La transición al coche eléctrico pone en jaque a la industria catalana del automóvil
La industria auxiliar del automóvil sigue luchando para adaptarse a la transición del coche eléctrico. Empresas como Continental, Ficosa, Gestamp, TE Connectivity y cientos de pymes ubicadas en Cataluña adaptan sus planes para sobrevivir al cambio. Muchas de ellas ni lo han conseguido ni lo conseguirán y acabarán cerrando o aplicando duros ajustes.
La multinacional alemana Continental es el último ejemplo de ello. El pasado mes de noviembre anunció un plan de reestructuración global para adaptarse al coche eléctrico. Los planes de la firma pasan por vender total o parcialmente la planta que tiene en Rubí (Barcelona) en la que se fabrican los tableros delanteros de los coches. La decisión debería tomarse antes de mayo y deja en el aire el futuro de 760 trabajadores. Los empleados dan por hecho de que el ERE llegará de forma inminente.
«Hay incertidumbre en el sector puesto que muchos componentes de los vehículos tradicionales van a desaparecer. Muchas empresas no saben o no pueden adaptarse al cambio», dicen las fuentes del sector consultadas por este periódico. El miedo está justificado si tenemos en cuenta las previsiones del CIAC, el clúster de la industria de la automoción de Cataluña, emitidas el 2019. La asociación estimaba entonces que el 75% de las empresas del sector automovilístico catalán podrían desaparecer en 2030 si la industria no se reinventaba.
La industria de la automoción aporta en términos de ingresos casi 24.000 millones de euros, lo que significa el 10,16% del PIB catalán, según los últimos datos del CIAC. La mayor parte sobre los ingresos totales es de los fabricantes de vehículos con el 55%. El sector de los componentes aportan el 45% restante.
En este contexto, los expertos consultados por OKDIARIO creen que «la transformación de la industria del automóvil va a generar un momento valle en el que vamos a tener serios problemas. Ese cambio va a costar», dicen.
Esta crisis automovilística -que afecta a fabricante y proveedores- alimenta aún más el mal momento que atraviesa la industria catalana en general y que se profundizó con el referéndum ilegal del 1-0. En los últimos meses empresas como Grupo General Cable, que construye cables para las telecomunicaciones, ha planteado un ERE con 600 despidos en Cataluña y el cierre de dos plantas. Además, TE Connectivity, dedicada a los componentes electrónicos, ha despedido recientemente a 94 personas.