Inversión

Sr. Sánchez, adelante ¡liquide nuestra SICAV!

Pedro Sánchez
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Palacio de Marivent. (EP)

«Errar es humano, perdonar es divino, ¡rectificar es de sabios!», Alexander Pope

Suele ser una mala costumbre generar debate desde un punto inicialmente destructivo, exaltando normalmente nuestras propias opiniones y tratándolas de imponer desde la tozudez, más veces que desde el anhelado diálogo. Ustedes perdonarán que comience de tal manera mi tribuna de opinión semanal, pero considero que casi siempre es beneficioso tomarse un tiempo para la reflexión y el debate, ¿no les parece? Y algo tan simple es precisamente de lo que creo que carecemos coyunturalmente en España, y deberíamos llevar a cabo ante este nuevo debate abierto del gobierno, sobre nuestras SICAV. Hoy, señores/as lo pienso ampliar hacia nuestras rentas del ahorro en general.

Como les comentaba, asistimos durante estos días a un nuevo debate sobre un posible pacto de la izquierda española, destinado a eliminar nuestras SICAV. Como de costumbre, el populismo abanderado en esta ocasión por nuestro querido Pablo Iglesias, no tiene justificación alguna ni razón de ser. Las SICAV son criticadas por ser un vehículo de inversión fiscalmente eficiente, y que puede ser creado a partir de un patrimonio de 2,4 millones de euros. Esta particularidad, hace que a ojos de ese «populismo» barato, sea un instrumento de inversión solo apto para «ricos». Pero la realidad, es que las SICAV cotizan en el mercado alternativo bursátil; MAB, y cualquier inversor con acceso al MAB, puede invertir en dicho vehículo a partir de una participación, por lo que cualquier tipo de ahorrador podría compartir y hacer crecer sus ahorros, con la mayor parte de las SICAV españolas.

El punto más discordante son las ventajas fiscales que incorporan dichas SICAV, que implican un menor gravamen sobre las rentas del ahorro – ¡siempre que el dinero se reinvierta!-, pero que en algunos casos contiene ciertas limitaciones respecto, por ejemplo, a los fondos de inversión. A la hora de realizar traspasos entre diferentes fondos, se exige tener más de 500 partícipes, por lo que una SICAV está limitada en sí misma, en la mayoría de los casos.

Las ventajas fiscales de las SICAV implican una tributación para los rendimientos y plusvalías de la sociedad del 1% y entre el 21-27% para las ganancias patrimoniales derivadas de la venta de participaciones o el pago de dividendos. Por ende, mientras un participante no retire su patrimonio de este vehículo ¡casi no tributa!

La medida del actual gobierno en cuanto a la posibilidad de eliminar nuestras SICAV podría tener sin embargo una ¡doble incidencia! La primera, que los inversores españoles decidan traspasar sus SICAV a Luxemburgo, provocando con ello una clara huida de capitales. Y, la segunda, que las conviertan en fondos de inversión, ¡que en algunos casos nos daría más ventajas! a aquellos que, como nosotros, poseemos un vehículo tal.

Si bien es cierto que el debate me parece irónicamente atractivo, puesto que en lugar de plantear soluciones en contra de la SICAV, basando su argumento absurdo en que son vehículos para “ricos”; ¿porqué el gobierno no propone democratizar el ahorro, con un vehículo fiscalmente eficiente para todos/as? Sabemos que las pensiones son un grave problema de futuro y mejorar la formación financiera, introduciendo contenidos en las escuelas primarias sería una primera solución. La segunda, ¡crear una cuenta al estilo de las cuentas IRA! ya vigente en EEUU, mediante las cuales los ahorradores tengan las mismas ventajas fiscales que las SICAV. ¡Voilà! Eso, de facto, seguramente provocaría la eliminación automática de las SICAV debido a que tienen unos elevados y considerables costes de administración y así democratizaría la fiscalidad de las rentas del ahorro para todos en España. Pero mi pregunta real es… ¿interesa?

Las SICAV son un producto excelente para nosotros como Banca de inversión, puesto que los costes de gestión y depositaría, suelen estar en torno al 2,5% anual, del total administrado. Si analizamos el resto de productos fiscalmente eficientes para fomentar el ahorro entre los ciudadanos y forzar de esta manera una menor dependencia sobre las pensiones, nos encontramos con una mastodóntica deficiencia. Los planes de pensiones y los fondos de inversión, han demostrado durante los últimos 20 años ser un rotundo fracaso, en general, debido a que el 85% de los Fondos no bate a sus índices de referencia. Un plan de pensiones, es un instrumento que retiene el capital de los ahorradores hasta su jubilación, por lo que más allá de la captación, ¡apenas hay servicio! a cambio de un suculento 2-3% de comisión anual durante varias décadas. ¡robo a mano armada!

Por supuesto, que los ahorradores como es sabido, cuando se jubilan y “rescatan” sus planes de pensiones, ¡se llevan las manos a la cabeza! cuando se dan cuenta, que todas las ventajas fiscales se desvanecen en el rescate de dicho plan, puesto que solamente tienen sentido, si el producto consigue capitalizar en forma de rentabilidad, dicha exención fiscal. En los Fondos de inversión no es tan escandaloso, pero cierto es que la ventaja fiscal existente, gracias al traspaso de Fondos es ya para nosotros un gran avance. Pero también lo son, los conflictos de interés existentes. Evidentemente que existen excelentes gestoras independientes de calidad. Pero la bancarización existente en España, supone un enorme lastre para los ahorradores, que terminan por comprar Fondos de inversión mal gestionados, a cambio de un 2% de comisión de gestión ¡por no batir los mercados de referencia señores! Mal negocio.

Queda claro por tanto, que la creación de una cuenta de ahorro con ventajas fiscales, que permita y fomente dicho ahorro en activos financieros con una tributación exactamente igual que las SICAV, ¡tendría un doble efecto! Vamos allá. En primer lugar, dejar en igualdad de condiciones a todos los ahorradores y, en segundo, la reducción masiva de SICAV de manera voluntaria, que no es lo mismo que ¡obligada! La reducción de los costes que suponen nuestras SICAV, a cambio de una cartera de inversión de activos puros, fomentaría la transparencia y eliminaría los conflictos de interés. Los ahorradores tendrían visibilidad sobre sus carteras de inversión y eso mejoraría mucho el resultado, ¿no creen? Por otro lado, la presión que ejercemos sobre la Banca, Fondos de inversión y planes de pensiones con pésimos resultados, fomentaría la profesionalización de mi sector, en aras de calidad ¡que la hay! La competencia es sana y fomenta siempre la evolución.

El tiempo que me he permitido para la reflexión y el diálogo, ¡me ha hecho cambiar de opinión! Sr. Pedro Sánchez, ¡elimine las SICAV! Pero de manera voluntaria, ¡no obligada!, gracias a la innovación de nuevas fórmulas fiscalmente eficientes que profesionales como nosotros le brindamos y que quiero que pongan en igualdad de condiciones a todos los ahorradores. De paso, mejoraremos en transparencia que falta nos hace, ¡calidad! y por consiguiente generaremos menor dependencia sobre las prestaciones sociales en un futuro ya de por sí, lamentablemente ¡bastante incierto!

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