Enel e Iberdrola: ver más allá del presente para ser agentes clave en la transición energética
La descarbonización es uno de los grandes retos globales a los que se enfrentan las compañías energéticas. La transición energética, que es uno de los ejes fundamentales de los ODS de las Naciones Unidas, entre otros, ahora está prácticamente en todos los planes estratégicos y corporativos, sin embargo, hubo organizaciones que tuvieron la capacidad de tener una visión largoplacista alrededor de las energías limpias.
Enel e Iberdrola, por ejemplo, llevan años trabajando en su compromiso con el medio ambiente. Por ello, la innovación alrededor de la transformación de la energía ha sido uno de los puntos más importantes de su estrategia a medio y largo plazo, sobre todo teniendo en cuenta en el horizonte un año clave: 2030.
La sostenibilidad se ha instalado de manera permanente en los equipos de trabajo de las empresas, mientras que las compañías dedicadas a la industria del petróleo y los combustibles fósiles han ido perdiendo fuelle entre los inversores y han tenido que optar por reconducir su modelo de negocio ante una demanda de energía cada día más limpia.
En este sentido, y en declaraciones a Reuters, Francesco Starace, CEO de Enel, ha explicado que «la transición energética ha sido parte de mi vida. No hubo un momento clave para nosotros, simplemente nos dijimos que esto es demasiado estúpido para continuar durante mucho tiempo».
Pero es que, además de reconducir la estrategia hacia un mundo más ecológico y respetuoso, ambas empresas también han experimentado un impacto positivo en sus cuentas. Los inversores, cada día más conscientes del camino por el que va el nuevo mundo de la energía, apuestan cada día más por invertir su capital en empresas que, como Enel e Iberdrola, enarbolan la bandera de la sostenibilidad y el cuidado del planeta.
Ambas compañías han contribuido a tener espacios más capacitados para generar energías verdes en mercados clave como, por ejemplo, América Latina y EEUU. Según datos de Wood Mackenzie, conseguirán 215 gigavatios combinados de capacidad para 2030, una potencia suficiente para alimentar a unos 150 millones de hogares europeos.
Un punto de inflexión: la creación de Enel Green Power en 2008
En la misma línea, ha destacado Starace que «esta no es la primera transición energética, a mí me gusta el lado sostenible de las energías renovables y el hecho de que sigas reutilizando la misma energía del sol». Por ello, ha indicado el alto directivo de Enel, el punto de inflexión para su compañía fue la creación de Enel Green Power (EGP) en 2008, justo después de lanzar una adquisición por 39.000 millones de euros de Endesa, un acuerdo que impulsó su acceso a los mercados de rápido crecimiento de América Latina.
Tras ello, a Starace se le encargó la tarea de administrar EGP como una empresa independiente viable que no dependía de los generosos incentivos que ofrecían los gobiernos para poner en marcha sus iniciativas ecológicas. De hecho, ha detallado en las mismas declaraciones, que «las energías renovables eran un juego de pelota completamente diferente: plantas más pequeñas, menos competitivas, más costosas». Razón por la que, según ha matizado, se «necesitaba su propio espacio con la huella y la combinación de tecnología adecuadas para cumplir».