como confirmó la Universidad de Copenhague. El juez Llarena ha preferido paralizar la petición ante la sospecha de que podía ser entregado para ser juzgado de forma limitada.

El acto se celebra bajo el nombre de “¿Catalunya y Europa, en una encrucijada por la democracia?”. Lo organiza el Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Copenhague y, además, no ha dudado en calificar a Puigdemont como el “130 presidente del Gobierno de Catalunya”. La presencia del golpista fugado se materializará hoy a las 14:00 horas y ya han preparado y anunciado la retransmisión en streaming y la cobertura de medios daneses durante las dos horas que está previsto que tenga de duración el debate.

El abogado de Puigdemont, Jaume Alonso-Cuevillas, había asegurado, por su parte, que «es muy posible» que Dinamarca rechace una posible euroorden para detener a Puigdemont. En una entrevista concedida a Rac1 este domingo, el letrado ha admitido que sabían cuando diseñaron el viaje que el Tribunal Supremo podría activar una euroorden y que si ocurría eso había un riesgo de que Puigdemont fuese detenido. Pese a ello, Alonso-Cuevillas se ha mostrado optimista sobre la posibilidad de que su cliente acabe saliendo indemne porque, según su particular versión, no se dan «los requisitos más visibles para que se pueda hablar de rebelión». También ha asegurado que no le consta que Puigdemont haya decidido si volverá a Cataluña en caso de escapar a la detención, y que todos los escenarios siguen abiertos.

Un factor político latía por debajo de esta estrategia. Y es que, en caso de ser detenido, Puigdemont podría haber solicitado el voto delegado y haberse llegado a dar el caso de que hubiese tenido más facilidades para ser decisivo con su voto desde la prisión que desde Bruselas. La solicitud de la euroorden en estos momentos, y tras retirarla en el caso de Bélgica, además, planteaba un debate jurídico sobre si entraba en fraude de ley.

Desde el departamento de Ciencia Política de la Universidad han admitido que la idea surgió del propio Puigdemont y su equipo, que se ofrecieron voluntariamente a intervenir. La euroorden de detención fue desactivada después de que el Tribunal Supremo la parase durante la estancia en Bélgica de Puigdemont ante la evidencia de que Bruselas pretendía aceptarla pero condicionando la posibilidad de procesar judicialmente a Puigdemont exclusivamente por el delito de malversación, el de menor pena de los tres delitos de los que se le acusa -los otros dos son rebelión y sedición-.

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