mientras se subvenciona el agua desalada a los agricultores

Sánchez gastará otros 700 millones en desaladoras: algunas de Zapatero sólo generan un 2% de lo previsto

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Producción de las desaladoras de Zapatero en 2022.
Carlos Ribagorda

Llueve sobre mojado. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado estos días que gastará otros 685 millones de euros en construir tres nuevas desaladoras en el Mediterráneo y en mejoras en la de Carboneras (Almería) y en la de Alicante, mientras las que hizo el ex presidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero, a cambio de derogar el trasvase del Ebro, han generado en 2022 en algún caso un 2% del agua prevista. Pero no sólo eso: porque la venta de agua desalada a los agricultores se hace a precio subvencionado, por debajo de su coste, lo que ha obligado al Gobierno a tener que inyectar 500 millones extra a Acuamed, la empresa pública que las construye y gestiona. Un auténtico desastre para las arcas públicas.

En concreto, en el consejo de ministros del pasado jueves el Gobierno anunció 220 millones para una desaladora nueva en Tordera (Cataluña), 200 millones para otras dos en Málaga y Almería, y otros 224 millones para la «intensificación de la reutilización de la de Alicante». Además, este martes se han anunciado otros 41 millones para mejorar la de Carboneras.

En total son 685 millones de inversión, que se unen a los 1.200 millones que invirtió Zapatero para derogar el trasvase del Ebro y levantar once desaladoras. Como muestra el gráfico, no se ha generado casi 20 años después el agua previsto. En la de Sagunto, en 2022, y según datos obtenidos por este diario, se han generado 0,16 hm3 de los 8 previstos, un 2%. En Moncófar (Castellón), ha sido el 2,2%. El 20% en Oropesa, y el 32% en Marbella y el 38% en Muchamiel (Alicante). Sólo dos, Campo de Dalías y Carboneras, están a pleno rendimiento en 2022.

Como se ve en el gráfico, cinco están por debajo del 50%, otras dos al límite del 60% y, en total, la generación de agua no alcanza el 70% de lo previsto por estas once desaladoras (Zapatero prometió decenas para derogar el trasvase del Ebro). Hubo otras dos, una en Denia y otra en Torremolinos, que se adjudicaron y se pagó una parte pero nunca se acabaron. Y desde 2015 está pendiente de reparación la de Bajo Almanzora (Almería), que ha costado ya a Acuamed unos 80 millones sin que haya dado una gota de agua.

Precio del agua: una ruina

Pero que no estén generando el agua desalada prevista por Zapatero es sólo una parte del problema. Este año el coste de la electricidad ha hecho que Acuamed haya tenido que pedir un crédito para pagar a Acciona la factura de la luz de las desaladoras, unos 100 millones de euros.

Y, sobre todo, está el problema del coste de este agua para los agricultores del Levante. No quieren pagarlo a lo que realmente cuesta y para evitar movilizaciones la ministra Teresa Ribera ha pactado vendérselo a 40 céntimos de euros el metro cúbico, cuando su coste real está más cercano al euro. Consecuencia: Acuamed, la empresa pública que gestiona las desaladoras, tiene un agujero de 500 millones de euros que han tenido que salir de los Presupuestos Generales del Estado.

En definitiva: todos los españoles gastando dinero público en construir desaladoras que no generan el agua suficiente y que luego se vende por debajo de su precio, por lo que hay que volver a gastar dinero para inyectarlo en la empresa pública que lo gestiona. Todo para enterrar el trasvase del Ebro. Mientras, la sequía sigue.

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