La economía española perderá su fortaleza en 2019 si el próximo año no hay reformas estructurales

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El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, junto con el ministro de Economía, Luis de Guindos. (Foto:EFE)

A pesar de que en las últimas semanas sólo se menciona a la incertidumbre del futuro de Cataluña como la principal amenaza a la que se enfrenta la economía española, la realidad es que hay otro elemento más importante que puede afectar al crecimiento en el corto y medio plazo: la ausencia de reformas estructurales que sigan liberalizando la economía española y que permitan una reducción de la deuda pública, que en la actualidad roza el 100% del Producto Interior Bruto (PIB).

Así lo apunta Funcas en su último informe sobre previsiones macroeconómicas para España, en el que sus analistas advierten de riesgo de que se produzca una notable desaceleración del PIB en los próximos ejercicios, abandonando los repuntes cercanos al 3% de años anteriores. El organismo espera que la economía crezca un 3,1% en 2017 y un 2,6% en 2018. La mitad de la desaceleración esperada para el próximo año se debe al desafío soberanista y la otra mitad a la pérdida de vigor como consecuencia de la ausencia de reformas.

“La principal amenaza a que se enfrenta la economía española es la de una incertidumbre prolongada en Cataluña. Esta situación tendría un impacto de magnitudes impredecibles sobre la economía catalana y afectaría al resto del país. Este escenario, aunque poco probable, no se puede descartar. El otro riesgo es el de una parálisis en las reformas y en el esfuerzo de contención de la deuda pública. En este contexto, sería complicado mantener un crecimiento económico elevado a partir de 2019”, señalan los economistas de Funcas.

Precisamente 2019 es la fecha en la que está previsto que el Banco Central Europeo (BCE) vuelva a retomar las subidas de tipos de interés en la eurozona, un elemento que presionará a las finanzas públicas y, en menor medida, a las de los hogares y las empresas (que en los últimos tiempos han reduciendo notablemente su endeudamiento respecto a las cifras registradas antes del estallido de la crisis). Si el organismo que preside Mario Draghi retrasa esta vuelta a la ortodoxia monetaria (algo que es probable) España tendrá más margen para aprobar las citadas reformas.

Funcas espera que este año se concrete un debilitamiento de la economía catalana que reduciría el crecimiento en esa comunidad “de manera acusada, pero limitada en el tiempo y con escasos efectos sobre el resto» de regiones españolas. Así pues, “el desafío  soberanista restaría la mitad del crecimiento inicialmente previsto entre el 1-O y marzo de 2018 en Cataluña, pasando del 3,1% a cerca del 1,6%”. La inversión, el consumo y el turismo serían los más perjudicados.

A partir del segundo trimestre del próximo año los analistas de la institución esperan que el PIB recupere el ritmo previsto siempre que, “pese al cambio de sede social y fiscal de muchas empresas, los principales centros de actividad permanezcan en Cataluña”.

En este escenario de “normalización progresiva” de la economía española, Funcas pronostica una desaceleración del consumo de los hogares, que pasaría de 2,7% en 2017 a 2,4% en 2018. La tasa de ahorro, que se aproxima al mínimo histórico, detendrá su caída en los próximos trimestres, contribuyendo a la ralentización del consumo privado. No obstante, la deuda de loas familias se mantendrá en valores próximos a un año de renta disponible.

“Los otros componentes de la demanda nacional mantendrán su dinamismo, en especial la inversión en vivienda nueva y de rehabilitación. La inversión en bienes de equipo, por su parte, moderará su expansión como consecuencia de la situación en Cataluña y a pesar de la buena situación financiera de las empresas”, indica Funcas.

En cuanto al sector exterior, los analistas de la institución prevén que su aportación al crecimiento “sea menos positiva”, tanto en 2017 como en 2018. “Las exportaciones de bienes se benefician de la recuperación del comercio internacional. Sin embargo, se anticipa un menor crecimiento del sector turístico como consecuencia de la saturación de ciertos destinos veraniegos y de la situación en Cataluña. Las importaciones, por su parte, crecerán cerca del doble de la demanda total, recuperando la elasticidad observada en anteriores ciclos”, explica el informe.

Por lo que se refiere a la inflación, Funcas “prevé una evolución moderada de los precios pese al encarecimiento del petróleo”. En concreto, apunta que el Índice de Precios al Consumo (IPC) aumentará en torno al 1,5%, dos décimas más que en la anterior previsión. Aunque la inflación subyacente (que excluye los componentes más volátiles como alimentos frescos y precio de la energía) será incluso inferior, lo que refleja la contención de los salarios.

Estas previsiones se han formulado bajo la hipótesis de un precio del barril de Brent estable en torno a sus niveles actuales de 60 dólares. Sin embargo, «una prolongación de la tendencia alcista observada desde fechas recientes ejercería una presión adicional a la baja sobre la demanda nacional», apunta Funcas.

La desaceleración se reflejará también en la creación de empleo. Para el 2018, Funcas espera que el número de ocupados aumente un 2,2%, siete décimas menos que en 2017. Aún así, se espera una nueva importante reducción de la tasa de paro, hasta el 15,1% de la población activa, es decir, el nivel más bajo de la última década.

Y finalmente, en materia de finanzas públicas, el informe apunta que el déficit público cerrará 2017 en el 3,2% del PIB, lo que supone una décima más del comprometido con la Comisión Europea; mientras que en 2018 la brecha fiscal se rebajará al 2,4% del PIB, dos décimas más de lo que espera el Gobierno. En todo caso, lo que es seguro es que el próximo año España saldrá del protocolo de déficit excesivo de las autoridades comunitarias, que exige que el déficit baje significativamente por debajo del umbral del 3% del PIB.

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