Los regalos del Gobierno para 2025: del drama de los fijos discontinuos al récord de deuda en España
Cerca de medio millón de trabajadores fijos discontinuos quedan inactivos al mes
La deuda cierra con un nuevo récord y los ciudadanos pierden 2 puntos de poder adquisitivo respecto a Europa
El año arranca con unas cifras de empleo que nos sitúan a niveles de 2007, pero con todos los datos posibles maquillados con cambios estadísticos a lo largo de la legislatura: regalos que el Gobierno deja para este 2025 en forma de fijos discontinuos, récord de deuda, subida histórica de impuestos…
Los datos de paro pueden leerse de dos maneras: 2024 cerró con la mejor cifra de empleo desde 2007 y se ha reducido la temporalidad, o bien 2024 cerró con una caída de la contratación indefinida del 2,1% y una rotación laboral que nunca habíamos visto.
Y las dos cosas son ciertas.
El regalo de los fijos discontinuos
Yolanda Díaz, al recuperar la famosa figura de los fijos discontinuos, distorsionó para siempre la estadística y resulta complicado volver a armarla. O tratar de vincularla a lo que hasta entonces se medía. Porque decir que cae la temporalidad porque se prohíben determinadas contrataciones y te obligan a llamarlo fijo discontinuo, no es que desaparezca esa temporalidad.
Adquiere quien tiene ese tipo de contrato otros derechos, pero 2024 cierra con una consecuencia clara: han crecido en más de un 400% las bajas de fijos discontinuos que dejan de cotizar y quedan inactivos. Es decir, más de medio millón de personas sufren esa baja cada mes, y quedan inactivos. La estadística diría que están en paro, pero ya no se le llama así. Además, España sigue liderando la tabla de paro en Europa, con especial preocupación por el paro juvenil y el femenino, donde también está a la cabeza.
El regalo de la deuda
Un regalo -el de los fijos discontinuos y sus consecuencias- que Díaz y el Gobierno suman a otro que también puede leerse de dos maneras: la deuda. Puede decirse que la deuda bajó en el tercer trimestre -no sabemos cómo ha cerrado el año- hasta el 104,4% del PIB, desde el 105,3% del segundo trimestre. O puede decirse que la deuda ha alcanzado otro récord histórico en los 1,636 billones de euros en el tercer trimestre del año.
Y las dos cosas son ciertas.
Ocurre de nuevo que depende de la forma de medir. Al compararse con el PIB, si el crecimiento de un país es mayor que el de su deuda, cae el tanto por ciento. Pero la realidad es que España está disparando su endeudamiento y, en el momento en que el crecimiento caiga, habrá un problema evidente, y además el porcentaje de deuda se disparará también, porque seguiremos gastando. Ahí se acabaran los trucos contables.
La deuda está disparada, según datos del Banco de España, y el gasto público ha crecido desde 2019 casi un 20%, mientras que el PIB ha crecido un 6,6% en ese tiempo. Además, para sostener el crecimiento, pese a que ha caído la inversión privada, el Gobierno echa mano de ese gasto público, con lo que el crecimiento no es sostenible por sí mismo -evidentemente, no de forma privada-.
Hay que añadir, además, que en la última mitad del año -a falta de las revisiones pertinentes que pueda hacer el INE- lo que más crece dentro del PIB distribuido por rentas son los impuestos. Un aumento entorno al 8% anual.
Es decir, el crecimiento que se está logrando depende del gasto público y de los impuestos vinculados a lo que ganan los ciudadanos.
2025 ha arrancado, además, con nuevas subidas de precios e impuestos, que prometen ser más, y eso lastrará el poder adquisitivo, que no deja de distanciarse del de Europa. Y ese dato es el que se vincula directamente con la riqueza de los ciudadanos. Mide lo que cada uno tiene en su bolsillo y su capacidad para gastarlo, y no lo que crece el país en términos brutos, con lo que es un elemento menos volátil y más certero para medir el verdadero crecimiento.
El crecimiento del PIB per cápita de España está a la cola de Europa. Además, mirando los datos de Eurostat, pasa de tener una diferencia de poder adquisitivo con la media europea de siete a nueve puntos. Y es el tercer país con mayor riesgo de pobreza dentro de la Unión Europea.
Pese a todo esto, los regalos que este nuevo año y el Gobierno traen en forma de subidas impositivas a las rentas o a la electricidad, igual que la manera de medir la deuda o el número de parados que hay en función de los fijos discontinuos. Pese a todo esto, al menos de momento, seguirá habiendo dos lecturas.