Es oficial: así debes registrar gallinas para autoconsumo de huevos para evitar la multa de 3.000 euros
Si deseas criar gallinas para autoabastecerte de huevos, debes tenerlas registradas de la manera correcta
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Aunque en la actualidad, parece que el precio de los huevos se ha convertido en el tema de consumo del que todo el mundo habla, especialmente en Estados Unidos, donde la docena puede llegar a alcanzar los 20 dólares, lo cierto es que ya hace años que muchas personas han decidido dar un paso hacia una vida más autosuficiente. De este modo, puede que tengan su propio huerto urbano, o incluso que críen gallinas. Sin embargo, en este último caso, si vives en España y deseas criar tus propias gallinas debes saber que es necesario tenerlas bien registradas ya que de no hacerlo, podrías acabar con una multa de más de 3.000 euros.
De este modo, una práctica, aparentemente sencilla y tradicional, requiere un trámite obligatorio si se quiere evitar una sanción. Puede que tengas ganas de tener tus propias gallinas, pero lo cierto es que para evitar problemas, es importante que conozcas el Real Decreto 637/2021 que menciona a quienes tienen gallinas únicamente para el autoconsumo. La finalidad no es otra que controlar la sanidad animal y garantizar la trazabilidad en todo el territorio nacional, aunque las aves no se destinen a la venta ni los productos se comercialicen. De este modo, os vamos a explicar cómo tienes que registrar a tus gallinas para el autoconsumo de huevos y que no acabes teniendo que pagar una multa.
Así debes registrar gallinas para autoconsumo de huevos
La normativa que regula el registro de gallinas para el autoconsumo de huevos, es el Real Decreto 637/2021, aprobado en julio de ese año pero con algunos puntos que no entraron en vigor hasta el 1 de enero de 2024. Según este texto legal, todas las personas que posean gallinas, aunque sea en un contexto no comercial, deben inscribirse en el Registro General de Explotaciones Ganaderas (REGA). Esto incluye tanto a quienes consumen los huevos como a quienes crían pollos para su carne.
La clave está en que, desde el punto de vista sanitario y administrativo, cualquier conjunto de animales criados por humanos se considera una explotación ganadera. Aunque no se venda ni un solo huevo, se deben cumplir ciertos requisitos mínimos, sobre todo cuando el número de gallinas supera unas cantidades específicas. Si no se realiza el trámite, las autoridades pueden imponer sanciones económicas que en algunos casos llegan a los 3.000 euros, al considerarse una infracción en materia de sanidad animal.
¿Qué se considera una explotación para autoconsumo?
El reglamento establece que una explotación de autoconsumo es aquella que no supera las 0,15 Unidades de Ganado Mayor (UGM), lo que equivale aproximadamente a 30 gallinas ponedoras o 50 pollos de engorde. Es decir, no se exige el registro a quien tenga una gallina suelta en el jardín de casa, pero sí a quienes sobrepasen esos límites, aunque sea por poco. Además, en ningún caso pueden comercializarse ni los animales ni los productos obtenidos de ellos (como huevos o carne).
La buena noticia es que, para estos casos de autoconsumo, no se exige cumplir con otros requisitos adicionales, ni instalaciones específicas ni controles complejos. El objetivo del registro es meramente informativo: se busca que las autoridades competentes en sanidad animal tengan constancia de la existencia y ubicación de estas pequeñas explotaciones. Esto es clave en caso de brotes de enfermedades avícolas, como la gripe aviar, para poder actuar rápidamente.
Cómo registrar tus gallinas en tu comunidad autónoma
Aunque cada comunidad puede tener pequeñas variaciones, el proceso general para registrar un gallinero de autoconsumo es bastante parecido en toda España. Vamos a poner de ejemplo en el caso de hacerlo en Aragón, detallado por la Oficina Comarcal Agroambiental (OCA) de Ayerbe y recogido por el Heraldo de Aragón, y de este modo podremos entender fácilmente todo el procedimiento que debemos seguir:
El primer paso consiste en solicitar autorización al ayuntamiento correspondiente. Muchos municipios ya tienen experiencia en este tipo de trámites y ofrecen orientación básica. Una vez obtenida la autorización municipal, el siguiente paso es acudir a la Oficina Comarcal Agroambiental (o su equivalente en cada autonomía) para presentar la solicitud de registro en el REGA.
Después de esta solicitud, se programará una visita de inspección por parte de un veterinario oficial, que acudirá al terreno o al corral para comprobar las condiciones sanitarias y el bienestar de los animales. Si todo está en orden, se otorga un código de explotación, que es el documento clave que acredita que esa instalación cumple con los requisitos legales.
¿Qué es el código REGA y por qué es importante?
Una vez registrado, el gallinero recibe un código REGA, que actúa como una especie de DNI para esa explotación avícola. Este código será obligatorio incluso en el caso de transporte de huevos o animales, aunque no se destinen a la venta, y debe figurar en los precintos de los recipientes utilizados para su traslado. Esta identificación puede ser física o electrónica.
La estructura del código REGA es la siguiente: empieza con ES para identificar a España, seguido de dos cifras que indican la provincia, tres dígitos del municipio y siete más que señalan de forma única la explotación dentro de ese municipio. Gracias a esta codificación, se puede localizar rápidamente cualquier foco de riesgo o incidencia sanitaria.
¿Qué pasa si ya tenías gallinas antes de 2024?
Uno de los puntos más importantes de la normativa es que las explotaciones ya existentes antes del 1 de enero de 2024 debían adaptarse a esta obligación antes de esa fecha. Si alguien tenía gallinas en su casa o terreno con anterioridad, el plazo para regularizar la situación ya ha terminado. Eso significa que actualmente todos los gallineros de autoconsumo deben estar registrados sin excepción.
Si aún no se ha hecho este registro, lo más recomendable es acudir cuanto antes a la oficina comarcal o autonómica correspondiente para iniciar el proceso y evitar sanciones. Las administraciones no están persiguiendo a quienes tienen gallinas en casa, pero sí actuarán en caso de incumplimiento detectado, sobre todo si se trata de situaciones reincidentes o con posibles implicaciones sanitarias.