La patronal del juego denuncia que el Gobierno pone en riesgo 50.000 empleos directos en el sector
Y hasta 170.000 más trabajos incluyendo todos los empleos indirectos
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La previsible mejora en la recaudación de más de 10.000 millones de euros de Hacienda de la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado (Selae) no fue suficiente para frenar la campaña contra el juego privado del ministro de Consumo, Alberto Garzón. El director general de Cejuego, Alejandro Landaluce, explica a OKDIARIO cómo el Gobierno negoció con su sector el borrador de una nueva normativa al inicio de la presente legislatura, para finalmente dejarlo orillado y permitir la publicidad sin restricción horaria del juego público (lotería, euromillones, bonoloto, primitiva, ONCE, el gordo), a pesar de ser el que más consumidores tiene.
«Conocemos el sector y sabemos cómo funciona», explica el ingeniero industrial preguntado por el récord histórico en beneficios granjeado por la Selae en 2022, para subrayar que el juego público y el privado «son dos mercados que no se comportan igual». En este sentido, mientras durante la pandemia del 2020 el juego público sufrió una leve caída, el privado cayó en casi un 50%. Una consecuencia que generó una gran repercusión el empleo creado por el sector de los juegos de azar en el territorio de la Nación.
El doble de empleos
Frente a los 37.000 empleos creados por el juego público, el privado (casinos, páginas de juego online, etc) construye casi 50.000 empleos directos al año que, sumados los indirectos (por ejemplo, de la hostelería), pueden llegar a los 170.000 más. «Si no hubiera un casino, no habría un camarero en un casino», apuntala Landaluce.
Una circunstancia que no fue tenida en cuenta por la cartera de Consumo del actual Ejecutivo. Como informa el directivo a este digital, la patronal llegó a un borrador de decreto que no era bueno para ninguna parte -al imponer condiciones y horarios, una regulación para la publicidad- pero, al mismo, tiempo necesario. Tras hacerse público ese borrador, «le cayo tanta caña (a Garzón) por su propia gente, que se cayó» y, tras la pandemia, se tomó un camino diametralmente opuesto al pactado: el Gobierno prohibió la publicidad de 1 a 5 de la mañana del juego privado y se permitió la del juego público en cualquier franja horaria. Una normativa recurrida por el sector privado ante el Tribunal Constitucional y que, con casi toda probabilidad, terminará por dilucidarse ante los tribunales europeos.
Los productos más consumidos
La demonización del sector privado no dilapida la realidad que de verdad se esconde detrás de la ludopatía en España. Siguiendo la Encuesta sobre Trastornos Comportamentales de 2022, el 94,2% de la población de entre 15 y 64 años ha jugado de forma presencial en loterías, primitiva y bonoloto. De hecho, sólo los Rascas de la ONCE se colocan en segundo lugar, con algo más del 30% de prevalencia entre la población. Frente a dichos porcentajes tan elevados, el resto de juegos -en su totalidad privados- apenas llegan al 20,9% (como en las quinielas de fútbol, aunque baja al 3,4% en el caso de las mujeres), y por debajo del 1% en el resto: slots, máquinas de azar, tragaperras; bingo, juegos de cartas con dinero, juegos en casino, en salas de juego, apuestas en la carreras de caballos, videojuegos, bolsa de valores o concursos en televisión, radio o prensa.
De los anteriores, según el último Programa de Encuestas sobre Alcohol y Otras Drogas en España (EDADES) del Ministerio de Sanidad, la población que presenta un posible comportamiento problemático con el juego, de nuevo lo hace con los productos de la ONCE y Selae. Según Cejuego, se trata de «productos de titularidad pública, con escasos controles para su venta, grandes campañas de publicidad orientadas a los jóvenes y que ofrecen premios mayores a los que ofrece el juego privado tradicional». Por ejemplo, una máquina B puede ofrecer un premio máximo de 500 euros frente al millón de euros ofrecido por un rasca de la Once.
Landaluce subraya que de las 600.000 personas que según el DSM (por sus siglas en inglés, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) estarían enganchadas al juego en España, sólo 7.500 se encuentran hospitalizadas. Por tanto, si el problema de la ludopatía fuese de la gravedad revestida por las campañas del Estado, ya se hubiera regulado el juego público, la cara del sector con un mayor número de consumidores desde que se comenzó con su regulación en España.