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El ridículo del PNV con Talgo y Expal, con Bildu pisándole los talones

PNV, Talgo
Andoni Ortúzar, líder del PNV.
Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

La posible y probable (aunque no segura al 100%) opa del grupo húngaro Ganz-MaVag (Magyar Vagon) sobre Talgo deja un tremendo damnificado: el PNV. El partido hegemónico hasta ahora en el Gobierno del País Vasco ha hecho un ridículo espantoso en esta historia, que se suma al que hizo el año pasado con la venta de Expal (Explosivos Alaveses)Y que el mundillo financiero y empresarial vasco incluye dentro de la deriva en que se ha metido el partido nacionalista y que puede costarle la victoria en las próximas elecciones autonómicas.

El PNV fue capaz de lograr que la industria vasca sobreviviera a la dura reconversión del PSOE que siguió a la entrada de España en la UE y de atraer nuevas inversiones y proyectos. Además, transformó Bilbao en una ciudad bonita (algo impensable) que atrajo el Guggenheim, convirtió a San Sebastián en un referente cultural y Vitoria es una de las ciudades con mayor calidad de vida de España. Sin los asesinatos de ETA, el País Vasco se convirtió en la región con mayor renta per cápita, sólo superada recientemente por la Madrid de Ayuso, y por encima de la media de la UE.

Sánchez, PNV, investidura
Pedro Sánchez y Andoni Ortúzar.

Después del fracaso del estrambótico plan Ibarretxe de crear un «Estado libre asociado» al estilo de Puerto Rico, el PNV se centró en lo que de verdad importa a la gente: el bolsillo, o sea, la economía. Mientras Cataluña tomaba el relevo independentista con su no menos estrambótico procés, el País Vasco crecía y elevaba la calidad de vida de sus  ciudadanos. En especial, la de los mayores, con las pensiones más altas de España gracias a los elevados salarios que se cobran en esa comunidad.

Feijóo le ofreció Industria

Ese éxito económico parecía garantizar la perpetuación del PNV en el poder autonómico hasta el infinito y más allá. Pero en el último año el partido que ahora dirige con mano de hierro Andoni Ortúzar está cometiendo tales errores que ha entrado en una deriva que puede echar por tierra todo ese bagaje. Y hacerle perder las inminentes elecciones autonómicas frente a un Bildu claramente en alza gracias a las concesiones de Pedro Sánchez para mantenerse en Moncloa. Unas concesiones que no ha hecho al PNV, que le ha convertido en presidente a cambio de nada.

Pudo no haber sido así. Probablemente, el mayor error de Ortúzar fue no apoyar a Feijóo para investirle presidente. Según fuentes conocedoras de la situación, el líder del PP ofreció al PNV el Ministerio de Industria para que trasladara al conjunto del país su exitosa gestión de la política industrial en el País Vasco. Una oferta que en cualquier otro momento habría sido irrechazable, porque le permitía arrimar las inversiones y las actuaciones a su sardina. Pero pesó más la ideología, y eso que Feijoo le había garantizado que Vox no entraría en el Gobierno, sino que lo apoyaría desde fuera. Ni por esas.

Ortuzar Feijóo

A partir de ahí, lo que todos sabemos. El PNV dio un cheque en blanco a Sánchez sin recibir nada a cambio salvo una vaga promesa de la gestión de la Seguridad Social sin romper la caja única. Dejando aparte el probable incumplimiento de esta promesa de Sánchez (una más), el citado mundillo económico vasco asegura que no es para tanto, máxime con una Seguridad Social en quiebra, con la deuda disparada y conectada al respirador artificial de las transferencias del Estado para tapar el inmenso agujero negro de las pensiones. O sea, que más que un regalo esta transferencia es un marrón.

Desastres empresariales

Pero la deriva está alcanzando su máxima expresión en el ámbito empresarial, tradicionalmente el fuerte del PNV. La primera muestra fue la venta de la alavesa Expal (filial de Maxam, una de las empresas españolas que señaló Zelenski en el Congreso por hacer negocios con Rusia) a la alemana Rheinmetall, el mayor fabricante de armas de Europa.

Una empresa que debería ser estratégica para el País Vasco -tradicionalmente opuesto a la compra de empresas de su territorio por extranjeros- y para España, pero que tanto el PNV como el PSOE entregaron sin problemas. Aquí no se aplicó el escudo antiopas como sí se va a aplicar en la siderúrgica catalana Celsa. La siderurgia sí es estratégica y el armamento no, qué curioso.

Rolls-Royce vende ITP a Bain Capital, SAPA y JB Capital por 1.700 millones
Sede de ITP Aero.

Luego está el lío de ITP Aero, fabricante de motores de avión con sede en Zamudio. Fue vendida en 2021 por Rolls Royce al fondo Bain Capital con una participación minoritaria para SAPA Placencia, otra empresa vasca de defensa propiedad del presidente de la Real Sociedad, Jokin Aperribay, respaldada por el PNV. Posteriormente, SAPA también adquirió un 5% de Indra a la familia March. Detrás de estos movimientos está la jugada de crear un gran conglomerado español de defensa con importante participación vasca, formado por Indra, ITP Aero y una parte de Navantia (Seinsel).

Ahora bien, este proyecto, que tiene bastante sentido, se complica con varios enredos. El primero es la guerra interna que vive Indra, tras el asalto del Gobierno, con Joseph Oughourlian, el presidente de Prisa que entró en la tecnológica para resarcirse de sus pérdidas en el grupo mediático a cambio de mantener su línea editorial sanchista sin fisuras. El responsable del fondo Amber quiere vender la unidad de tecnología civil, llamada Minsait, pero Marc Murtra se niega. El segundo enredo es la misteriosa entrada de Escribano en Indra como devolución del favor del famoso contrato de las mascarilla en la pandemia. Y el tercero es el el mayor proyecto militar español, el desarrollo del vehículo blindado de infantería 8×8 Dragón, donde están presentes todos estos implicados pero que no termina de arrancar porque parece que lo han diseñado Pepe Gotera y Otilio.

Lo de Talgo

Y ahora esta deriva del PNV culmina con la citada opa sobre Talgo, que los húngaros quieren condicionar a que los bancos no le ejecuten la deuda, porque, para ese viaje, no hacen falta alforjas. La CNMV le ha dicho que legalmente no puede hacerlo, pero en Talgo creen que la banca no va a poner problemas porque sería tirar piedras sobre su propio tejado. Talgo también nació en el País Vasco (Tren Articulado Ligero Goicoechea Oriol) pero tradicionalmente ja sido controlada por la familia Oriol, nacionalista española.

Por esta circunstancia y por la potencia de la empresa, hacerse con el control de Talgo siempre ha sido el sueño húmedo del PNV, y para ello la jugada era fusionarla con CAF, la otra gran empresa ferroviaria vasca controlada por sus trabajadores, de filiación nacionalista tirando a abertzale. Esto se planteó ya en 2021 y en 2022 se retomó, incluso con la posibilidad de incluir a la empresa de autobuses Irizar junto a Solaris, la filial de autobuses eléctricos de CAF, que es el negocio de mayor crecimiento.

PNV fusión Solaris Irízar CAF Talgo

Pero el PNV ha estado mareando la perdiz todo este tiempo y, al final, le han levantado la presa. Aunque no está descartada por completo, es casi imposible que CAF lance una contraopa porque se le ha ido el precio y por la necesidad de pedir dinero a los empleados para una ampliación de capital.

Por tanto, el PNV perdió una oportunidad de oro con Feijóo y ahora va de ridículo en ridículo en el ámbito empresarial, lo que era su mejor bagaje de gestión. Una cuesta abajo sin frenos de la que Bildu va a sacar tajada en las próximas elecciones, en las que no extrañaría a nadie que le quite Ajuria Enea.

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