La independencia hundiría un 10% la economía catalana

Manifestacion catalana
Grupo de manifestantes reclamando la independencia.

Una Cataluña separada del resto de España tendría serios problemas para sobrevivir económicamente incluso si lograra mantenerse dentro de la eurozona con la oposición de las autoridades comunitarias. El coste del denominado «efecto frontera» -que se produciría al insertar un Estado nuevo en medio de la Unión Europea (UE) mediante la secesión- hundiría el comercio con España un 85%, caída que no podría ser compensada con el aumento de las exportaciones a otros países.

Esta es la principal conclusión de un estudio desarrollado por el profesor de Economía de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido) José Vicente Rodríguez Mora. El informe -publicado por UPYD- considera que la economía catalana se desplomaría al menos un 10% debido a la reducción de la productividad, los salarios y la renta.

El descenso no podría ser compensado con el supuesto «déficit fiscal» que la Generalidad de Cataluña reclama cada año al Gobierno. Todo ello considerando que el nuevo Estado siguiera dentro de la UE y que la secesión fuese amistosa y sin boicots por parte de España.

La ruptura del mercado que se produciría si el independentismo logra su objetivo también dañaría a la economía del conjunto de España. El economista español cifra en un 3,3% el descenso del Producto Interior Bruto (PIB) español si triunfan las tesis secesionistas.

El desplome podría elevarse al 20%

La mayoría de los analistas y bancos de inversión coinciden con este enfoque, al señalar la independencia tendría dramáticas consecuencia que, por un tiempo indefinido, podrían condenar a Cataluña a un aislamiento económico y un empobrecimiento sin precedentes. Algunas entidades son aún más pesimistas que Rodríguez Mora, como Credit Suisse, que eleva al 20% la caída del PIB catalán incluso sin tomar en cuenta los riesgos de huida de capital tras la salida de la eurozona.

Y es que la pérdida de la divisa comunitaria tendría efectos demoledores. En primer lugar la banca catalana perdería el respaldo del Banco Central Europeo (BCE), se generaría una salida de capitales del nuevo Estado y se produciría una crisis de deuda que derivaría en un terremoto financiero. Las empresas podrían deslocalizarse para evitar el coste arancelarío derivado de la nueva situación hasta que Cataluña lograra volver a la UE, con los costes correspondientes.

Para regresar a la eurozona, Cataluña debería superar el examen de convergencia para (con criterios como déficit, deuda, inflación y tipo de cambio de su moneda) y negociar su pertenencia y aportación a los instrumentos financieros creado por la zona euro, como el FROB europeo o el fondo de rescate.

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