¿Por qué las petroleras cotizan en máximos con el barril de crudo en plena caída?
El petróleo está cayendo con fuerza desde los más de 120 dólares por barril que alcanzó en junio hasta los niveles actuales por debajo de 80, lo que ha permitido una relajación de los precios del combustible. Sin embargo, las grandes petroleras cotizan en Bolsa en zona de máximos históricos. ¿Cómo se explica esta contradicción?
Hay varios factores detrás de este fenómeno. El primero son los excepcionales resultados de 2022 del sector, incluida la española Repsol, gracias precisamente a los altos precios del barril el año pasado y también del gas natural, ya que la mayoría de estas compañías también extraen y comercializan gas además de petróleo.
Pero eso es lo que pasó en 2022 y el mercado siempre mira al futuro, no al pasado. Ni siquiera al presente, por eso no le importa tanto el precio actual del crudo sino las previsiones de cómo va a cotizar en los próximos meses o años. Y ahí las cosas son más difíciles de estimar porque están en juego varias fuerzas contradictorias.
En el lado negativo, está la desaceleración económica en Occidente que van a provocar inevitablemente las subidas de tipos en que están embarcados los bancos centrales para frenar la inflación. Eso, en teoría, debe reducir la demanda de energía en general y de petróleo en particular, y, con ello, debería contener su precio.
Ahora bien, en sentido contrario tenemos el tirón económico de China, que se va a convertir en uno de los mayores importadores de petróleo del mundo, si no el mayor. Esta es una de las principales razones por las que los expertos esperan que la inflación vuelva a repuntar en los próximos meses después de la moderación que ha experimentado en el inicio del año.
¿Cuál va a ser el resultado de estas dos tendencias opuestas? Pues no está claro, pero el mercado considera que, como mínimo, el petróleo no va a bajar mucho más desde los niveles actuales. Lo cual permite justificar las valoraciones de las petroleras en Bolsa y no justifica una caída importante de su cotización (más allá de inevitables correcciones puntuales).
Transición verde
Además, hay que tener en cuenta otro elemento: las petroleras están en pleno proceso de convertirse en empresas verdes con una fuerte apuesta para las energías renovables, dentro de la actual moda ESG (aunque esté en retroceso porque se ha convertido en una mera herramienta de marketing, el llamado «ecopostureo»).
Pero esta apuesta se hace sin renunciar al negocio negro, el del petróleo y el gas, por lo cual tienen lo mejor de los dos mundos: por un lado, las ayudas y subvenciones que dan la mayoría de los Estados para potenciar las energías limpias y, por otro, la extracción de combustibles fósiles que todavía van a seguir siendo necesarios durante muchos años. Y eso también lo descuentan los máximos en Bolsa.