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Palo del SEPE a estas personas: el motivo por el que vas a perder 100 euros todos los meses

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Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

En los últimos meses, han surgido importantes cambios en las ayudas por desempleo que están afectando a una buena parte de la población. Aunque el objetivo de estas modificaciones (incorporadas en una reforma impulsada en 2024) era mejorar el apoyo económico durante el primer año sin trabajo, lo cierto es que quienes se encuentran en esta situación podrían enfrentarse a una notable bajada en la cuantía de la prestación a partir del segundo año. Esto es algo que preocupa especialmente si se depende de esta fuente de ingresos para cubrir los gastos diarios y mantener cierta estabilidad económica.

La nueva normativa establecen un calendario escalonado en los pagos: una cantidad inicial más alta durante seis meses, una reducción intermedia en el siguiente medio año y una disminución aún más considerable una vez superado el primer año sin empleo. Aunque, en principio, esto puede parecer una cuestión técnica, tiene un efecto real en los bolsillos de quienes agotan la prestación contributiva y continúan recibiendo el subsidio.

El origen de la reforma del SEPE y su propósito

A finales de 2024 se aprobó una reforma clave que modificó el sistema de ayudas para personas desempleadas que han agotado la prestación contributiva o que no llegaron a cotizar lo suficiente. El principal objetivo de esta medida fue incrementar la cuantía inicial del subsidio para proporcionar un alivio económico durante los primeros meses sin trabajo. De esta forma, se facilita la transición hacia una nueva oportunidad laboral al contar con más recursos en una etapa crítica.

Este aumento inicial, sin embargo, no es permanente. La reforma introduce una reducción gradual en la cuantía del subsidio con el paso del tiempo. A través de este diseño escalonado, se pretende fomentar la búsqueda activa de empleo premiando a quienes se reincorporan pronto al mercado laboral y penalizando, en cierta manera, la permanencia prolongada en situación de desempleo.

El nuevo sistema establece tres fases para determinar la cuantía de la ayuda:

  • Primeros seis meses: se reciben 570 € mensuales, lo que representa un aumento significativo respecto al esquema anterior.
  • Meses 7 a 12: el subsidio se reduce a 540 €, manteniendo todavía una mejora frente a los antiguos 480 €.
  • A partir del mes 13: la cantidad se estabiliza en 480 €, es decir, una caída del 15 % respecto al importe inicial.

Aunque la diferencia mensual pueda parecer moderada (90 €), acumulada en un año supone una pérdida de hasta 1.080 €.

El razonamiento oficial detrás de esta estructura es doble. Por un lado, se busca evitar que el subsidio se perciba como un ingreso indefinido y, por tanto, mantener su naturaleza transitoria y orientada a la reinserción laboral. Por otro lado, se trata también de un mecanismo para aliviar las cuentas públicas, ajustando el gasto según la duración del desempleo.

Así, quienes llevan más tiempo sin empleo siguen teniendo un respaldo económico, pero en una cuantía menor. El mensaje implícito es claro: la ayuda es generosa al principio, pero no está pensada para sostener situaciones de desempleo indefinido.

Comparativa con la situación anterior

Antes de la reforma, la cifra estándar del subsidio era de 480 € para todos los casos en los que no se alcanzaba la cotización mínima o se agotaba la prestación contributiva. En ese sentido, el nuevo sistema representa una mejora para los primeros meses, sin que se perjudique a quienes permanezcan más de un año en paro, ya que se retorna al mismo nivel que antes.

Esto implica que a corto plazo, la reforma es positiva, pero para los parados de larga duración representa un reto, ya que pierden poder adquisitivo conforme pasa el tiempo sin encontrar empleo.

Excepción: personas mayores de 52 años

Este colectivo, con mayores dificultades para reinsertarse en el mercado laboral, mantiene el subsidio sin reducción, gracias a su vinculación con programas específicos que también contemplan cotización para la jubilación. Esto garantiza cierta estabilidad económica a largo plazo, protegiendo a un grupo especialmente vulnerable que, de otro modo, vería aún más comprometido su futuro financiero.

Ventajas y desventajas del nuevo sistema

Una de las principales ventajas de la reforma es el aumento de la ayuda durante los primeros meses, un respiro económico que permite a las personas desempleadas adaptarse mejor a su nueva situación. Este incremento inicial puede ayudar a cubrir gastos urgentes y a planificar con más calma la búsqueda de empleo. Además, se destaca la protección específica para mayores de 52 años, quienes, por sus dificultades para reincorporarse al mercado laboral, mantienen la cuantía del subsidio sin sufrir reducciones con el paso del tiempo.

En contrapartida, la reforma presenta algunas desventajas importantes. La más notable es la reducción significativa de la ayuda a partir del segundo semestre, que se acentúa tras cumplir un año sin empleo. Esta bajada progresiva puede generar incertidumbre económica en quienes tienen más dificultades para encontrar trabajo. También plantea retos importantes para los parados de larga duración, que verán cómo su poder adquisitivo disminuye justo cuando más estabilidad podrían necesitar.

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