Crisis empresarial

Grifols: un año después de la debacle, persiste el peligro por su deuda y sus problemas de gobernanza

Grifols
Sede de Grifols.
Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

Este jueves se cumple un año del primer informe de Gotham City sobre Grifols en el que aseguraba que la compañía catalana de hemoderivados valía cero. Este informe provocó un desplome del 26% del valor ese día. Y, aunque posteriormente ha intentado recuperarse -en especial cuando existía la posibilidad de una OPA de Brookfield-, su cotización sigue un 33,82% por debajo de donde se situaba el 8 de enero de 2024.

Esta situación se debe, aparte del fracaso de la citada OPA del fondo canadiense, a las grandes dudas que todavía tiene el mercado sobre Grifols un año después. Estas dudas se centran en los dos grandes problemas denunciados por Gotham: el exceso de deuda y los problemas de gobernanza.

Este fondo bajista acusaba a la farmacéutica de falsear sus cuentas para presentar un endeudamiento muy inferior al real: «Creemos que Grifols manipula las cifras de deuda y Ebitda (beneficio bruto de explotación) que publica para reducir artificialmente su ratio de apalancamiento (endeudamiento) a 6 veces el Ebitda, cuando creemos que en realidad está entre 10 y 13 veces». Finalmente, la empresa reconoció que era de 8,4 veces a requerimiento de la CNMV.

El mes pasado, Grifols consiguió refinanciar la deuda que tenía un vencimiento más acuciante, pero sin reducir su montante y pagando un interés del 7,125% frente al 1,625% que tenía que afrontar hasta ahora. Es decir, los gastos financieros se van a disparar a cambio de evitar una posible suspensión de pagos. Por ello, los analistas e inversores no descartan que, a pesar de todo, tenga que realizar una ampliación de capital con la consiguiente pérdida para los accionistas. Eso explica en parte que no levante cabeza en Bolsa.

Gotham también denunciaba las opacas relaciones entre Grifols y el holding de la familia fundadora, Scranton, ya que hay filiales cuyos resultados consolidan ambas firmas, pero cuya deuda sólo se imputa la farmacéutica. Un argumento que volvió a utilizar en informes posteriores en los que la acusaba de desviar beneficio de la matriz hacia Scranton.

Gobernanza

Aunque la empresa ha avanzado en gobernanza, con el nombramiento de un consejero delegado ajeno a la familia y con la pérdida de poder ejecutivo de los Grifols, sigue sin revelar estas relaciones y sin deshacerlas, lo cual también escama al mercado.

Dentro de estos problemas de gobierno corporativo, el más sangrante es el de Tomás Dagá, consejero de la compañía y a la vez socio director de su despacho de abogados, Osborne Clarke, con el evidente conflicto de interés que conlleva. De hecho, Grifols supone más de la mitad de la facturación de esta firma, según El Confidencial. Por eso, varios fondos accionistas de la compañía han pedido su destitución.

Para completar el panorama, a finales de noviembre Brookfield retiró su intención de lanzar una OPA de exclusión a 10,5 euros, una cifra que el consejo de Grifols consideró demasiado baja. En realidad, la banca se negó a prestarle más del 60% del valor de las acciones, como informó OKDIARIO. Pero, a efectos del mercado, el mensaje es el mismo: la desconfianza en el futuro de la empresa.

Todo ello explica que la cotización de Grifols no levante cabeza. La empresa ha prometido a los inversores que va a obtener dos años de beneficios récord, pero de momento no ha logrado convencer al mercado. Después de todos estos problemas, tendrá que demostrarlo con los hechos.

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