«Todo fotógrafo debería cobrar más de tres cifras por cualquier campaña»
Adriana Roslin es la fotógrafa española que está detrás de la campaña de Hemper
Con sólo 23 años, ha publicado en revistas como 'Vogue España' o 'Esquire'
Hace unos años, Adriana Roslin cogió una cámara fotográfica para huir de sus estudios no deseados. Lo que un día fue su vía de escape, se ha convertido en la extensión de su mano: Roslin, que comenzó el Grado en Turismo en la Universidad Complutense de Madrid, abandonó la carrera para apostar por su sueño. Hoy, con 23 años, puede decir que ha publicado en revistas como Vogue España, Esquire y otras publicaciones internacionales. Eso sí, su trabajo, y el de todos los fotógrafos tiene un precio: “opino que por cualquier campaña todo fotógrafo debería cobrar más de tres cifras”.
Esta fotógrafa, que ahora está en boca de muchos de sus homólogos, asegura que se puede vivir de esta profesión. Pero, para ello, se necesita esfuerzo, sacrificio y una buena agenda, cuenta. Decía el fotógrafo Henri Cartier-Bresson que “fotografiar es colocar la cabeza, el ojo y el corazón en un mismo eje”, y Roslin se lo ha tomado al pie de la letra, ya que rechaza cualquier trabajo que “involucre apropiarse de otras culturas, poco conocimiento de las mujeres o la sociedad en general, si no se respeta mi visión a cualquier nivel y si obviamente se falta al respeto”.
Ella se esconde detrás del objetivo de la cámara que ha viajado hasta Nepal para retratar el escenario donde se fabrican a mano las mochilas y complementos de la firma de moda Hemper. Ahora, las calles de Madrid se visten con carteles de una campaña muy particular dentro del sector de la moda. «Es la primera vez que por el simple hecho de que el producto se realice en X país, me ofrecen volar hasta ahí para fotografiar a gente nativa. Nos decantamos por la fotografía analógica porque nos revoca a la artesanía, a lo hecho a mano. Justo como las mochilas».
Las modelos, al otro lado del objetivo, no pasaron por maquillaje ni peluquería. La clave: mostrar la belleza natural del país y de las personas, la fuente de inspiración de Roslin. «Ver cómo trabajan, ver cómo son e incluso sus caras, me parece algo asombroso. Estamos siempre rodeados de personas y rodeados de luz».
Dice ser camaleónica porque siempre está “abierta a cualquier proyecto que involucre fotografía del tipo que sea”. Personal, comercial, de moda, bodegones o pasando por la arquitectura. Todos son retos para ella. Hasta ahora, el más importante para ella ha sido la primera campaña de la marca de bolsos Ácrata porque pude «explayarme artísticamente a niveles altísimos, tuve un equipo excepcional y una localización que me dio justo lo que necesitaba».
Uno de sus sueños es vender sus propias imágenes para que la gente pueda transformar sus hogares. Cada proyecto es diferente, pero siempre mantiene su esencia. Aunque le haya costado llegar hasta donde está por lo joven que es, dice que esto le ha hecho crecer a una velocidad «estratosférica».
Dentro de veinte años, nadie sabe donde estará. Pero, tiene una cosa clara: «quiero hacer campañas importantes, quiero que marcas me ofrezcan mucho dinero para poder viajar con un equipo entero a sitios maravillosos y hacer las mejores fotos de mi vida. Quiero seguir haciendo esto durante mucho tiempo porque ahora más que nunca estoy enamorada de mi profesión y quiero volver a estarlo mil veces más.