¿Es la gestión indexada la solución definitiva para nuestras inversiones?

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Bolsa de Madrid.

Podemos decir que depende, bajo ciertas condiciones y con algunas excepciones. Invertir en fondos indexados y ETFs (los famosos Exchange Traded Funds, o fondos cotizados) tienen muchas ventajas: son muy transparentes y muy económicos. Replicar uno de los principales índices del mundo como el S&P 500 es muy sencillo, por eso la comisión de gestión es muy baja.

Estos productos dan una rentabilidad igual al rendimiento del índice que replican, menos la comisión de gestión (baja) y más/menos una pequeña desviación mínima. Parte de la potencia de estos fondos viene de sus reducidas comisiones: el ahorro se transforma directamente en rentabilidad adicional. La historia ha demostrado que, de media y a largo plazo, estos fondos indexados generan mayores rentabilidades que los fondos de gestión activa, y esto es aún más cierto en los grandes mercados de renta variable.

Sin embargo, no podemos ser fundamentalistas en nuestras inversiones. De ahí a que, en determinados mercados de renta fija, necesarios para una correcta diversificación de nuestra cartera, como por ejemplo bonos High Yield Global y bonos de Países Emergentes, son preferibles los fondos de gestión activa, siempre y cuando esta gestión esté pegada a un benchmark, tenga una estrategia de inversión transparente y costes de gestión bajos. Son mercados más complejos, donde no siempre existe un índice de referencia totalmente satisfactorio y donde puede ser peligroso tener las inversiones atadas ciegamente a un índice.

¿Cuál es la diferencia entre la comisión de gestión y el TER (Total Expense Ratio) de un fondo de inversión?

Las diferencias entre los dos conceptos son bastante claras. Por un lado, la comisión de gestión es lo que se lleva la gestora del fondo por su gestión financiera, esto es, invertir nuestro dinero de acuerdo a la política de inversión definida. Se suele calcular como un porcentaje sobre el patrimonio total del fondo y se descuenta diariamente del valor de la participación de forma automática. En España por ley puede ser como máximo del 2,25%. Mientras, el TER (Total Expense Ratio) se podría traducir como ratio de gastos totales del fondo. Esta ratio incluye la comisión de gestión, pero también otros conceptos como la depositaría, la comisión de éxito, comisiones legales, comisiones de auditoría y otros gastos. En este sentido, es bastante atractivo de cara al inversor apostar por fondos de TERs bajos porque todo coste o comisión cobrado, sin que añada valor, está directamente reduciendo la rentabilidad del fondo. Es importante señalar que se trata de comisiones implícitas, esto es, se detraen directamente de la rentabilidad de nuestra inversión. Los fondos de inversión están obligados a estipular sus comisiones principales por ley en su folleto oficial o DFI.

Por todo lo previo, en Finanbest le damos mucha importancia a los costes, y de ahí que invertimos en fondos de clase limpia o institucional que tienen TER muy bajos y no cobran por suscripción, reembolso o éxito. Así, logramos carteras de fondos que tienen, de media una comisión de gestión del 0,27% y un TER medio del 0,33%.

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