Fenómeno en aumento

El perfil de vivienda que está en el objetivo de los okupas: casoplones con piscina o en la costa

El perfil de vivienda que está en el objetivo de los okupas: casoplones con piscina o en la costa

La ocupación de viviendas se está convirtiendo en un delito cada vez más habitual en nuestro país, potenciado durante las semanas de confinamiento. Los okupas acceden a una vivienda, cambian las cerraduras y  -si la Policía no consigue desalojarlos en un plazo máximo de 48 horas- se convierten en los «dueños» del inmueble. Por lo general, el perfil de las viviendas ocupadas es el de segundas residencias ubicadas en las zonas costeras de difícil acceso y poco transitadas.

A los delincuentes también les gusta el lujo. Ocupan urbanizaciones de alto standing que cuentan con grandes chalets, extensas parcelas y piscina. Se cuelan a sabiendas de que los inmuebles no están ni habitados ni vigilados, y lo hacen «sin miedo a las consecuencias y casi con total impunidad. Muchos de los okupas están asesorados por mafias que buscan la vivienda e incluso les facilitan el acceso a ella”, explica a OKDIARIO Lola Ripollés, profesora de EAE Business School.

Un ejemplo reciente del gusto por el lujo de los okupas es lo que ha ocurrido a principios de mes en Alberic, Valencia, donde varias familias se instalaron en nueve fincas de la misma urbanización, todas ellas con piscina. O lo ocurrido el pasado mes de junio en Gines, Sevilla, donde finalmente la presión vecinal y la intervención de Endesa -cortando la luz del inmueble- consiguió desalojar al okupa que vivía a sus anchas en una gran casa con piscina, mientras el dueño pasaba el confinamiento en una pequeña vivienda de alquiler junto a su mujer y un recién nacido. Y así, una larga lista de casos que se repiten en muchos puntos del país y que, por lo general, derivan en un largo proceso legal hasta que el propietario consigue recuperar su vivienda. 

Los okupas también se cuelan en las viviendas que pertenecen a entidades financieras o fondos inmobiliarios y en los apartamentos que se destinan a uso turístico y se anuncian en páginas web, según explica a este periódico la aseguradora Das.

La firma también confirma que la ocupación de la vivienda se ha colocado como una de las principales preocupaciones de los usuarios durante la pandemia. Los clientes les explican que quieren esperar unos meses para sacar sus viviendas al mercado, pero quieren saber qué probabilidades existen de que la ocupen y cuánto tiempo y cuánto les costaría recuperar su propiedad.

Además de la ocupación, también ha crecido la preocupación de los propietarios por los impagos. «Hay un incremento en el número de impagos que nos han reportado. Además, los propietarios tardan menos en informarnos de los impagos -anteriormente esperaban a que pasaran unos dos o tres meses del impago, ahora nos informan desde el primer momento del impago. Esto es debido a una mayor incertidumbre. Una parte de estos inquilinos finalmente acaban pagando», explican desde la aseguradora.

Recomendaciones para evitar la ocupación

Aunque nadie está a salvo de los okupas, los expertos recomiendan a los propietarios que sigan una serie de pautas para protegerse frente a los delincuentes. Aconsejan visitar frecuentemente la propiedad, incluir medidas de seguridad en las comunidades de propietarios, reforzar las puertas o ventanas o instalar alarmas, entre otras medidas.

En España, el número de ocupaciones ilegales confirmadas por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado en 2018 llegó a 12.214, lo que supone un incremento del 58% respecto a 2013.

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