Las subidas de tipos se adelantan en EEUU y llaman a la puerta en Europa por la alta inflación
Las subidas de tipos pueden estar mucho más cerca de lo que se esperaba, en Estado Unidos e incluso en Europa. La culpa es de la inflación disparada, que ha marcado máximos de 25 años en la media de los países más desarrollados (la OCDE), en el 5,8%. Algo que sería muy negativo para los ciudadanos hipotecados y, sobre todo, para el Gobierno. En el otro extremo, beneficiaría a los bancos.
Un alto cargo de la Reserva Federal ha anunciado que las alzas pueden comenzar ya en marzo y Christine Lagarde, presidenta del BCE, ha reconocido su preocupación por la situación y ha reiterado su compromiso para combatir las subidas de precios.
En el primer caso, se trata del presidente del Banco de la Reserva Federal de Atlanta, Raphael Bostic, que ha sugerido que la autoridad monetaria podría empezar a subir los tipos de interés en marzo, al tiempo que ha estimado que durante 2022 se producirán hasta un máximo de tres incrementos del precio del dinero. Hasta ahora, la hoja de ruta de la Fed era dos subidas de tipos este año y que comenzarían en el segundo semestre.
«Existe el riesgo de que la inflación probablemente sea elevada por un periodo de tiempo extendido y necesitamos responder directa, clara y agresivamente», ha declarado Bostic a varios medios internacionales. La reunión de política monetaria de la Fed tendrá lugar entre el 15 y el 16 de marzo, pero antes de eso está prevista otra reunión el 25 y 26 de enero. Esta misma tarde Jerome Powell, presidente de la Fed, comparece ante el Senado.
El BCE también avisa
Este riesgo de una inflación persistente ha sido también subrayado este martes por el nuevo presidente del Bundesbank alemán, Joachim Nagel. A su juicio, la fuerte subida de los precios no responde únicamente a factores transitorios, por lo que existe el riesgo de que la inflación se mantenga elevada más tiempo del previsto y pueda llegar a hacer necesaria la respuesta del BCE. «Actualmente, veo un mayor riesgo de que la tasa de inflación se mantenga alta por más tiempo de lo esperado», ha afirmado.
En el acto de toma de posesión de Nagel ha participado Lagarde, quien no ha llegado tan lejos pero ha reconocido que la autoridad monetaria europea actuará si la situación persiste: «Entendemos que la subida de los precios son una preocupación para mucha gente y nos tomamos esa preocupación muy en serio». Y ha añadido que «la gente puede confiar en que nuestro compromiso con la estabilidad de precios es inquebrantable, lo cual es fundamental para el firme anclaje de las expectativas de inflación y para la confianza en la moneda».
Hasta ahora, el mercado no esperaba que las subidas de tipos en la zona euro comenzaran antes de 2023 y que el BCE se limitaría este año a ir reduciendo sus compras de deuda pública gradualmente. Antes de subir los tipos desde el 0% en que se encuentran desde hace años, la institución vicepresidida por Luis de Guindos tendrá que reducir de forma más drástica las adquisiciones de bonos; hasta ahora, solo se esperaba que pusiera fin al programa extraordinario por la pandemia en marzo.
Problema para el Tesoro y para los hipotecados
Si estas compras se reducen más rápidamente, España puede tener serios problemas para colocar los 75.000 millones que necesitará emitir este año (más otros 237.498 millones de deuda que vencen y deben renovarse), ya que el mercado probablemente exigiría una prima de riesgo mucho más elevada que la actual (en unos 70 puntos básicos respecto al bono alemán).
En este escenario, el Gobierno tendría que presentar a los inversores un plan creíble de reducción del déficit público, lo cual puede tener importantes consecuencias políticas. A pesar de este alto riesgo, el director general del Tesoro aseguró el lunes que no espera una subida de la prima de riesgo este año.
Más allá del Gobierno, un adelanto del endurecimiento monetario tendría consecuencias negativas para las personas y empresas endeudadas, ya que subiría el Euribor (que adelanta las alzas de tipos) y sufrirían un incremento de las cuotas de sus préstamos después de años en mínimos históricos. Por el contrario, sería una bendición para la banca, cuyos márgenes actuales son muy estrechos precisamente por el Euribor negativo (en el -0,03% actualmente).