El desplome en algunos impuestos de hasta el 50% desmonta los planes de legislatura de Sánchez
«Obras son amores y no buenas razones». Este refrán popular podría definir bien que, pese a las intenciones del Gobierno -planea la implantación de un ingreso mínimo vital y no ha renunciado explícitamente a aprobar los Presupuestos que pactó con Podemos-, si no hay dinero en las arcas públicas la hoja de ruta económica del presidente Pedro Sánchez está abocada al fracaso.
Y las previsiones evidencian que no va a haber demasiado margen de maniobra. Según las estimaciones de CEOE, la recaudación tributaria sufrirá un fuerte desplome por la crisis del coronavirus (que oscilará entre el 8% y el 15%), lo que obligará al Gobierno a hacer encaje de bolillos en el futuro para recuperar unos ingresos que desaparecerán de golpe y porrazo durante este año. En el peor de los escenarios, España podría afrontar este año un desplome en los ingresos de hasta 60.000 millones de euros. En el mejor escenario la caída sería de 31.000 millones.
El fuerte retroceso del dinero que entrará en la caja de las arcas públicas que se produce en el peor momento: cuando hay más gastos planeados para hacer frente a la crisis del coronavirus y su impacto en colectivos como las pequeñas y medianas empresas y los autónomos.
IVA
El mayor impacto a corto plazo se producirá en el IVA, que se reducirá drásticamente como consecuencia de la reducción del consumo de las familias. Según las primeras estimaciones del servicio de estudios de CaixaBank, la caída de consumo durante el mes de marzo puede haber superado el 50%, con lo que la reducción de la recaudación por IVA alcanzaría, al menos, dicha proporción.
La patronal ofrece los siguientes cálculos: «Una estimación prudente, con una rebaja del 50% en los meses de marzo y abril y una recuperación posterior ágil, supondría una reducción de recaudación del 10% (7.000 millones). No obstante, el efecto será seguramente mayor, pues la recuperación del consumo no será inmediata una vez terminen las medidas de confinamiento y suspensión de actividades económicas no esenciales, por lo que, en un escenario más negativo, la reducción podría alcanzar el 20% (14.000 millones)».
Impuestos especiales
Otros impuestos inmediatamente afectados son los Impuestos Especiales, sobre todos los de hidrocarburos y alcohol. Según el servicio de estudios de CEOE, la reducción del consumo de hidrocarburos por las restricciones de movilidad supondrá un descenso superior al 70% en la recaudación para los meses de marzo y abril, a los que habrá que añadir el periodo en que se mantengan las restricciones a la movilidad. En el mejor de los escenarios la caída puede estar en torno al 20% (4.000 millones), mientras que una hipótesis de crecimiento de la actividad menos dinámico a llevaría el descenso hacia niveles del 30%, es decir, más de 6.000 millones.
IRPF
En cuanto a los impuestos directos, el IRPF, se verá afectado por el incremento del desempleo y la pérdida de rentas de empresarios y profesionales (que tributan por dicho impuesto), pero sus efectos se dividirán entre 2020 (por menores retenciones a cuenta) y 2021 (año en que se presenta la liquidación correspondiente a 2020). Aunque es más difícil estimar la caída de la recaudación del Impuesto de la Renta, la patronal estima que puede oscilar entre el 5% y el 10% (lo que supone una pérdida de entre 4.000 y 8.000 millones de euros).
Impuesto sobre Sociedades
En el Impuesto sobre Sociedades, por el que se ingresó 23.000 millones de recaudación en 2019, sucede algo parecido a lo del IRPF. En función de los escenarios CEOE calcula una reducción de entre 1.000 y 2.000 millones. Es decir, que la caída no superará el 10%.
Cotizaciones a la Seguridad Social
Por último, respecto a las cotizaciones a la Seguridad Social, el impacto sí va a ser bastante inmediato por el incremento del desempleo, bajas de trabajadores autónomos y efecto de los ERTEs (para los que se prevé una bajada de cotización).
Un punto de partida son las estimaciones de Fedea y BBVA Research, que prevén que la pérdida de ingresos por la exención de cotización por los ERTE y el cese de actividad de los autónomos podría situarse en torno a los 5.000 millones de euros, aunque es probable que las cifras de ERTE se estén infraestimando, según avisa el organismo que preside Antonio Garamendi.
En este caso, podría darse finalmente una caída en los ingresos de entre el 12,5% y el 25%, lo que equivale a un descenso de entre 15.000 y 30.000 millones de euros.